Fútbol

Real Madrid-Real Sociedad (0-0): Que el resultado no tape el fútbol

El Real Madrid de Ancelotti no puede marcar a la Real en uno de sus mejores partidos en LaLiga. Lo intentó de todas las maneras, pero Remiro, portero rival, evitó el gol de Vinicius

Karim Benzema, con Illarra en el Real Madrid-Real Sociedad de LaLiga en el Santiago Bernabéu
Karim Benzema, con Illarra en el Real Madrid-Real Sociedad de LaLiga en el Santiago BernabéuJesus G. FeriaLa Razon

En uno de sus mejores días, se quedó el Real Madrid sin gol, lo que no había sucedido esta temporada. Ha jugado peor, ha puesto menos interés, pero siempre acababa marcando. Sin embargo, contra la Real, cuando se vio a un Madrid con todas sus virtudes, con ganas y muy juguetón todo el partido, se quedó vacío, sin marcar y viendo cómo la distancia con el Barcelona se abre un poco más, el dia que quizá menos lo merecía. Lo intentó casi todo el equipo de Ancelotti y Vinicius tuvo dos manos a manos contra Remiro, que el portero de la Real Sociedad salvó para dar un punto a su equipo. La Real nunca perdió la cara al choque y en la segunda parte, con Kubo al mando, tuvo diez minutos, cuando el Madrid ya empezaba a perder la esperanza, en los que vio el partido en su mano. Fue entonces cuando Courtois se hizo grande para evitar que la decepción fuese mayor. Porque el empate dejó el Madrid decepción, pero no enfado. Faltó suerte, faltó puntería y nada más. Lo que pasa es que en el fútbol eso lo es todo.

El resultado es una pena para el Madrid, que quería refrendar con resultados las buenas sensaciones que está dejando tras la segunda parte contra el Villarreal. Esa resurreción tras la derrota en la Supercopa se queda algo a medios porque el líder está más lejos y el Madrid constató que lo que antes le costaba nada fue un imposible contra la Real.

Aunque las consecuencias que debería sacar Ancelotti son positivas porque la impresión es que ha encontrado un molde o por lo menos una serie de jugadores que le dan vitalidad al equipo y el resto se ha enchufado con ellos. No dudó esta vez el italiano y puso a Ceballos en el equipo titular, mientras Modric era suplente. Falta por saber qué decidirá cuando vuelva Tchouameni, ya a la vuelta de la esquina. Ahí es cuando el entrenador tiene que decidir si la vitalidad de Ceballos es suficiente como para darle la continuidad en el once. Pero ahora mismo, el futbolista español mueve al equipo y va fenomenal al corte. Con él, con Camavinga en la banda izquierda, que mejora con mucho en ataque a Mendy, el Madrid tiene otra pinta, más decidida, con menos dudas y vital. Y si a esa fiesta se unen los brasileños, lo que sale es lo que salió en la primera mitad y gran parte de la segunda: un dominio continuado de los blancos, jugando a mucha velocidad cerca del área rival y con una sucesión de regates y jugadas que despertaban el entusiasmo de la grada. Rodrygo bailaba por su lado, Vini no paraba por el suyo, Valverde conectaba con todo y a Kroos se le veía cómodo como director de todo. Todo funcionaba, menos el gol. Y es que no hubo manera.

La Real, que llegó al Bernabéu a probar su fiabilidad con los grandes, se presentó con muchas bajas, pero sin miedo. Eso ya es un valor en el Bernabéu. Así no dejó que la velocidad en ataque del rival le desordenase ni que el fútbol del Madrid le hiciese perder el horizonte de la portería rival. Aunque lo cierto es que llegar al descanso con el partido empatado fuese más extraño que lógico. No marco el Madrid cuando combinó para hacerlo y no lo hizo Vinicius cuando el choque llegaba ya al descanso y en un error rival, se plantó solo por primera vez ante Remiro. Nada.

Si algo le faltó al Madrid fue hacer el campo más grande: demasiada gente por el medio. Por la derecha, Nacho no llega al nivel de Carvajal en ataque y por la izquierda, Camavinga tiende a irse al medio, le tira su posición natural. Y eso ayudó a que la Real siguiese con vida.

Imanol empezó a hacer cambios para dar aire a su equipo mientras Ancelotti aguantaba los suyos porque no veía nada que desafinase. Pero la constancia cuando las cosas no salen, no dejarse llevar por el desánimo es complicado. La Real aprovechó que el Madrid veía que no podía para tener diez minutos en los que soñó con marcar y con algo más grande en LaLiga. Ahí apareció Courtois, para evitar daños mayores. Con un empate se puede escribir una crónica hablando del buen juego y la esperanza; una derrota obliga a cambiar el relato.

Insistió el Madrid, sin alterarse, con paciencia y la más clara la volvió a`tener Vinicius, pero otra vez Remiro levantó el brazo para evitar que el balón le pasase por encima. Ancelotti dio paso a Modric y Asensio, aunque la ansiedad podía ya más que el juego y los últimos minutos del partido se jugaron más en el área del Real Madrid.

Hay días que no y no se puede hacer nada.