Real Madrid-Las Palmas (2-0): Los blancos se despejan

Los partidos del Real Madrid después de una derrota se afrontan de manera distinta. Tienen que ser balsámicos o más, como un ibuprofeno, tienen que servir para quitar el dolor y dejarlo definitivamente atrás, como un mal recuerdo que tuvo remedio. Los tres goles contra el Atlético dejaron algunas dudas en el dibujo de Ancelotti y también en algunos futbolistas, por eso el choque contra Las Palmas debía de valer para convertir esa derrota en algo anecdótico, que puede pasar y que no se va a volver a repetir. Por eso la insistencia de Ancelotti, antes del encuentro en defender su sistema del rombo y por eso, también, lo de no tocar nada contra Las Palmas. Aunque no estuviese Bellingham, sí que jugó con el rombo y de manera mucho más clara que el Metropolitano, donde se podía interpretar otra cosa.

Fue Brahim quien hizo del inglés, que necesitaba descanso Lo hizo perfecto. Hasta este partido, Brahim había dejando ver sus virtudes los pocos minutos que había tenido en cada encuentro. Contra Las Palmas gozó de más tiempo y el Bernabéu confirmó lo que había estado intuyendo: que le puede dar muchas cosas y muchas soluciones al ataque. Se mueve con habilidad entre líneas y llega al área rival con firmeza y, sobre todo, puntería.

Fue él quien marcó cuando parecía que nadie iba a marcar. Joselu demostró dos cosas: que la vida es más fácil con un delantero centro de verdad porque da sentido a todo lo que se hace detrás y que le va mejor, pero mucho mejor con la cabeza que con el pie. Tiró y tiró durante la primera parte y siempre se encontró con el portero rival. A veces por impericia de Joselu; otras por la calidad del guardameta. No había manera de abrir la puerta, o más bien el muro en el que se convirtió la portería de Las Palmas hasta el tanto de Brahim. El gol de Joselu llegó ya en la segunda mitad.

De cabeza.

Fue un partido cómodo del Madrid, que ganó por demolición. Hasta 18 veces remató en la primera parte y sólo marcó un gol. Pero el equipo estuvo más suelto y menos frágil que contra el Atlético y que contra otros rivales, que marcaban enseguida en partidos anteriores.

Ancelotti se puede escudar que los cambios en el once titular fueron por descansos y que pensar otra cosa sería maquiavélico. La titularidad de Brahim indica eso, pero no está claro la de los laterales, que tantos problemas han dado. En vez de Lucas y Fran García jugaron Nacho y Mendy. Pero como Alaba se lesionó y puede no llegar al Clásico a finales de octubre, Nacho pasó a central y Lucas salió al campo. Fran García salió en la segunda mitad. Si el francés Mendy aguanta físicamente, su titularidad no parece que se vaya a discutir

En el centro del campo, Ancelotti no contó ni con Kroos ni con Modric. El alemán salió en la segunda parte y el croata no jugó ni un minuto. Fueron Valverde, Tchouameni y Camavinga los titulares y dieron dinamismo y seguridad a la hora de volver. Si es la apuesta final de Ancelotti se verá en los días grandes, pero el equipo se siente más firme, sin duda, con ellos. El primer cambio para esa zona fue para Ceballos, que hizo de Brahim y demostró que está plenamente recuperado. Estuvo bien Ceballos, tan entregado como siempre. O las elecciones del italiano fueron para dar minutos y respiros o eran señales.

El Real Madrid ganó mientras sucedía cosas. La principal, la que se llevó más aplausos que cualquiera, incluso que los goles, fue la salida al campo de Vinicius, en la segunda mitad. El Madrid se ha sentido cojo sin él. Ya está el brasileño listo y lo del partido del Atlético, borrado.