Fútbol
Salvador Illa, presidente de la Generalitat de Cataluña, muy claro sobre el fichaje Joan Garcia por el Barcelona
El club azulgrana va a pagar la cláusula del portero, cuya salida no está gustando nada a los aficionados españolistas
El futuro de Joan García está a punto de dar un giro histórico: su fichaje por el FC Barcelona, hasta 2031, es inminente y marca uno de los movimientos más polémicos del mercado. El joven portero, de apenas 24 años y formado en el Espanyol, está a solo unos trámites de convertirse oficialmente en jugador azulgrana, tras el pago de su cláusula de rescisión de 25 millones de euros. Hasta los políticos han estado opinando de esto. El último, el presidente de la Generalitat de Cataluña, Salvador Illa.
Un fichaje que rompe esquemas
La operación resulta especialmente impactante por el fuerte vínculo emocional de Joan García con el Espanyol, club en el que se formó y del que era considerado un símbolo y pilar deportivo. El traspaso directo entre los dos grandes rivales de la ciudad condal es un hecho infrecuente: hacía más de treinta años que un jugador pasaba directamente del Espanyol al Barcelona. El Espanyol, consciente de la proyección de García y de su importancia en la salvación del equipo esta temporada, se negó a negociar y obligó al Barça a abonar la cláusula íntegra. Para muchos aficionados blanquiazules, la marcha de Joan supone una traición; de hecho, en su localidad natal aparecieron pintadas insultantes hacia el portero, reflejo del malestar social que ha generado el traspaso.
La reacción política de Salvador Illa
El revuelo ha trascendido el ámbito deportivo y ha llegado a la política catalana. Salvador Illa, reconocido seguidor del Espanyol, fue consultado públicamente sobre el caso. Illa expresó su deseo personal de que Joan García continuara en el club perico, pero también mostró comprensión hacia la necesidad de los jugadores de priorizar sus carreras profesionales. "El mundo del deporte de élite es así. Entiendo que los jugadores han de velar por sus intereses profesionales", afirmó, desvelando que "una cosa es lo que me gustaría y otra lo que decida". A su vez, reconocía que "prefiero que vaya a un equipo catalán". En un tono diplomático y empático, el presidente rechazó calificar el traspaso como una traición y abogó por el respeto a la decisión del futbolista.
Un problema para el Barcelona
Para el FC Barcelona, la llegada de Joan García responde a una estrategia de rejuvenecimiento y refuerzo de la portería. El club buscaba un guardameta joven, con talento y proyección, capaz de competir al máximo nivel y asegurar el futuro de la posición durante muchos años. El acuerdo inicial contemplaba un contrato de cinco años, pero finalmente se ha extendido hasta 2031, en parte por razones de amortización financiera y para mejorar las condiciones salariales del jugador en los últimos años del vínculo. El fichaje de García no solo supone una apuesta deportiva, sino que también desencadena una revolución interna en la portería azulgrana. Con la renovación de Szczesny ya confirmada y la inminente salida de Iñaki Peña, la llegada del exespanyolista aumenta la competencia y plantea interrogantes sobre el futuro de Marc-André ter Stegen.
El alemán, hasta ahora indiscutible bajo palos y con contrato hasta 2028, se ha mostrado sorprendido y molesto por la situación. Aunque públicamente ha reiterado su deseo de continuar en el club y no ha recibido ninguna notificación oficial sobre su salida, la directiva le ha transmitido que, si decide quedarse, deberá aceptar un rol secundario, incluso como tercer portero. El club, por su parte, estaría dispuesto a negociar una rescisión amistosa de su contrato, pero Ter Stegen no parece dispuesto a facilitar su marcha y podría exigir el pago íntegro de los 42 millones de euros que le restan de salario.