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Mundial de atletismo

El increíble vídeo de Fraser-Pryce, la leyenda del atletismo que se ha retirado en el Mundial de Tokio, compitiendo contra padres en el colegio de su hijo

La jamaicana de 38 años dice adiós al atletismo con la plata en el relevo 4x100, su medalla número 16 en Mundiales (10 oros)

Jamaica's Shelly-Ann Fraser-Pryce and her teammates celebrate with supporters after taking the silver in the women's 4 X 100 meters relay final at the World Athletics Championships in Tokyo, Sunday, Sept. 21, 2025. (AP Photo/Petr David Josek)
Fraser-Pryce sonríe en su adiós al atletismoASSOCIATED PRESSAgencia AP

Shelly-Ann Fraser-Pryce, a sus 38 años, cumple 39 en diciembre, dijo adiós en el Mundial de Tokio a casi dos décadas de carrera deportiva al más alto nivel, coronados en la capital japonesa con una medalla de plata en el relevo del 4x100 femenino y la satisfacción por el reconocimiento unánime del atletismo internacional.

Ocho medallas olímpicas, tres de ellas de oro, y 16 mundiales (10 oros, 5 platas y 7 bronces) dan brillo a una trayectoria deportiva inconmensurable de la velocista jamaicana, símbolo del poder competitivo pero también de las reivindicaciones sociales, como cuando decidió ser madre en 2017 y regresar después.

De hecho, tras ser madre sufrió las críticas de mucha gente que dudaban que pudiera volver a correr de forma competitiva. Eso, en vez de desanimarla, la dio fuerzas y tuvo que volver a demostrar que podía ser madre y también atleta. Logró dos oros en los Mundiales de Doha (100 metros y 4x100) y en Eugene 2022 otro (100 metros), sin olvidar el también metal dorado del relevo 4x100 en los Juegos Olímpicos de Tokio, precisamente la ciudad en la que corrió su última carrera.

Uno de los vídeos de ella que se hicieron virales fue cuando decidió competir en la carrera de padres del colegio de su hijo. El resultado es espectacular.

Con sus 1,52 metros de estatura y sus pelucas, habitualmente con los colores de Jamaica, Fraser-Pryce es inconfundible. Su historia comenzó en Waterhouse, un barrio de Kingston golpeado por la pobreza y la criminalidad. Creció en un ambiente humilde criada por diferentes familiares, que ayudaban a su madre, que trabajaba como vendedora ambulante. Correr siempre fue lo suyo y desde niña demostró las cualidades que tenía. A los 13 años ya formaba parte del equipo de atletismo de la escuela y a los 16 se proclamó campeona escolar. Fue entonces cuando Jeanne Coke, de una asociación de mujeres, la ayudó financiándola la formación deportiva. Comenzaron a llegar las victorias, los reconocimientos y en 2007, en los Mundiales de Osaka, irrumpió con fuerza en los relevos. A partir de ahí, su despegue fue sin parar coleccionando victorias por todo el planeta y asombrando al mundo con esos 10.60 que hizo en los Juegos Olímpicos de Tokio en los 100 metros. La misma ciudad en la que se despide.