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Dressel, oro y récord del mundo en 100 mariposa

El estadounidense supera al húngaro Milak en un cara a cara apasionante decidido en la última patada. No podrá ganar seis oros, porque EE UU quedó quinto en el relevo mixto

Caeleb Dressel (izquierda) fue el ganador en 100 mariposa, pero levantó la mano de Kristof Milak, el húngaro que le apretó hasta el final
Caeleb Dressel (izquierda) fue el ganador en 100 mariposa, pero levantó la mano de Kristof Milak, el húngaro que le apretó hasta el finalTamas KovacsEFE

Cara a cara, dos nadadores fantásticos que quieren llevar el estilo de mariposa un paso más allá de donde lo dejó Michael Phelps, la leyenda de la piscina. Caeleb Dressel, el estadounidense de los tatuajes, el hombre que buscaba seis oros en Tokio (ya sólo podrán ser cinco), contra Kristof Milak, el fenómeno húngaro de la cara inalterable que ya había obtenido en la capital de Japón un triunfo en los 200 mariposa. Ganó ese día Milak y ni se inmutó, con gesto serio. Pero, curiosamente, en los 100 fue segundo y demostró que ahí detrás hay una sonrisa. La pelea fue memorable y para ganarla Dressel tuvo que ir al límite, hasta donde nunca nadie había llegado, ni siquiera él: 49.45 tardó en hacer las dos piscinas para batir el récord del mundo, que estaba en su poder desde 2019, cuando en el Mundial borró el que había logrado Phelps en 2009. En 49.68 detuvo el reloj el europeo, lo que supone la plusmarca continental. Tan cerca, tan lejos para el húngaro, que poco puede reprocharse: si vas más rápido que nunca y hay un rival que te supera, chapó para ambos. Dressel, cuando tocó la pared y se dio la vuelta para ver las marcas, torció el gesto de felicidad, se fue a por su oponente y le levantó el brazo. Uno de los gestos de estos Juegos de Tokio, como sucedió con los 200 braza, cuando la surafricana Tatjana Schoenmaker también se llevó el oro con plusmarca universal y todas las compañeras-rivales se fueron a abrazarla y felicitarla.

Un triunfo el de Dressel decidido por nada, como sucede muchas veces en natación. Ser un poco más rápido en el viraje, en la salida, en el subacuático... Cualquier detalle puede decantar el ganador. Mireia Belmonte, por ejemplo, ganó el oro en 200 mariposa en los Juegos de Río en un zarpazo final espectacular. Dressel terminó de superar a Milak con una patada que casi parte las aguas en dos. Ese fue el remate. Antes, como siempre, el arranque fulgurante del estadounidense, que es una de las claves de su éxito. En el tramo del salto y el primer subacuático siempre sale primero. Llegó a los 50 metros en 23 segundos exactos, por los 23.65 del húngaro. Era una buena ventaja que mantuvo todavía otros 40 metros, pero en los últimos diez empezó a perder terreno. Mínimamente, claro, pero parecía que Milak le iba a atrapar. Encima, Dressel tenía que terminar por abajo, no por arriba con un último arreón de brazos y riñones. Pero fue la última patada la que le impulsó con el cuerpo sumergido para llegar el primero al final.

De esa manera tan brillante se llevó uno de los duelos de los Juegos en una jornada agotadora para él. Apenas 40 minutos después de ganar, tuvo que volver al agua para las semifinales de los 50 metros libres, que pasó sin apuros. Y casi sin secarse volvió a la carga para el relevo 4x100 mixto, donde Estados Unidos fracasó (Gran Bretaña, China y Australia fueron oro, plata y bronce, respectivamente) con su quinto puesto. Por tanto, Dressel ya no podrá ganar seis medallas de oro en Tokio. Una pequeña decepción en un día grande para él.