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MotoGP
Dall’Igna llega a la meta: Ducati, a punto de acabar con quince años sin títulos
La marca italiana ha pasado de estar hundida sin Stoner a dominar el Mundial. Su sequía se acaba este domingo con Bagnaia en Valencia
«No me da miedo que todas las Ducati vayan a por mí, porque es el resumen de este año», dice Fabio Quartararo con una sonrisa resignada. Las motos italianas han abusado del resto durante este 2022 y ahora que ya ven de cerca la línea de meta no quieren fallar. Han pasado quince años desde que Casey Stoner les dio en 2007 el único título de MotoGP que tienen en sus vitrinas y es lógica la tensión que se siente dentro de la estructura italiana este fin de semana en Valencia. Es un premio enorme para un trabajo que viene desde muy lejos y desde muy abajo. Es una marca mítica, pero que penó por el desierto después de la marcha de Stoner. Llegó Valentino, que pasó dos cursos para olvidar y se quitó el mono rojo sin una sola victoria. Tocaron fondo en ese momento los de Borgo Panigale, que encontraron la solución dentro de su estructura. Se trataba de Gigi Dall’Igna, el ideólogo de lo que es hoy Ducati en MotoGP. Un ingeniero que ya había tenido éxito en Superbikes y que desde entonces dirige cada movimiento de la división de competición de la marca. Un «druida» que reorganizó el departamento y le marcó un camino claro que antes no tenía.
Dejaron de dar vueltas en torno a una moto muy potente pero que nadie era capaz de domar y se han colocado en la «pole» con una máquina más conducible y en la pole desde el punto de vista técnico. Es el referente de todos los demás, europeos y asiáticos, que no pierden de vista cada movimiento de los ingenieros italianos. Si una Ducati aparece con una pegatina cambiada de sitio, todos se ponen a trabajar para copiarlos, porque saben que va a funcionar. Con Dall’Igna Ducati puso de moda las aletas delanteras que luego fueron prohibidas y después pasaron a formar parte del carenado. Entradas de aire, deflectores... todo para tratar de mejorar de verdad la aerodinámica, algo a lo que antes no se prestaba tanta atención. Lo último han sido las aletas traseras, que inventó Ducati y que ahora casi todos usan. Han llevado el campeonato donde les interesaba técnicamente, pero ellos siempre van un paso por delante.
Aquellas Ducati potentísimas que solo funcionaban en pistas con rectas largas, van bien ahora en todos los circuitos y además son muchas, hasta ocho en pista, otra de las señas de identidad del método Dall’Igna. El líder de ese ejército es Bagnaia, que solo necesita dos puntos para poner a Ducati en lo más alto, donde querían estar y para lo que han invertido mucho dinero, ideas y horas de trabajo en la fábrica. Tener tantas motos competitivas en pista les ha podido perjudicar en algún momento, cuando el fuego amigo restó puntos a Pecco, pero para la final de Valencia lo tienen muy claro. Todas deben ir a quitarle la victoria a Quartararo, lo único que le vale para hacer el milagro, así que las órdenes de equipo son sencillas. A Fabio le preguntaron si podía perder la cabeza y tratar de tirar a Pecco a pesar de ser un chico tranquilo: «Mira Zidane con Materazzi», bromeaba.
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