LaLiga
Puntillazo del Sevilla al Espanyol
Los sevillistas sellan definitivamente su permanencia con una remontada sobre los pericos, condenados por su extrema debilidad defensiva
Los finales de temporada, a veces, deparan resultados extraños. Sólo a veces. Durante media hora, del descanso al minuto 75, parecía que el Espanyol iba a conseguir en el Sánchez-Pizjuán una de esas victorias raras que los equipos agonizantes logran sobre los que se juegan poco. Pero el Sevilla recordó las fatiguitas que ha pasado esta temporada y abusó de la horrorosa defensa de los barceloneses, a los que se les está poniendo carita de desgraciados.
Bryan Gil aprovechó un despeje terrible de Cabrera, planchazo hacia atrás que le pone el balón en los pies, para abrir el marcador pero el Sevilla, atontado por la lesión de Suso, le devolvió la gentileza en la jugada del empate. Alex Telles sigue jugando pese a estar su compañero en el suelo, pierde el balón y Rekik remata a la red, contra su voluntad, el centro de Melamed que se disponía a empujar Joselu. Los dos atacantes del Espanyol conectaron poco después pero el gallego tiró fuera el mano a mano ante Dmitrovic.
Sí acertó Puado al borde del descanso con un tiro parabólico que se coló por la escuadra para mandar al personal al camerino con una ventaja visitante que pudo extenderse en los minutos iniciales del segundo periodo, con Darder gobernando el centro del campo, con un cabezazo de Joselu demasiado centrado. La salida del mediocentro del Espanyol cambió por completo el panorama, aunque también ayudó que Mendilibar sacó a dos de sus puntales, Acuña y En-Nesyri. Sin su faro, suplido por el rústico Vini Souza, los catalanes se acularon en el área, donde mueren los equipos asustados. Y, en efecto, encontraron justo castigo a su cobardía.
El plan de Luis García era resistir con el 1-2 hasta el final pero Sergi Gómez, torpísimo, se comió un recorte de Pape Gueye en el área y lo trabó. Penalti que transformaba Ocampos con su calma habitual. Entonces, el plan de Luis García varió un poco: ahora consistía en resistir hasta el final con 2-2. Creía que lo conseguiría cuando el travesaño repelió un cabezazo acrobático de Ocampos, pero su atrincheramiento ofrecía tantas opciones, que al final cantaron bingo los locales. Acuña propició una segunda jugada tras un centro pasado y devolvió el balón al primer palo, donde Gueye apareció para decantar el resultado. Uno mira de frente a la semifinal europeo y el otro se asoma al pozo.
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