Fútbol

Real Madrid-Villarreal (2-3): Chukwueze toma el Bernabéu

Sensacional partido del delantero del Villarreal, que acabó con la resistencia de Vinicius. El Real Madrid piensa en otras guerras

Encuentro de Liga entre el Real Madrid y el Villarreal en el Santiago Bernabeu. © Jesús G. Feria.
Vinicius en el Real Madrid-Villarreal de LaLigaJesus G. FeriaFotógrafos

Ganó Chukwueze el partido de los regateadores a Vinicius, pero el espectáculo que dieron los dos delanteros en el Bernabéu fue un gustazo, algo que no se ve mucho en el fútbol actual, donde la posición y el orden ha ganado al desequilibrio y el caos que producen los hábiles regateadores. Por eso, por Chukwueze ganó el Villarreal a un Real Madrid que ha abandonado LaLiga porque le parece perder tiempo en una batalla en la que no puede ganara cuando tiene tanto que conquistar en otras competiciones. De ahí los cambios de Ancelotti, de ahí que dibujase un partido a pecho descubierto en el centro del campo y de ahí que los cambios que fue haciendo durante el choque sonasen todos a que estaba pensando en el partido del Chelsea del miércoles.

El Madrid va a competir los encuentros de LaLiga, pero no tiene pinta de que vaya a pelear a muerte esos partidis cuando se compliquen. Y Chukwueze lo fue complicando, gol a gol, superando a Nacho, a Courtois y a quien se pusiese en el camino. Incluso al VAR, que le buscó las cosquillas en su pase en el segundo gol y tampoco logró frenarlo.

En el primer tanto, el nigeriano, dejó un regate en el que Nacho casi se va al córner contrario hacia el que salió el delantero del Villarreal. Es verdad que estaba mal posicionado, pero el amago del rival fue cruel con el buen defensor madridista.

El Villarreal de Quique nunca perdió la cara al partido, pese a que fue el Madrid el que se adelantó gracias a una carrera de Asensio, interior, con espacio para correr, una posición que se nota que le gusta, aunque para la que le falta sacrificio. Con campo por delante, se aprovechan muy bien sus cualidades: una zancada fuerte y llegada. Esa carrera acabó con un remate que Pau Torres metió dentro. El problema es que con Asensio, Ceballos y Tchouameni en el centro, el Madrid miraba muy poco para detrás y el equipo de Quique Setién se fue haciendo con el partido.

Al equipo que dibujó Ancelotti le apetecía un partido de carreras y golpes, desordenado, pero se le fue escapando la pelota. El Villarreal la tenía más, llegaba en más ocasiones, mientras el Madrid era más intermitente y como siempre, dependía de Vinicius. Depende del brasileño para todo.

Porque es que Vinicius puede con casi todos. En los últimos años se ha hecho virar una imagen de los dibujos de fútbol Oliver y Benji en los que Oliver aparece rodeado de contrarios. Cada vez que un futbolista real vive una situación parecida, se compara con esa imagen. Pero a veces sólo es la perspectiva, el foco de la imagen cortado para que no se vea al resto de compañeros, un poco de manipulación.

En el gol de Vinicius al Villarreal, la comparación es cierta. Iba el brasileño hacia la portería de Reina con dos rivales delante y otros dos detrás, con todo perdido para cualquier futbolista que no fuera él. Ahí no había nada que hacer. Pero Vinicius es demasiado joven para creer que no se puede comer el mundo.

Y en cada encuentro que juega se lo come. Siguió para delante, los rivales chocaron, encontró un hueco bajo las piernas y frente a Reina, cruzó la pelota con una facilidad e inteligencia que es para asustarse con el tremendo futuro que tiene el mejor futbolista del Real Madrid en el presente.

Sin embargo, no cerró el partido el equipo blanco, cuando debía hacerlo. Continuó como antes, sin mandar de verdad, dejando que el Villarreal de Trigueros y Parejo llevase la música del choque, esperando que apareciese Chukwueze. Ni siquiera Militao, que dio recambio a Alaba en el descanso consiguió dar estabilidad a una defensa desbordada.

Fue el brasileño el que estaba en línea en la jugada que empezó con el pase a Chukwueze y acabó con el remate de Morales a gol. Los centrocampistas blancos ayudaban muy poco atrás y eso pesaba.

Ancelotti cambió de nombres, pero no de plan. Quiso que Valverde diese más consistencia, pero no le salió. El empate no le valía, pero al Villarreal tampoco. Chukwueze quería más, quería coronarse en la noche del Bernabéu.

Cada pelota que tocaba creaba pavor en el público en el defensa que tuviese enfrente y para festejar su día, el día que tiene que mandar su carrera hacia cotas mucho más altas, puso el tercero en la escuadra. El Madrid lo intentó, pero hay otras guerras en las que le va mucho más la vida.