Tenis

Nadal-Alcaraz: “Pero tú, ¿de quién eres?”

Rafa y Carlitos desatan pasiones en Madrid. Sus entrenamientos en la Caja Mágica tienen más público que muchos partidos

Carlos Alcaraz sonríe durante un entrenamiento en la Caja Mágica
Carlos Alcaraz sonríe durante un entrenamiento en la Caja MágicaAFP7 vía Europa PressAFP7 vía Europa Press

Bruno tiene diez años. Cogió su primera raqueta con cinco y ha llegado a la Caja Mágica, como muchos niños, para ver los entrenamientos de Nadal y Alcaraz, «bueno y también para ver un partido de chicas», dice sin quitar ojo de una de las pistas auxiliares en las que Rafa demuestra que la fisura en las costillas está olvidada. El padre de Bruno se llama Javier: «Soy de Rafa desde la primera vez que ganó en Madrid aquella final en la Casa de Campo –se refiere a los cinco sets ante el croata Ljubicic en 2005–, pero Bruno es más de Alcaraz. Ya veremos qué pasa si llegan a cuartos de final el viernes». «¿Has visto qué golpe, papá?”, suelta Bruno después de una derecha de Nadal desde el fondo de la pista 7. «¿Y cuándo vamos a ver a Alcaraz?», pregunta ansioso el chaval. Es la nueva versión de las dos Españas. Los clásicos son incapaces de traicionar a su Rafa; los más pequeños están descubriendo el tenis con Carlitos. Y en el torneo, olvidada la falta de invitaciones a jugadores españoles, están encantados con ambos.

Alcaraz llegó a Madrid después que Rafa. El zurdo, después de reiniciar los entrenamientos en su Academia y confirmar su presencia en la Caja Mágica a principios de la semana pasada, estaba el jueves por la mañana en Madrid para inaugurar la UAX Rafa Nadal Sports University, una iniciativa conjunta con la Universidad Alfonso X el Sabio que pretende convertirse en «un centro de referencia mundial en salud, deporte y educación». Cumplidos buena parte de sus compromisos fuera de las pistas, incluido el saque de honor en el Bernabéu como preludio del título liguero, el objetivo en la Caja Mágica es disputar el mayor número posible de partidos para llegar rodado a Roma. En el Foro Itálico tratará de seguir sumando horas en pista para alcanzar París en busca de la décimo cuarta Copa de los Mosqueteros. «Nunca lo he dicho así, pero tengo que asumir que quedan tres semanas para París. Para mí todos los torneos son importantes, pero este año, desgraciadamente, me lo tengo que tomar así», dice Rafa.

Carlitos no mira tan lejos o quizá sí. Después de ganar en Barcelona cogió un vuelo a Atenas. En Grecia tenía una exhibición junto al polaco Hurkacz y acompañó a su hermano Jaime de 10 años, los mismos que Bruno, en el Torneo IMG Future Stars. Descansó un par de días y el jueves retomó los entrenamientos en la Academia Equelite en Villena. Ese mismo jueves por la tarde ya estaba en Madrid, sesión leve de entrenamiento y a «El Hormiguero» de Pablo Motos. También estuvo, como buen madridista, en el Bernabéu. Los dos quieren repetir el miércoles en la semifinal de la Champions si el programa del torneo no se lo impide, que no se lo impedirá. Naomi Osaka resume bien el fenómeno fan que han desatado los dos españoles: «Antes los niños querían parecerse a Nadal, ahora también quieren parecerse a Alcaraz». Bruno, el hijo de Javier, es uno de ellos.

No pierde detalle del entrenamiento de Nadal. «Pero papá, ¿quién le pega más fuerte?», pregunta. Javier no responde y recuerda el resumen que hizo su hijo de la última final del Godó: «La vio entera y dijo que Carreño no era muy bueno, pero que Alcaraz sí, que era buenísimo». «Es el mejor», apunta Bruno. Y luego pregunta: «Pero tú, ¿de quién eres?». Las expectativas están a la altura de las que generó Rafa hace 17 años en el Rockódromo. Lo apunta un clásico del circuito y comentarista en varios medios, Álex Corretja. «Está pasando lo que sucedió hace más de quince años con Rafa aquí y en Barcelona. A Alcaraz ahora todo el mundo quiere verle, todo el mundo quiere pararle para que le firme un autógrafo o ahora ya para hacerse una foto o el selfie de turno. Para sus partidos estará todo vendido, es algo que ya hemos vivido con Rafa y que se está repitiendo ahora. Eso no es fácil de asimilar con 18 años, aunque teniendo a su lado a una figura como Juan Carlos Ferrero todo sea más sencillo. Cuando iba caminando por el Club en Barcelona o cuando lo hace por la Caja Mágica no hay más que ver la locura que se desata, la gente echa a correr para verle. Es algo nuevo que no sucedía hace apenas unas semanas. Lo bueno es que le veo muy centrado y que con su equipo es muy capaz de manejar la situación», asegura Corretja.

Igual que la derrota en su estreno en Montecarlo supuso cero dramas, el título en Barcelona se ha asimilado por parte de Alcaraz y de su entorno con una normalidad que contrasta con la locura que desata su presencia. «Carlos lleva jugando muy bien desde el año pasado. Ahora lo que tiene que hacer es saber adaptarse a la nueva situación, a ser favorito allá donde va y a ser el centro de atención. La misión que tenemos nosotros es llevarle con normalidad para que pueda competir al máximo nivel y siga trabajando como hasta ahora», dice su entrenador Juan Carlos Ferrero, su sombra también fuera de las pistas. Las adolescentes que se citan en la Caja Mágica tienen claro cuál es el objetivo a cazar con sus móviles: sólo importa Alcaraz.

Hay quien mira más allá. Como Javier, el padre de Bruno: «No creo que Rafa esté para ganar aquí, aunque con él nunca se sabe. El tiempo que ha estado parado y las condiciones de Madrid no le favorecen. El caso es que llegue lo mejor posible a París». En esa misma dirección apunta Rafa: «De la lesión estoy recuperado, si estoy aquí es porque los médicos han dicho que no había riesgo. Pero en cuanto a tenis y preparación, es otra historia. No ha sido una lesión importante y sabes que es por un tiempo concreto, eso ayuda mentalmente, pero no te permite hacer nada. Me quedan días, he mejorado desde el día que llegué, pero va a ser una semana difícil, hay que aceptar que las cosas van a estar lejos de la perfección y, a partir de ahí, luchar. Me lo intento tomar como si fuera una pretemporada, sin pensar que este torneo me viene muy justillo». Nadal empezó en la Academia con sesiones de trabajo de apenas media hora y el servicio no comenzó a practicarlo hasta que llegó la semana pasada a Madrid.

Mientras, Bruno sigue sin quitar ojo a lo que hace Rafa, aunque él sea más de Alcaraz.