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Tenis

Francia y L'Equipe se rinden a Carlos Alcaraz: el adjetivo que usan lo dice todo

El prestigioso diario francés ha contado la victoria del tenista español contra Sinner en la final de Roland Garros cómo sólo él sabe hacerlo

Carlos Alcaraz ha levantado los mejores elogios de Francia TERESA SUAREZEFE

La final de Roland Garros 2025 quedará grabada en la memoria colectiva del tenis como una de las gestas más impresionantes de la era moderna. Y si hay un adjetivo que resume la actuación de Carlos Alcaraz ante Jannik Sinner ese domingo en la Philippe Chatrier, es el que ha elegido el prestigioso diario francés L’Equipe: titánico. No hay mejor palabra para describir la resistencia, el coraje, la ambición y la grandeza que exhibió el joven murciano en una batalla que rozó lo sobrehumano.

Un duelo de titanes

El enfrentamiento entre Alcaraz y Sinnerera mucho más que una simple final de Grand Slam. Era la consagración de una nueva rivalidad, la confirmación de que el tenis mundial ha encontrado en estos dos jóvenes a los herederos naturales de las leyendas que han dominado la última década. Pero, por encima de todo, fue un combate titánico, un duelo en el que cada punto se luchó como si fuera el último y en el que la épica se apoderó de la pista central de París.

Desde el primer juego, la intensidad fue máxima. Sinner, firme y decidido, se llevó el primer set por 6-4, aprovechando algunos errores de revés de Alcaraz y mostrando su habitual solidez desde el fondo de la pista. El italiano parecía tener el control, y más aún cuando se adjudicó el segundo set en el tie-break. Pero fue entonces cuando emergió la versión más titánica de Carlos Alcaraz.

Alcaraz, sinónimo de coraje

Lo que distingue a los grandes campeones no es solo su talento, sino su capacidad para resistir, para sobreponerse a la adversidad y para elevar su juego en los momentos más críticos. Alcaraz, con dos sets en contra y ante un rival en estado de gracia, se negó a rendirse. Su actitud, su lenguaje corporal, su mirada, todo transmitía una determinación inquebrantable. Era como si cada golpe, cada carrera, cada punto perdido o ganado, reforzara su convicción de que la victoria aún era posible.

En el tercer set, el español comenzó a encontrar su mejor tenis. Sus derechas ganadoras, sus dejadas imposibles y su capacidad para improvisar en los intercambios largos empezaron a minar la confianza de Sinner. Alcaraz se llevó el set por 6-4, pero lo más importante era la sensación de que la marea había cambiado. El público, consciente de estar ante un espectáculo titánico, se volcó con el murciano, coreando su nombre y empujándole en cada punto.

El cuarto set: la prueba definitiva

Si hubo un momento en el que la palabra "titánico" cobró todo su sentido, fue en el cuarto set. Sinner, lejos de venirse abajo, volvió a tomar la iniciativa. Llegó a tener tres bolas de partido, pero Alcaraz, en una demostración de temple y coraje, las salvó una tras otra. Cada punto era una batalla épica, cada intercambio, un pulso de voluntades. El español no solo resistió, sino que igualó el set y lo llevó al tie-break, donde, una vez más, su mentalidad titánica marcó la diferencia.

El tie-break fue un compendio de lo mejor de Alcaraz: agresividad, inteligencia táctica, sangre fría y un físico privilegiado. Se lo adjudicó por 7-6(3), forzando el quinto y definitivo set y desatando la locura en la Chatrier.

Una victoria titánica

El quinto set fue la culminación de una obra de arte deportiva. Ambos jugadores, exhaustos pero decididos, se entregaron a un último asalto que rozó la perfección. Los intercambios se hicieron aún más largos, las piernas pesaban, pero la cabeza y el corazón de Alcaraz seguían frescos. Con el marcador igualado, el murciano firmó un pasante de derecha en carrera que quedará para siempre en los anales del torneo. Ese golpe, esa jugada, fue la síntesis perfecta de su partido: valentía, talento y una fuerza titánica.