Tenis
La televisión muestra la grada del partido entre Alcaraz y Sinner y sorprende a quién se ve
La final de Roland Garros ha sido tan trepidante como se esperaba entre los dos mejores tenistas del mundo y nadie ha querido perdérsela
La Philippe Chatrier, corazón del tenis mundial, se transformó este domingo en un escenario majestuoso para acoger una de las finales de Roland Garros más esperadas de los últimos tiempos. En un ambiente cargado de tensión y glamour, Carlos Alcaraz y Jannik Sinner, las dos máximas figuras del tenis actual, se han enfrentado sobre la tierra batida de Roland Garros con algo más que un título en juego: el liderato simbólico de una generación que ya reina en el circuito.
Desde mucho antes del inicio del partido, la atmósfera en París era de máxima expectación. Las gradas, colmadas hasta el último asiento, reunían a aficionados llegados de todos los rincones del planeta, así como a un buen número de rostros conocidos del mundo del cine, la música, el deporte y la moda. La actriz Natalie Portman captó todas las miradas con un elegante sombrero de ala ancha firmado por Dior, encarnando el espíritu sofisticado que cada año envuelve la final del Grand Slam parisino. En los palcos VIP, compartieron escena figuras como Spike Lee, Tony Parker, George Russell, Dirk Nowitzki, Pharrell Williams o Dustin Hoffman. Una vez más, Roland Garros no solo ofrecía deporte de élite, sino también un espectáculo social de primer nivel.
Un pulso de alto voltaje desde el inicio
En la pista, la lucha comenzó con intensidad máxima. Alcaraz, defensor del título, llegaba con el objetivo de revalidar su corona y reafirmar su supremacía frente a un Sinner que no había cedido un solo set en todo el torneo. El italiano, más fuerte física y mentalmente que nunca, mostraba desde el primer punto una concentración absoluta, sin conceder resquicios.
La primera manga estuvo marcada por el equilibrio. Ambos jugadores se repartían el control de los juegos, alternando ráfagas de agresividad y momentos de pausa táctica. Alcaraz consiguió romper el saque de Sinner, pero el italiano reaccionó de inmediato con un contrabreak. En los juegos finales, Sinner elevó su consistencia y supo aprovechar los errores no forzados del murciano —19 en total en ese set, varios de ellos con la derecha— para cerrar la primera manga por 6-4.
Segundo set: tensión, reacción y temple
La segunda manga arrancó con otro golpe de Sinner, que rompió el saque de Alcaraz y se puso en ventaja. El español, visiblemente frustrado por su bajo porcentaje de primeros servicios y su escasa eficacia al resto, trataba de mantenerse en el partido con garra. Su entrenador, Juan Carlos Ferrero, le pedía desde el box “aguantar el momento”. Y el murciano respondió.
Con el respaldo incondicional del público de la Philippe Chatrier, Alcaraz consiguió nivelar el set con un break en el tramo final (5-5), levantando a los aficionados de sus asientos con algunos de sus característicos golpes ganadores. Sin embargo, en el tie-break, volvió a imponerse la sangre fría del italiano. Sinner fue más sólido y ordenado, aprovechó los errores del rival y se llevó el desempate por 7-4, ampliando su ventaja a dos sets a cero.
Sinner golpea de nuevo en el inicio del tercero
El inicio del tercer set confirmó la tendencia. Sinner, firme desde el fondo de la pista y con una claridad táctica notable, rompió de nuevo el saque de Alcaraz. A esas alturas del partido, el italiano había impuesto su dominio en los puntos cortos (1 a 4 golpes) y se mostraba muy eficaz en la red, con un 73% de éxito en sus subidas.
Mientras tanto, el español luchaba contra sí mismo, sin renunciar a la pelea pero sin encontrar las respuestas necesarias para invertir la dinámica. Su lenguaje corporal, aunque combativo, revelaba el peso del marcador y la frustración de no poder ejecutar su mejor tenis. El público, consciente de la dificultad del momento, no dejó de alentar al murciano, alimentando la esperanza de una remontada épica. Y bien que sucedió. Alcaraz alucinó a todos, al público y a políticos como Rufián.
Roland Garros, epicentro del deporte y la cultura
Más allá del aspecto puramente deportivo, la final de Roland Garros volvió a reafirmar su estatus como uno de los grandes eventos del calendario internacional. Las cámaras se movían con soltura entre los intercambios vertiginosos en la pista y los rostros célebres en las gradas. El tenis, la moda, la cultura y el espectáculo convergen en un mismo sitio en París