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¿Son gratis los 140.000 millones de ayuda europea a España?
España deberá devolver buena parte del “socorro” comunitario con más aportaciones a la caja de la UE, renunciando a futuros fondos o con más impuestos
¿De dónde sale el dinero?
El presupuesto comunitario sale a los mercados a obtener financiación, través de la deuda garantizada de los estados miembros en esta caja común. Cada país aporta según su porcentaje del PIB. Los inversores prestan dinero a la Comisión Europea a un bajo tipo de interés debido a la solidez de las finanzas públicas europeas que ostentan la máxima calificación crediticia, la «triple A». Para esta operación, los estados no deben aportar garantías ni tampoco incrementar sus aportaciones directas pero sí dar su beneplácito para el aumento del techo del margen fiscal: la proporción entre el techo de gasto y los recursos propios. Este porcentaje es del 1,2% y Bruselas propone un aumento temporal del 2%. Esto permite movilizar los 750.000 millones adicionales a través del próximo periodo presupuestario 2021-27.
¿Se devuelve ese dinero?
Sí, hay que devolverlo a los inversores que lo han prestado en créditos a largo plazo entre 8 y 30 años. Los estados deben debatir cómo se produce este desembolso, pero en la propuesta del Ejecutivo comunitario no serán los países que más dinero reciban los más deban devolver ya que se trata de una caja común.
¿Cómo se reintegra?
Bruselas da a los estados tres alternativas: aumentar sus contribuciones directas, reducir el tamaño de las políticas en el próximo marco presupuestario o la creación de impuestos europeos «ad hoc». La Comisión Europea no oculta que esta última opción es su predilecta. Aquí Bruselas también intenta matar dos pájaros de un tiro ya que propone tasas que contribuyan a luchar contra el cambio climático, como los derechos de emisiones de gases con efecto invernadero, una tasa al plásticoo un arancel especial para las importaciones de países que no respeten los compromisos de lucha climática. Hasta ahora, los socios se han resistido a aprobar estos impuestos.
¿En qué pueden emplearse las partidas recibidas?
En las prioridades ya establecidas por la Comisión Europea dentro de próximo presupuesto europeo: la doble transición energética y digital. Los países podrán utilizar las partidas que se les ofrecen para, por ejemplo, promover redes de alta velocidad de internet 5G, la renovación de los edificios para que consuman menos energía o en incremento de las fuentes renovables. Se trata de aprovechar esta crisis para modernizar la economía europea en línea con los retos del siglo XXI. Este dinero se canaliza a través de programas ya establecidos o que han sufrido algunos cambios desde la anterior propuesta. Los estados deberán enviar un proyecto de inversiones a Bruselas con un calendario y estimaciones de gastos y comprometerse a cumplir las reformas que la Comisión Europea propone a cada país dentro del procedimiento habitual del denominado Semestre Europeo.
¿Quién ratifica el plan?
Esta decisión no será tan sólo del ejecutivo comunitario. Los estados miembros deben aprobar estos planes a través de la mayoría cualificada, aunque no se necesita la unanimidad. Cada Estado tendrá un representante a través del denominado proceso de comitología. Los cuatro denominados países frugales -Holanda, Austria, Dinamarca y Suecia- no tienen poder de bloqueo, pero pueden ganar aliados, si un país no cumple con las recomendaciones efectuadas por Bruselas.
¿Cuándo llegará el dinero?
Para conseguir que los Estados den luz verde al aumento del margen fiscal se necesita no sólo la unanimidad de los países y la luz verde de la Eurocámara sino también la ratificación parlamentaria nacional. El grueso de las ayudas llegarán en enero -cuando comienza el nuevo marco presupuestario- aunque Bruselas ha propuesto un programa puente en aras de movilizar 11.500 millones de euros en el mes de septiembre. El objetivo de esto último es poder recapitalizar las empresas europeas que necesiten este auxilio de manera urgente.
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