Reforma de la PAC
La pandemia de coronavirus y los confinamientos han logrado que la opinión pública sea más consciente de la importancia de la cadena alimenticia y de lo que cuesta, en realidad, llevar los productos frescos a la mesa. Sin embargo, los agricultores y ganaderos españoles no lo tienen nada fácil. El sector primario es vital para la supervivencia del ser humano, pero paradójicamente es uno de los menos rentables del planeta. La Unión Europea lo sabe, de ahí que desde 1962, prácticamente en los inicios del proyecto europeo, se creara la llamada Política Agrícola Común (PAC).
Al seguir el rastro de una de las carnes de mejor calidad y denominación de origen de la sierra de Guadarrama, nos encontramos a Alberto Arroyo, quien nos atiende desde los prados de Soto del Real, donde pastan sus vacas, en su mayoría charolesas. «Las ayudas de la Unión Europea no son solo fundamentales, sino imprescindibles», explica de manera rotunda. «En el momento en que se quiten, se acabará un porcentaje muy alto de la ganadería. Tenemos ese miedo, porque cada año se van reduciendo más las ayudas. Estamos completamente con la espada de Damocles», indica Alberto, un ganadero que tiene unas 180 cabezas de ganado extensivo, entre las vacas de vientre y las crías pequeñas.
La PAC es una de las partidas más importantes del presupuesto de la UE, alrededor de un 34% del total. Pero resulta que el coste presupuestario de la PAC con respecto a la renta nacional bruta de la Unión ha disminuido drásticamente: de un 0,54% en 1990 al 0,34% en 2020. Uno de los temas más acuciantes de la agenda europea para el próximo año es precisamente la reforma de la PAC, que fue retocada por última vez en 2013. Sobre la mesa: menos ayudas para las grandes explotaciones, más apoyo para las pequeñas y los jóvenes agricultores.
Según este veterano ganadero «se debería hacer una ampliación (de la inversión) enfocada en tres puntos. Primero, en invertir en que la sociedad vea al ganadero como una persona sensible, aunque sacrifique a sus chotos para alimentar a la población. Segundo, que nos ayuden desde Sanidad, que tengamos un asesoramiento sanitario completo y que no nos cueste mucho dinero. En tercer lugar, favorecer la comercialización: que no tengamos que depender de unas líneas tan estrictas marcadas por las grandes empresas», resume Alberto, quien conoce a cada vaca por su nombre.
Zoido (PP): “No estoy de acuerdo con esta reforma”
El ex ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, eurodiputado del PP en la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural, manifiesta que la PAC debería «adaptarse a las nuevas circunstancias, modernizarse». Sin embargo, Zoido recalca que «se está usando la palabra “reforma” para hablar de recortes financieros y de incrementar las exigencias y las limitaciones para los agricultores y ganaderos». El eurodiputado es tajante: «Con esa reforma yo no estoy de acuerdo». Y es que «no se les puede exigir en momentos de crisis más con menos. Se ha producido un recorte de la PAC –digan lo que digan– se están exigiendo más requisitos y condiciones, con lo cual se incrementan los gastos y con menos dinero es imposible alcanzarlo». La UE ha introducido medidas verdes como el paisajismo, que para los ganaderos es sinónimo de multas por quitar una zarza en la que sus animales se lastimaban.
«Los ganaderos y agricultores han garantizado los alimentos frescos cada día. Si queremos seguir siendo competitivos, tener garantizado el suministro y al mismo tiempo luchar contra el cambio climático, se necesitan más inversiones», reconoce Zoido, sobre todo después de la pandemia y la trascendencia de este sector. «Parte de los fondos de recuperación de los 140 millones de euros que van a venir a España deberían invertirse en agricultura», aunque el ex ministro reconoce que la última palabra «la tiene el Gobierno de Sánchez e Iglesias». De acuerdo con Zoido, «sólo van a destinar un 0,75% de toda esa ayuda a pesar de que este sector suponga el 10% del PIB. Es muy injusto, pero deja de manifiesto que a Sánchez e Iglesias no les importa ni la agricultura ni el sector rural». A esto, el europarlamentario añade «el recorte de la PAC para el periodo 21-27: la viabilidad del campo se complica todavía más».
Cabe recordar que a pesar de ser un sector vital, los ganaderos y agricultores ganan un 40% menos que el resto de trabajadores. De ahí que haya ayudas directas a las rentas, pero también que los jóvenes no se sientan atraídos por este modo de vida. Por ejemplo, para que un año sea «rentable», todas las vacas de Alberto deberían tener un choto. Pero esto no es una ciencia exacta, y los desafíos diarios son enormes.
Aguilera (PSOE): “No se paga adecuadamente a los agricultores y ganaderos”
«La PAC actual hubiera podido continuar, aunque con el Pacto Verde Europeo, hubiera necesitado unos cambios», declara la eurodiputada del PSOE Clara Aguilera, una de las eminencias en la PAC. Aguilera, que fue consejera de Agricultura en Andalucía, aclara que tantas reformas continuadas no le gustan, pero al ser decisiones políticas de la Comisión Europea, hay que tomarlas. «Si bien esto genera una incertidumbre en el campo, porque la gente tiene unas reglas del juego y cambian cada siete años».
En 2018, 825.000 españoles trabajaban en este sector según el INE. En el segundo trimestre de 2020, ya ha descendido a 763.000. «El campo se muere», reconoce Alberto. «Tengo suerte de que a mis hijas no les ha gustado esto, porque si no, me hunden. Yo iré reduciendo animales poco a poco, hasta que finalmente deje de trabajar y simplemente venga a ver a las vacas», augura.
«Las ayudas de la PAC se centran en la renta de manera directa, porque se entiende que debido a las reglas del mercado, no se paga adecuadamente a los agricultores y ganaderos», describe Aguilera. Eso sí, «nunca son suficientes las ayudas, pues el precio que perciben ellos por sus productos generalmente siempre es muy bajo. Esos precios sí que son de hace diez años, y se mantienen». La eurodiputada socialista recuerda que el agricultor es uno de los eslabones más débiles de la cadena alimentaria. «La única manera de combatirlo es que se asocien, que creen cooperativas, para que sean más fuertes», recomienda. Aunque hay preocupación de cara al futuro, y habría que hacer un nuevo modelo más competitivo, con mejores precios y costes de producción.
Miriam, 26 años: “Entiendo el campo como una empresa”
A punto de empezar en esta arriesgada aventura está Miriam, de 26 años, que en enero pedirá una de las ayudas de la UE para los jóvenes agricultores y dedicarse al campo profesionalmente. «Y así seguir ese relevo generacional que tanta falta hace». Para Miriam, la PAC debería fomentar que las riendas del campo las tomasen los profesionales y se diera oportunidad a los jóvenes. A ella, el amor al campo le viene desde pequeña a pesar de haberse criado en Madrid. Estudió ingeniería agrícola para un día dedicarse a ello. «Entiendo el campo como una empresa».
Junto a su hermano Eugenio tienen grandes ideas para llevar a cabo en su finca de El Bonillo, en Albacete. «Alfalfa y triticale, pero también nuevos cultivos como el brócoli, los pistachos, las almendras...». Quieren optimizar los terrenos para tener cosechas a lo largo de todo el año. La ingeniera se queja de que la agricultura en España es «patrimonial» y debería ser una «actividad profesional, ya que es un sector esencial». «Los jóvenes no tienen acceso a la tierra», asevera. Ella por suerte explotará las fincas de sus padres, que en su día fueron de sus abuelos.
Eugenio, 32 años: “No podemos permitir depender de otros países”
“Hay que escuchar al campo”, explica Eugenio a la hora de mostrar qué terrenos son mejores para los cereales, cuáles para las legumbres, y cuáles para los frutos secos. Para Eugenio, de 32 años, las ayudas de la PAC son muy importantes, porque “nos ayudan a reducir la incertidumbre, al final en el campo estás pendiente de la metereología, de las plagas, cualquier enfermedad...”. En su opinión, “nos ayudan a complementar la renta y nos aseguran a tener un medio de vida digno y a que la empresa tenga una viabilidad”.
En la misma línea, Zoido incide en que «el mejor reclamo para que un joven se quiera incorporar es que tenga garantías y seguridad de la viabilidad de su explotación en los próximos años. Así no tendríamos que hablar de una España vacía». Al eurodiputado le preocupa que se hagan muchas declaraciones populistas y de izquierdas sobre el acceso de los jóvenes a la agricultura y ganadería sin garantías. «¿Cómo vamos a convencerlos? Es imposible», se pregunta Zoido.
Eugenio, que también es ingeniero agrónomo, reconoce que en la futura reforma de la PAC se debería potenciar la figura del agricultor genuino. “Quién puede hacer viable la explotación, quién puede hacer viable el campo es quien se dedica a él”. En suma, “el agricultor que realmente se dedique a esto que sea ayudado sin ningún tipo de reparo”.
«España, dependiendo de las anualidades suele ser el segundo o tercer país que más subvenciones de la PAC recibe», dice la eurodiputada socialista. Mientras que Alemania y Francia siempre están en el podio. Por lo que a la hora de negociar, los países bálticos, escandinavos y del norte como Países Bajos son mucho más intransigentes que los del sur. «Lo bueno es que contamos con el apoyo de Alemania, ya que es uno de los países más subvencionados, no sólo los españoles pedimos ayuda», concluye Aguilera.
“A la salida de la Segunda Guerra Mundial, la PAC se creó para defender este sector estratégico”, recuerda Eugenio. “No podemos permitir depender de otros países. Tenemos que ser autosuficientes a nivel Unión Europea y también España”. Y es que España “sigue siendo deficitaria en muchos alimentos y si se hace una nueva gestión empresarial, podríamos llegar a cubrir todas las necesidades”, describe este joven agricultor.