El fracaso en Bruselas retrasa la negociación de la nueva PAC en España

El fracaso cosechado a finales de la semana pasada en Bruselas durante las negociaciones a tres bandas entre el Consejo de Ministros de la UE, el Parlamento y la Comisión Europea, va a provocar un retraso en el proceso negociador interno en España.

En un principio, Luis Planas había anunciado una reunión extraordinaria de la Conferencia Sectorial de Agricultura y Desarrollo Rural para el 11 de junio, justo dos días antes de las primarias socialistas andaluzas, pero tras lo sucedido en Bruselas ese encuentro entre los responsables del Ministerio y de las Comunidades Autónomas se ha pospuesto sin fecha todavía, aunque deberá ser en julio, siempre suponiendo que a lo largo del mes que comienza mañana se logre alcanzar en Bruselas el pacto definitivo sobre la nueva PAC.

Por otro lado, es conveniente destacar que Luis Planas no ha sido capaz de presentar todavía a los representantes de las Comunidades Autónomas una sola propuesta de carácter global sobre esa nueva PAC y sobre el Plan Estratégico nacional, instrumento fundamental de la misma.

La arquitectura verde de la PAC del futuro fue el punto de desencuentro más importante en las reuniones que mantuvieron la semana pasada en Bruselas los representantes de las tres Instituciones comunitarias citadas anteriormente.

Las delegaciones del Consejo de Ministros y de los eurodiputados aproximaron posiciones en algunos puntos, pero no en todos.

Además, por parte de la Comisión Europea acudió, por encima del comisario de Agricultura, el vicepresidente y hombre fuerte de la misma, a la vez que responsable del cumplimiento del Pacto Verde Europeo, el holandés Frans Timmermans.

Este último utilizó a los miembros del Parlamento Europeo como arietes contra el Consejo y fue uno de los principales causantes del fracaso.

En este contexto conviene recordar que Timmermans en Bruselas y Teresa Ribera en España tienen mucho que decir sobre la nueva PAC, ya que el 40 por ciento del dinero con el que contará debe destinarse a fines medioambientales y de lucha contra el cambio climático. Justo mañana se cumplirán tres años desde que la Comisión Europea presentó su propuesta y comenzó la negociación.