Energía

Los españoles, los europeos que más impuestos pagan por la luz

Solo Alemania mantiene un coste eléctrico más alto en la factura final

La luz y el sufrido contribuyente
La luz y el sufrido contribuyenteJesus G. FeriaLa Razón

Hogares y empresas tiemblan con una escalada de la factura que no cesa y que no tiene visos de dar marcha atrás de forma significativa este mes de agosto. Ayer, el precio medio de la electricidad en el mercado mayorista volvió a situarse de nuevo por encima de los 103 euros por megavatio hora (MWh). En concreto, alcanzó los 103,07 euros MWh, su precio medio más elevado desde el 22 de julio y el tercero más alto de la serie histórica, solo por detrás del récord de 106,57 euros/MWh que alcanzó el 21 de julio y muy cerca de los 103,76 euros/MWh que marcó el 11 de enero de 2002.

Según datos del Operador del Mercado Ibérico de la Electricidad (OMIE), el precio fijado osciló, según la franja horaria entre un máximo de 108,41 euros por MWh y un mínimo de 98,55 euros. Y esta situación será hoy aún peor, ya que el precio seguirá «in crescendo» en el mercado mayorista, que alcanzará de media los 106,27 euros por megavatio hora (MWh), el segundo más caro de la historia y asomándose así a nuevos máximos, tras encarecerse más de un 3% con respecto a ayer, alcanzando picos por encima de los 118 euros por MWh.

¿Pero por qué se produce este incremento que el Gobierno es incapaz de contener? Las causas para estos incrementos hay que buscarlas principalmente en los mercados, por los altos precios del gas que usan los ciclos combinados, que rondan los 40 euros MWh, y de los derechos de emisión de CO2, a casi 54 euros la tonelada, cuando a principios de año cotizaban por debajo de los 40 euros. El precio del «pool» –el que marcan productores de electricidad para cada hora– tiene un peso en torno al 24% en la factura de la luz de los consumidores acogidos a la tarifa regulada, más de diez millones. El resto de clientes, 17 millones del mercado libre, no se verán afectados por estas oscilaciones, pero sí por los impuestos, que significan entre tasas y gravámenes el 76% de la factura final.

Es precisamente por estas imposiciones y por la entrada en vigor el pasado 1 de junio el nuevo modelo eléctrico por lo que los precios no han dejado de subir, pese a que el Gobierno ha bajado del 21% al 10% el IVA de la factura y ha suspendido durante tres meses de la tasa de generación eléctrica del 7%. Pero su efecto apenas se ha notado, máxime cuando la electricidad en España, sin sumar los impuestos, tiene un coste por debajo de la media europea, situado según Eurostat en 0,1282 el kilowatio hora –el coste español sería de 0,1260, 22 céntimos menos–.

Sin embargo, aplicadas todas las tasas, gravámenes y peajes, el precio se dispara hasta los 0,23 euros el KWh, solo por debajo de los 0,30 de Alemania y por encima del resto de países de la UE –por ejemplo, en Francia el coste es de 0,19–. Así, pese a la rebaja del Gobierno, los españoles son los europeos que más impuestos pagan por la energía eléctrica tras los alemanes.