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Nubarrones en Chile

El presidente electo chileno, Gabriel Boric, se reúne con la presidenta de la Convención Constituyente, Elisa Loncon
El presidente electo chileno, Gabriel Boric, se reúne con la presidenta de la Convención Constituyente, Elisa LonconELVIS GONZALEZAgencia EFE

La contundente victoria de Boric en Chile ha desatado inquietud no sólo en los mercados (la bolsa se hundió al día siguiente) sino en las empresas, la inversión internacional y en aquellas personas que se jactan de que este país hermano, con todos sus defectos, es hoy la democracia más avanzada de América Latina, donde el progreso social ha ido de la mano del económico, con las cotas de pobreza y desigualdad más bajas del continente. Lo que es posible gracias a políticas liberales impulsadas por presidentes de derechas, pero también porque la izquierda chilena, cuando gobernó, mantuvo ese sistema, dotándolo de más contenido social.

La novedad ahora es que Boric llega de la mano de la izquierda radical comunista, por más que haya intentado desmarcarse de los nefastos regímenes de Venezuela y Nicaragua. Pero el programa económico del nuevo presidente no deja de generar dudas, en la medida en que está lleno de referencias a las nacionalizaciones, el control del Estado y acciones contrarias al libre mercado. Buena parte de sus planteamientos vienen asociados a una mayor presión fiscal, con impuestos a los ricos, al patrimonio, a las empresas, tasas verdes con mayor gravamen a las emisiones de CO2 y a los combustibles fósiles, y rollaltys a la explotación del cobre (motor de la economía del país). Ha anunciado la estatalización de las pensiones privadas así como de la Sanidad, amén la receta clásica de la izquierda de subir el salario mínimo y las cotizaciones empresariales.

Más de 600 firmas españolas operan actualmente en Chile, entre ellas las más importantes de nuestro país. La inquietud entre sus directivos es evidente.