Tecnología

El CES reclama un mayor esfuerzo en inversión en I+D+i

Pese a que España aspira a que el gasto alcance el 2,12% del PIB en 2027, la institución lo considera insuficiente

La pandemia ha hecho más necesaria que nunca la inversión en I+D
La pandemia ha hecho más necesaria que nunca la inversión en I+DDREAMSTIMEDreamstime

La pandemia ha hecho aflorar la insuficiencia del sistema de ciencia e innovación en sectores estratégicos y ha subrayado la pertinencia de desarrollar un sólido modelo de investigación que aumente la resiliencia de la economía y compense los recortes del gasto en I+D de los últimos años, una década perdida en términos de inversión en conocimiento en comparación no solo con las principales economías europeas sino, sobre todo, con los líderes mundiales.

La nueva Estrategia española de ciencia, tecnología e innovación para el periodo comprendido entre 2021 y 2027 tiene como objetivo principal que el gasto en I+D+i de nuestro país alcance el 2,12% del PIB en 2027 (frente al 1,25% actual).  Salud; cultura, creatividad y sociedad inclusiva; seguridad para la sociedad; mundo digital, industria, espacio y defensa; clima, energía y movilidad y alimentación, bioeconomía, recursos naturales y medio ambiente son los capítulos en los que el Gobierno quiere hace mayor hincapié en su estrategia de I+D.

Sin embargo y, aunque el avance parece significativo, podría calificarse de poco ambicioso. El Consejo Económico y Social (CES) advierte de que España continuará estando por debajo de sus principales socios y muy lejos de las economías líderes, con el consiguiente riesgo de divergencia en un entorno en el que crecientemente la innovación determina la capacidad competitiva de las economías.

Y como muestra, un botón. Desde 2010, el gasto en I+D no ha hecho más que descender en España (del 1,36% del PIB al 1,25%), en contraposición con la media de los Veintisiete, que ha pasado en una década del 1,97% al 2,23%. Especialmente relevante es el incremento que se ha producido en países como Alemania, Austria o Bélgica, aunque también Grecia a prácticamente duplicado su inversión en este capítulo.

El ránking mundial de países que más recursos destina a investigación, desarrollo e innovación lo lidera Israel, con el 4,95% del PIB; Corea del Sur, con el 4,81%; Suiza, con el 3,37%; Suecia, con el 3,34% y Japón, con 3,26%.

A tenor de estas estas cifras y si se compara con el resto de naciones, según el Marcador Europeo de Innovación, España es un innovador “moderado” como consecuencia precisamente de los bajos niveles de inversión en I+D, tanto pública como privada, la insuficiente coordinación en innovación entre las distintas Administraciones -dificultada por la fragmentación regulatoria entre comunidades autónomas-, la limitada absorción innovadora por parte de la pequeña empresa o la oferta insuficiente de capacidades relacionadas con la innovación.

El CES insiste o en que cualquier estrategia de I+D+i debe orientar con mayor precisión las inversiones, atendiendo a las necesidades y el potencial de los distintos sectores, además de impulsar la colaboración pública y privada. La innovación tecnológica depende fundamentalmente de la iniciativa económica de las empresas, pero se sustenta en la generación de conocimiento aplicado a la investigación y desarrollo tecnológico. “Promover la interrelación plena entre el conjunto de agentes e instituciones, públicos y privados, que contribuyen directa o indirectamente a la generación, difusión y aplicación del conocimiento, resulta fundamental”, concluyen desde la institución.