Davos

La crisis de suministros por la pandemia y la guerra acabará con el 7,7% del PIB de la eurozona, 920.000 millones perdidos

Un informe de Accenture advierte de que una guerra prolongada podría llevar a una pérdida adicional de hasta 318.000 millones de euros en 2022 y 602.000 millones de euros en 2023

Crisis en la cadena de suministro de microchips
Crisis en la cadena de suministro de microchipsArchivo

Cuando parecía que los problemas de escasez de materias primas y los cuellos de botella en las cadenas de suministro empezaban a normalizarse llegó la guerra de Ucrania y puso contra las cuerdas de nuevo la recuperación económica y la distribución internacional. Son varios los informes que se están presentando en el Foro Económico Mundial en Davos (Suiza) en este sentido. El último, el de la consultora estratégica Accenture, que ha advertido que los problemas en las cadenas de suministro costarán 920.000 millones de euros al PIB de la Eurozona durante lo dos próximos años, a consecuencia de la pandemia y la invasión de Ucrania, que tendrán un impacto “significativo” en las economías europeas.

En su informe ‘De la disrupción a la reinvención: el futuro de la cadena de suministro en Europa’, el informe recoge que la pérdida potencial equivaldrá al 7,7% del PIB de la Eurozona en 2023, lo que serían 602.000 millones de euros, que sumados a la pérdida adicional de hasta 318.000 millones de euros en 2022, el resultado final alcanza la citada cifra de 920.000 millones

Recuerda el estudio que antes de la guerra, la escasez de suministros de materiales, la crisis del sector logístico y las presiones inflacionarias ya ponían en riesgo la recuperación de la actividad económica en Europa que, sin embargo, había iniciado su ascenso gracias a la planificación y las provisiones empresariales y bancarias. Sin embargo, la invasión rusa de Ucrania ha agravado el contexto geopolótico y económico y ha provocado una nueva crisis de suministros, sobre todo en alta tecnología (microchips y semiconductores), un problema que se esperaba resuelto en la segunda mitad de este año y que los analistas ya advierten que se prolongará durante 2023.

Según detalla el informe, hasta el 30% del valor añadido total de la Eurozona depende del funcionamiento de las cadenas de suministro transfronterizas, ya sea como fuente de materias primas o como destino de la producción. Para salir de la actual crisis de suministros, el informe señala que se requiere de una “reinvención de las cadenas de suministro”, que deben ser “más resilientes y ágiles” para responder a la incertidumbre. También apuestan por la sostenibilidad en las organizaciones empresariales. “Un cambio de procesos lineales a procesos circulares de circuito cerrado que minimicen el desperdicio también es clave”, señala el informe.

En uno de sus apartados da especial relevancia a los problemas de suministro energético, que advierte afectarán tanto a las empresas como a los hogares. Accenture destaca que esta crisis energética será un importante desafío a largo plazo, relacionado con la seguridad energética, para las economías europeas, que deben “abordar su gran dependencia del gas y el petróleo”, un reto aún mayor para los países tras el estallido de la guerra. “El conflicto en Ucrania tendrá un impacto significativo, aumentando la cantidad y la duración de las interrupciones en la cadena de suministro”, ha explicado el presidente de Accenture para Portugal e Israel, Domingo Mirón. “La gravedad dependerá de cómo evolucione la guerra, pero se requiere, como mínimo, una reinvención, ya que se está formando un nuevo orden”, según recoge EP.

Coincide con esta opinión el consejero delegado de Accenture en Europa, Jean-Marc Ollagnier, quien ha considerado que aunque este año Europa podría evitar la recesión económica, la guerra y la crisis del Covid-19 tendrán “un impacto significativo”.

En este sentido, la actividad de la zona euro mantiene muestras de su ralentización en mayo, aunque el crecimiento se mantuvo de momento “robusto” a pesar del impacto de la guerra en Ucrania, la escasez de ciertos suministros y el encarecimiento del coste de la vida. El índice PMI de la actividad en la zona euro de S&P Global, que ahora integra a IHS Markit, publicado este martes se situó en mayo en 54,9 puntos, ligeramente por debajo de los 55,8 de abril, pero todavía por encima de los 50 puntos que separan el crecimiento de la contracción. Mayo fue el decimoquinto mes consecutivo de crecimiento económico, impulsado por el dinamismo del sector servicios ante las menores restricciones asociadas a la pandemia, que han favorecido la recuperación del turismo y el ocio.

La producción manufacturera se recuperó ligeramente tras casi paralizarse en abril, aunque “continuó siendo muy modesta”, dada la limitación derivada de la escasez de suministros, que además afectó a los plazos de entrega de los proveedores. Estos plazos se redujeron ligeramente en comparación con los meses anteriores, lo que contribuyó a dinamizar el sector del automóvil, aunque otros sectores industriales comunicaron un menor crecimiento de la producción. Los nuevos pedidos manufactureros se redujeron en mayo por primera vez desde junio de 2020.

La creación de empleo aumentó en ambos sectores, sobre todo en los servicios, que registraron el mayor aumento desde 2007. Por lo que respecta a los precios, experimentaron el segundo mayor incremento de la serie histórica, en línea con el encarecimiento de los costes, que fue el tercero más intenso registrado debido al impacto de la energía. El optimismo de cara al futuro se deterioró ligeramente debido a la guerra en Ucrania, hasta su nivel más bajo en el último año y medio.