Economía

Julio y agosto también cuentan

Todo nos cuesta más caro a los ciudadanos de la zona euro cuando entramos en el área de influencia del dólar de Estados Unidos

Durante los últimos días, oigo y escucho la siguiente reflexión: disfrutemos este verano, porque la vuelta y el otoño van a ser terribles. No negaré esa afirmación, pero me parece un error dar por amortizados los dos meses y un día que van entre San Fermín, hoy, y la virgen de septiembre, el día 8.

Tradicionalmente julio y agosto han sido muy turbulentos desde el punto de vista económico y sobre todo en los mercados financieros y monetarios. Vamos, que puede pasar cualquier cosa en las próximas nueve semanas. Pongo tan solo dos ejemplos: lo sucedido en julio de 2007 con las hipotecas basura en Estados Unidos, que fue el comienzo de todo, y que desembocó en la crisis financiera del verano de 2008. No es que pretenda ser agorero, sino tan solo prudente: insisto, no borremos del calendario julio y agosto.

Y hablando de los mercados monetarios, un reciente viaje a Australia, en el que pude comprobar que la desaparición del dinero físico allí es una realidad, me ha puesto frente a otro hecho consumado: todo nos cuesta más caro a los ciudadanos de la zona euro cuando entramos en el área de influencia del dólar de Estados Unidos, por la depreciación del primero frente al segundo, hasta llegar casi a la paridad. Hacía muchos años que no vivíamos una situación similar y los que salgan fuera estas vacaciones lo notarán en sus bolsillos de forma más que notable. Esa pérdida de valor del euro encarecerá, además de los viajes, nuestras compras en el exterior de petróleo y otras materias primas; por el contrario, favorecerá las exportaciones de la zona euro. Es una variable que hasta ahora teníamos un poco aparcada y que ha vuelto para quedarse.

Y un último apunte, en este caso sobre lo que está pasando en los Países Bajos: los agricultores y ganaderos han bloqueado carreteras y centros logísticos y de suministros, provocando problemas de desabastecimiento. En las últimas horas, la Policía llegó a disparar. El malestar está provocado por la aplicación de la legislación medioambiental, que dejará a muchos en la cuneta. Es una señal más del descontento que se palpa en distintos colectivos, fuera y también dentro de España. Insisto, es un error dar por amortizados julio y agosto.