Energía

Bruselas quiere aislar al gas y bajar los precios de la luz con costes “reales” para las renovables

Alemania y Holanda se muestran reacios a extender los topes de gas con los que se ahorrarían 13.000 millones de euros

La presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, en la última cumbre celebrada en Bruselas
La presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, en la última cumbre celebrada en BruselasGeert Vanden WijngaertAgencia AP

Bruselas ha dado hoy las primeras pistas sobre cómo quiere abordar una reforma estructural del sistema de fijación de precios de la energía. Aunque la propuesta definitiva y detallada llegará a principios de 2023, el Ejecutivo comunitario pretende terminar con el sistema denominado marginalista, por el que la última fuente de energía en entrar dentro de las subastas mayoristas marca el precio general del resto e incrementa el precio final de manera vertiginosa. Esto equipara el precio del gas con el del resto de fuentes mucho más baratas como renovables y nucleares. El objetivo de Bruselas es terminar con este círculo vicioso y las tarifas correspondan con los costes de producción reales.

“Las energías renovables y otros tipos de generadores inframarginales (por ejemplo, la nuclear) serían remunerados mediante contratos por diferencia, independientemente del marginal. El precio de estos contratos se establecería normalmente mediante licitación y será una función directa de los costes reales de producción de las tecnologías correspondientes”, asegura el texto del Ejecutivo comunitario que ha sido debatido por los ministros de Energía de los Veintisiete reunidos en Luxemburgo.

Además, en este documento la Comisión Europea también ha analizado las repercusiones de extender a todo el bloque comunitario la denominada excepción ibérica, la limitación temporal del precio del gas en la generación de electricidad. Bruselas calcula que esto podría suponer un ahorro de 13.000 millones de euros, si bien alerta que la generación de energía más barata podría aumentar el consumo y también supone una desventaja competitiva frente a las exportaciones a países limítrofes fuera del bloque como Reino Unido o Suiza.

Holanda y Alemania son dos de los países dentro del club comunitario más reacios a este tipo de medida. Ante un reunión con pocos avances, los países europeos han pedido al Ejecutivo comunitario una nueva propuesta más detallada en la que explique cómo hace frente a esta posible fuga de electricidad subsidiada por los europeos a través de las exportaciones. La división ha sido tan fuerte que el propio Ejecutivo comunitario ha renunciado a una nueva propuesta en las próximas semanas y posterga cualquier nuevo documento a una nueva reunión extraordinaria dentro de casi un mes, el 24 de noviembre.

El propio documento de la Comisión Europea plantea la posibilidad de establecer dos precios diferentes según la energía se comercialice dentro o fuera de las fronteras europeas, pero también reconoce que esto contraviene ciertos acuerdos internacionales con países terceros como Reino Unido

La posible extensión de la excepción ibérica tampoco benéfica por igual a todos los países europeos y de ahí las reticencias de algunas capitales. Los estados con gran dependencia de centrales de gas como Alemania, Holanda e Italia deberían enfrentarse al grueso de la factura al tener que subsidiar la diferencia entre el precio del gas y el tope mientras que los importadores netos de gas en la generación eléctrica, como Francia, serían los grandes favorecidos. El documento de la Comisión Europea no descarta un esquema para redistribuir los costes de manera equitativa entre los países europeos, pero también asegura que el diseño de esta herramienta será difícil debido a la ausencia de “estadísticas fiables y a desafíos políticos”.