Golpe en Perú

El Bilderberg rojo calla

El cártel izquierdista del Grupo de Puebla evita pronunciarse sobre el autogolpe de su hasta ahora protegido en Perú

Manifestantes en contra del destituido presidente Pedro Castillo en Lima
Manifestantes en contra del destituido presidente Pedro Castillo en LimaAldair MejíaAgencia EFE

Imagínense una coctelera llena con el ex líder cocalero y ex presidente boliviano Evo Morales, Irene Montero y Rodríguez Zapatero o Lula da Silva y Dilma Rousseff, entre otros. Agítenla mucho, pero mucho, con unas gotas de izquierdismo de café y colegios de pago, y una pizca generosa de populismo y tendrán el llamado Grupo de Puebla, un selecto club de influyentes políticos hispanoamericanos, algunos de ellos reconvertidos en magnates –como el clan Kirchner y satélites– conferenciantes globales para la bohemia de estrellas michelín o simplemente en conseguidores capaces de casi todo por una jugosa comisión.

Este cártel de izquierdas, una especie de club Bilderberg a la siniestra, que pretende extender sus tentáculos por toda Iberoamérica, con bastante tino, por otra parte, permanece a estas horas callado ante el autogolpe de su hasta ahora protegido en Perú. Hace apenas un año, al mismo cártel le sobró tiempo para publicar su defensa a ultranza del golpista. «Grupo de Puebla reafirma su compromiso con el gobierno del presidente Pedro Castillo, y hace un llamado de alerta a la comunidad internacional frente a las múltiples e incansables acciones de la derecha y algunos sectores de las Fuerzas Armadas que están creando el ambiente propicio para legitimar un golpe de Estado». Chúpate esa. Resulta que el golpista era su protegido.

«El Grupo confía en que el pueblo peruano defenderá su democracia y las iniciativas de cambio de las fuerzas progresistas, porque saben que el Perú necesita un cambio profundo que podría legitimarse a través de un proceso constituyente como lo ha propuesto el propio presidente Castillo», proseguían.

A la internacional social-comunista de ropa de marca, iPhone a la última y vacaciones en yate le ha pillado a pie cambiado el asunto peruano. Casi tanto como la condena a Cristina Fernández de Kirchner, defendida a capa y espada en el propio Grupo de Puebla por el malparado Baltasar Garzón, tanto como para que a la propia Yolanda Díaz, que calificaba a Castillo como «brizna de esperanza para Perú y América Latina» lamentara con la boca pequeña «la vulneración de las normas democráticas y constitucionales» en Perú. Ni una palabra del autogolpe ni del tal Castillo, la gran esperanza del Bilderberg rojo en Perú.