La IA alza el vuelo en los parques eólicos

«Era un centenar de grullas y el sistema lo detectó. Enseguida saltó la alarma, los aerogeneradores se pararon automáticamente y pudimos ver cómo la bandada cruzó justo a su altura sin correr peligro. Emociona pensar que esas aves, en estos momentos, se encuentran ya en Suecia o Finlandia con sus crías y nosotros hemos contribuido a asegurar su viaje desde aquí». José María de la Peña, ambientólogo y experto en ornitología, describe de forma gráfica el resultado de su colaboración con Minsait (Indra), que ha desarrollado una solución para preservar la vida de las aves migratorias a su paso por los campos eólicos.

Las líneas eléctricas y las aspas de los aerogeneradores ponen en riesgo la vida de la avifauna. Las especies protegidas en España ascienden a un total de 20 y el 35% de ellas son migratorias. «Las aves juegan un papel fundamental en el equilibrio de los ecosistemas y, por tanto, su conservación resulta prioritaria», señala el ambientólogo, que cita también el impacto de estos siniestros en el negocio de las compañías generadoras, como posibles sanciones o paradas estacionales de los campos eólicos durante los periodos de cría de las rapaces.

Existen otros sistemas que detectan las aves en movimiento a través de una videograbación y detienen los aerogeneradores, «pero no estaban dando los resultados esperados y quedaban muy por detrás de lo que estamos consiguiendo con este sistema», asegura De la Peña.

Por eso, esta es «la gran contribución a la transición energética de Minsait, donde estamos ayudando a resolver uno de los grandes retos que tiene hoy en día la energía eólica, como es la protección de la biodiversidad», advierte Carlos Vivas, director de Generación y Renovables en la compañía digital.

Transición inteligente

«El sector energético está en el pelotón de cabeza en la adopción de la inteligencia artificial», sostiene Juan Pérez de Cossio, director de Energía en Minsait. «La gestión de activos, de redes inteligentes… está muy concienciado con la sostenibilidad y se ha fijado objetivos ambiciosos en materia de transición energética», añade, lo que ha disparado la búsqueda de soluciones innovadoras a través de la IA.

En la protección a la avifauna, la compañía de transformación combina tres tecnologías que, explica Vivas, son «especialidades de la casa»: el radar, el video inteligente y los algoritmos, que permiten identificar las especies gracias a la colaboración experta de ornitólogos como José María de la Peña.

Instalado en la zona de subestación, el radar monitoriza las aves a un radio de cuatro kilómetros y a una altura de entre 40 y 250 metros. Desde su detección y seguimiento, las cámaras se encargan de grabar al animal a medida que se aproxima al campo eólico y un algoritmo inteligente identifica si se trata de una especie protegida. En ese caso, un algoritmo adicional predice la probabilidad de que colisione contra las aspas de los aerogeneradores y, si el resultado es positivo, se produce una parada de entre dos y cinco minutos. Pasado este tiempo y tras confirmarse que no hay presencia de avifauna en el entorno del parque, los molinos vuelven a ponerse en marcha.

«Lo bueno del sistema», afirma José María de la Peña, «es que detecta las aves a gran distancia, a veces con falta de visibilidad y con condiciones meteorológicas adversas, que es cuando aumenta el riesgo de colisión». Lo confirma recordando el episodio de las grullas o las veces que ha visto a buitres y a milanos cruzando parques eólicos con total seguridad.

«El reto es ampliar la protección a más especies y al mayor número de campos eólicos posible», subraya el ambientólogo. Un reto considerable porque, como apunta Carlos Vivas, el 25% de la electricidad que se produjo en España en 2023 provino de la energía eólica, que cuenta ya con 1.300 parques y 20.000 aerogeneradores en todo el país.

La parte positiva, según el director de Generación y Renovables de Minsait, es que cuanto mejor sea la tecnología para proteger la avifauna, mayores serán los requisitos exigidos por las Administraciones públicas y la disponibilidad de este tipo de sistemas. «En un periodo de tres a cuatro años», vaticina Vivas, «se habrán instalado en un gran número parques eólicos de todo el mundo».

«El próximo salto», anuncia, vendrá de la mano «de nuestra capacidad de captura de información. Lo estamos grabando todo y eso nos permite trazar los movimientos de las aves en los parques eólicos. Ahora estamos trabajando para poner en valor esos datos y ser capaces de predecir comportamientos, caracterizar vuelos, incluso identificar tipologías de especies basadas en su comportamiento» y, en último término, proteger más y mejor a un mayor número de aves en su vuelo a través de los aerogeneradores.