Macroeconomía
El Banco de España avisa sobre la falta de ejecución de los fondos europeos y retrasa su efecto hasta 2026
"Se tiene el riesgo de que no se ejecute el 100% de los fondos si se mantiene el retraso en su adjudicación", advierte del Banco de España, que recorta ostensiblemente el alza del PIB en 2024, al 1,6%, y vaticina tres años de menor crecimiento y ralentización en el empleo
"Subsisten dudas en cuanto al ritmo de ejecución de los proyectos asociados a los fondos europeos y a su impacto sobre la actividad". Con esta sentencia, el Banco de España avisa sobre los pobres resultados que hasta ahora ha constatado en el impacto real que los fondos de recuperación Next Generation han tenido sobre la economía real española. Así lo pone de manifiesto en su "Informe trimestral de previsiones macroeconómicas", en el que avisa de que las inversiones vinculados al programa NGEU contemplan un gran "retraso con respecto a la que se incluyó en el ejercicio de proyecciones de septiembre", que el supervisor achaca a que en los últimos meses "la evolución de las adjudicaciones ha mostrado un dinamismo menor de lo esperado".
De este modo, prevé que el impacto máximo de los fondos NGEU sobre el nivel de PIB no se materialice hasta 2025 y 2026, en contra de lo que ha defendido hasta ahora el Gobierno de Pedro Sánchez, que aseguraba que este impacto máximo de este dinero se notaría a nivel de PIB ya el próximo año. Además, el supervisor critica, por un lado, "la elevada incertidumbre y la ausencia de información relevante" acerca de la implementación de los diferentes mecanismos que permitirán canalizar los préstamos europeos y, por otro, que las actuales proyecciones "sólo incorporan su efecto sobre la deuda pública a lo largo del horizonte de proyección, pero no su eventual impacto macroeconómico, que podría materializarse más allá del horizonte 2023- 2026".
Para Ángel Gavilán, director de Economía y Estadística del regulador bancario, el nivel de adjudicación de fondos ha sido similar en 2023 respecto al año anterior, aunque "falta la asignación de diciembre, que es el mes en el que siempre se produce un pico al llegar el final de año". Hasta la fecha, el Banco de España ha contabilizado una asignación de unos 12.000 millones de euros en transferencias, pero Gavilán advierte de que "se tiene el riesgo de que no se ejecute el 100% de los fondos si se mantiene el retraso en su adjudicación". También estima que el Gobierno solicitará sólo la mitad de los 80.000 millones disponibles en préstamos europeos al final del plazo, fijado por las instituciones comunitarias en 2026.
Bajo los supuestos del ejercicio, el cuadro macroeconómico que dibuja el Banco de España en su informe plantea un retroceso significativo de la actividad y del crecimiento. Así, estima que el crecimiento del PIB cerrará 2023 en el 2,4%, para iniciar una ralentización en 2024 hasta el 1,6%. A partir de ahí, el ritmo de avance se situará en el 1,9% en 2025 y el 1,7% en 2026. Por el lado de los precios, la inflación general -que en el promedio de 2022 fue del 8,3%- disminuirá hasta el 3,4% en 2023 y "seguirá moderándose a lo largo de todo el horizonte de proyección", registrando tasas promedio del 3,3% en 2024, del 2% en 2025 y del 1,9% en 2026. Por su parte, el componente subyacente de los precios crecerá un 4,1% este año -tres décimas más que en 2022-, se desacelerará hasta el 1,9% en los dos años siguientes y se situará en el 1,8% en 2026. En cuanto a la tasa de paro, esta se reducirá desde el 12,9% de 2022 hasta el 12,1% en 2023 y mostrará una "leve senda descendente" durante el período 2024-2026, si bien permanecerá en el entorno del 11%, que seguirá siendo la más alta de la Unión Europea. Por tanto, recorta ostensiblemente el alza del PIB en 2024 y vaticina tres años de menor crecimiento y ralentización en el empleo, y un menor impacto de la inflación.
Según apunta el supervisor bancario, la economía española se desaceleró en el tercer trimestre del año en un "contexto de debilidad del entorno exterior y de traslación gradual del endurecimiento de la política monetaria" global a la actividad económica, si bien al menos se ha podido "mantener un ritmo de avance relativamente elevado". En concreto, según los datos de avance de la Contabilidad Nacional publicado por el INE, el crecimiento intertrimestral del PIB se situó en el 0,3% en el tercer trimestre, aunque el Banco de España estima que esta tasa de crecimiento fue inferior a las registradas en los dos primeros trimestres del año -del 0,6% y del 0,4%, respectivamente-, aunque por encima de la observada en el promedio del área del euro -del –0,1%- y en otras de las mayores economías de la región. Por tanto, queda clara la estabilización de la actividad económica en torno a un crecimiento de tres décimas hasta final de año.
El informe también pone sobre aviso de que el principal soporte de la actividad será la demanda interna, gracias al impulso del consumo de los hogares, que se verá "favorecido por el aumento de las rentas reales, en un contexto de moderación de las tasas de inflación". Por contra, el Banco de España avisa de que el parón de las exportaciones por el retroceso en la eurozona retraerá las exportaciones netas, lo que impedirá que "puedan impulsar el avance del PIB con la misma intensidad con la que lo hicieron en el conjunto de 2022 y, en menor medida, en 2023". El informe lo achaca a que el dinamismo creciente que se proyecta para las exportaciones de bienes y de servicios no turísticos se verá compensado por la recuperación de las importaciones y por la ralentización de las exportaciones de servicios turísticos.
Para Ángel Gavilán, la economía española mantiene tres lastres que se arrastran en el tiempo: "La baja productividad, la tasa de paro y un grave desequilibrio fiscal", tres aspectos que estima que su mejoría tendría que ser más alta en los próximos ejercicios.
Según el informe, el empleo "moderará su dinamismo", en línea con la evolución prevista de la actividad y con el supuesto de una ligera recuperación de la productividad. En particular, los analistas del supervisor esperan "una normalización en el ritmo de avance" de la productividad por hora trabajada a lo largo del periodo 2023-2026, de forma que esta se situaría en línea con los crecimientos registrados antes de la pandemia. Por su parte, la tasa de paro proseguirá su "senda de reducción" pero a un "ritmo más lento" que el registrado en los últimos años. A esta ralentización en la reducción de la tasa de paro contribuirán tanto la "moderación en el ritmo de creación de empleo como el crecimiento previsto de la población activa", que vendrá impulsado por un elevado dinamismo de los flujos de inmigración. Como resultado de todo ello, se prevé una tasa de paro del 11,7% en 2024, para caer hasta el del 11,3% en 2026, que estaría por debajo del promedio histórico observado en las últimas cuatro décadas (16,8%), pero por encima del mínimo histórico alcanzado en 2007 (8,2%).
En cuanto al déficit de las Administraciones Públicas, éste se situó en el 4,2% del PIB al final del tercer trimestre, tres décimas menos que en junio y cinco décimas por debajo del registrado al cierre de 2022. En cualquier caso, este déficit aún se encuentra por encima del que el Gobierno se ha marcado como objetivo para el conjunto de 2023, un 3,9% y más lejos aún de lo marcado por la UE con la vuelta de las reglas fiscales en 2024, en el 3%. Especial alerta ha puesto Gavilán sobre la prolongación del plan anticrisis del Gobierno, ya que ve como un "riesgo relevante" en ausencia de actuaciones fiscales compensatorias, ya que provocaría la "persistencia de un déficit público estructural y una deuda pública elevados, en un contexto de mayores costes de financiación y de reactivación de las reglas fiscales europeas".
Por ello, advierte de que, sin tener en cuenta el impulso fiscal proveniente del programa Next Generation, todo ello implicaría un "tono contractivo" de la política fiscal en 2024, aunque menos acusado que en las anteriores proyecciones. Además, el rumbo de la política fiscal pasaría a ser "ligeramente expansivo" en 2025. En cuanto a la inflación, espera mantenga una senda ligeramente ascendente a comienzos de 2024 y que retome una senda descendente a partir de la segunda mitad del año.
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