Cataluña
10 años de Lehman Brothers: El crack que aún nos cuesta 1,1 millones de empleos
España trata aún de recuperarse del cataclismo desatado por la quiebra de Lehman Brothers. Una década después, hay 1,3 millones menos de ocupados y la deuda pública ha escalado del 39,5% al 98,5 del PIB.
España trata aún de recuperarse del cataclismo desatado por la quiebra de Lehman Brothers. Una década después, hay 1,3 millones menos de ocupados y la deuda pública ha escalado del 39,5% al 98,5 del PIB.
Como en una discoteca cuando encienden las luces y apagan la música, la fiesta llegó a su fin a las siete de la mañana del 15 de septiembre de 2008. «Lunes negro en las bolsas por la quiebra de Lehman Brothers». Así encabezaba su portada LA RAZÓN hace ahora diez años. «El Ibex 35, el más castigado de Europa». Nadie pudo anticipar que se avecinaba la tormenta perfecta, el mayor «crack» financiero desde 1929, cuyas consecuencias económicas y sociales se extienden hasta hoy. Lehman Brothers, el cuarto mayor banco de inversión estadounidense, sólo fue el gatillo, el detonador de una mecha que se había encendido años antes con una burbuja inmobiliaria y crediticia en Europa y Estados Unidos que no hacía más que crecer y que llegaba entonces a su fin. La explosión sacudió los cimientos del capitalismo, pero alcanzó de lleno a España. La quinta mayor economía de la Unión Europea sufrió más que ningún otro de los grandes países del Viejo Continente y aún hoy pelea por dejar atrás los estragos de la peor recesión desde la Guerra Civil.
España comenzó 2008 con un crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) del 3,8% y un superávit en las cuentas públicas del 1,9% el año anterior. La tasa de paro era del 9,6% y la deuda de las administraciones públicas se movía en el entorno de un cómodo 35% del PIB. A mediados de 2007 el país había rozado incluso el pleno empleo, marcando un mínimo histórico del 7,9% de paro. En el segundo trimestre de 2008, el anterior a la crisis de Lehman Brothers, España tenía 2,385 millones de parados y una tasa de desempleo del 10,36%. Diez años después, el porcentaje ha sibido hasta el 15,28% y el número de desempleados asciende a 3,49 millones.Tras el colapso del sistema financiero mundial y el cierre del grifo del crédito, al final de 2008 el superávit dio paso a un déficit del 4,4% yel desempleo casi se duplicó. Con todo, lo peor estaba por venir. Los cuatros trimestres entre marzo de 2008 y marzo de 2009 fueron una trituradora de empleos nunca antes vista. De poco más de dos millones de parados se pasó en un año a más de cuatro millones. Sólo en los tres primeros meses de 2009 se destruyeron 771.000 puestos de trabajo. En junio de 2008 trabajaban en España 20,65 millones de personas, según el Ministerio de Trabajo; hoy lo hacen 19,344 millones, 1,3 millones menos. La tasa de actividad, el cociente entre el numero de activos y la población total ha bajado del 60,07% de 2008 al 58,8%, según el INE.
El mercado laboral tocó fondo en marzo de 2013, cuando alcanzólos 6.278.200 desempleados, el equivalente al 27% de la población activa. En España, una de cada cuatro personas que quería trabajar no podía, el nivel absoluto más alto de toda Europa. 2009 fue también el peor año en cuanto a crecimiento (-3,6%) y a déficit (-10,9%), pese al espejismo de los «brotes verdes» vislumbrado entonces porel Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. En 2010 España esquivó la recesión (no así el déficit y el paro), pero desde 2011 el PIB volvió a caer durante tres años consecutivos. En lo que sí hemos mejorado es en todo lo relacionado con la actividad económica. El PIB, que llegó a descender un 3,6% en 2009 y no salió de números negativos hasta 2014. Ahora crece a a una tasa interanual del 2,7%. El PIB per cápita ha aumentado. Poco, pero aumento al fin y al cabo. Ha pasado de 24.300 euros a 25.100. Pero la inflación ha aumentado en este periodo un 11,4% según el INE.
La crisis de las cajas de ahorros y sobre todo la caída de un gigante como Bankia forzaron a Luis de Guindos en 2012 a poner en marcha con ayuda europea un rescate para la banca española de 77.000 millones de euros, de los que el 80% no se recuperarán. Todo ello aliñado conun desplome brutal de la recaudación tributaria pero un gasto en prestaciones de desempleo disparado. Como resultado, un déficit descontrolado que mantiene a España como el único país de laUE vigilado por Bruselas por déficit excesivo y una deuda pública que se ha triplicado con la crisis, hasta superar el 100% del PIB. Ha pasado de 439.771 a 1.162.496 millones entre 2008 y 2018.
Un juego de niños
La prima de riesgo (la diferencia de rentabilidad entre los bonos alemanes y los españoles) empezó el año de la caída de Lehman en 13 puntos básicos, que el fatídico 15 de septiembre de 2008 eran ya 46 y que a principios de 2009 alcanzaban los 125. Un juego de niños comparado con los 649 puntos que tocó el 25 de julio de 2012, tras una escalada de cuatro años que parecía no tener fin yque puso al país y a la eurozona al borde del precipicio. Al día siguiente, el presidente del Banco Central Europeo (BCE) pronunciaba su más famoso discurso para apaciguar a los mercados. «El BCE está dispuesto a hacer lo que haga falta para preservar el euro. Y créanme, será suficiente», dijo Mario Draghi. Justo antes, el 1 de junio de 2012, el Ibex 35 se hundía hasta su nivel mínimo, tras perder un 60% del valor que tenía a comienzos de 2008. Las heridas no se han restañado, pero los efectos se han suavizado con el tiempo. En mayo de 2015, el Ibex recuperó el nivel previo a la quiebra del Lehman, pero la situción política (el llamamiento a las urnas en dos ocasiones yla tensión en Cataluña) y el cercano final de la política de dinero gratis del BCE han metido el miedo al inversor. El Ibex lucha por mantenerse entre los 9.200 y 9.500 puntos, pero está a más de 2.100 puntos del nivel de hace diez años.
Los tipos de interés de la eurozona sumaban ya cuatro años de descensos (están en el 0% desde 2016), pero los especuladores habían probado ya la sangre y no había manera, hasta entonces, de parar su ataque. Tan sólo las palabras de Draghi, acompañadas de un multimillonario programa de estímulos financieros que todavía colea, lograron detener la sangría. Hoy, la prima de riesgo de España se mueve en el entorno de los 100 puntos y el euro ya no peligra. El PIB terminará 2018 por quinto año seguido en positivo, con tasas superiores al 3% entre 2015 y 2017. Con mucho camino aún por recorrer, el paro ha vuelto a caer hasta el 15% y el déficit ha entrado en vereda, pues España saldrá este año de la lupa de la Comisión Europea al bajar del 3%. Sin embargo, los riesgos aún persisten. Los llamados PIGS (Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España, por sus siglas en inglés, formando además la palabra «cerdos») han perdido el protagonismo que tuvieron durante la crisis, pero empiezan a observarse síntomas de desaceleración de los dos mayores: España e Italia. Algo a lo que la incertidumbre política que viven ambos países no ayuda. En cualquier caso, sólo el futuro dirá si estamos a las puertas de una nueva crisis económica.
La oleada de fuertes ajustes bancarios
En 2008 el sistema financiero español tenía 46.065 oficinas (24.985 de las antiguas cajas) y 278.301 empleados. Hoy quedan 27.088 oficinas y trabajan 192.626 personas. De las 45 entidades que había, quedan 13, tras la quiebra de Popular. La reconversión, iniciada en 2012, le ha costado al sector 260.000 millones epara sanear su balance, informa J. Martín.
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