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Fernando Trías de Bes, economista, desvela la dura realidad del Bitcoin: “Conozco un amigo que malvive con 1.500 euros al mes porque no lo puede retirar”
Tener 50 millones de euros en Bitcoin y vivir con 1.500 al mes por no poder retirarlos. Es el caso real con el que el economista Fernando Trías de Bes ilustra el gran espejismo de las criptomonedas
El valor de las criptomonedas se sostiene sobre una base extraordinariamente frágil. Detrás de ellas, como advierte con contundencia el economista Fernando Trías de Bes, «no hay absolutamente nada». A diferencia de las monedas tradicionales, estos activos digitales carecen del respaldo de un banco central, un gobierno o una materia prima que garantice su valor, convirtiéndolos en una apuesta de alto riesgo para cualquier ahorrador.
De hecho, su propia naturaleza es la de meros «archivos de ordenador» cuyo precio depende exclusivamente de la confianza y la especulación. El valor de un bitcoin o cualquier otra criptodivisa se basa en la simple esperanza de que en el futuro aparezca otra persona dispuesta a pagar más por él, alimentando así un mecanismo puramente especulativo que puede desmoronarse en cualquier momento.
Por esta razón, Trías de Bes identifica tres amenazas fundamentales para quienes se aventuran en este mercado: la extrema volatilidad, la falta de seguridad y, sobre todo, los problemas de liquidez. Esta última dificultad, la de convertir la riqueza digital en dinero real y contante, es una de las más subestimadas por el inversor medio y puede dar lugar a situaciones realmente paradójicas.
La trampa de ser millonario sin poder gastar el dinero
En este sentido, el economista ilustra el peligro con un caso real y desolador que conoce de primera mano. Se trata de un amigo suyo que ha amasado una fortuna teórica de 50 millones de euros invirtiendo en Bitcoin, pero que en la práctica malvive con 1.500 euros al mes. La razón es tan simple como frustrante: no puede acceder a su capital. Como él mismo relata: "Conozco un amigo que malvive con 1.500 euros al mes porque no lo puede retirar".
Asimismo, esta situación no es una anécdota aislada, sino la consecuencia directa del funcionamiento de muchas plataformas de intercambio. Estas imponen límites estrictos a las retiradas de efectivo, impidiendo a los usuarios disponer libremente de su propio dinero y convirtiendo sus millonarias carteras digitales en poco más que un espejismo inalcanzable.
Por todo ello, el consejo final del experto para el ciudadano de a pie es rotundo y se fundamenta en la máxima prudencia. La recomendación es clara: nunca se debe invertir una cantidad que no se esté dispuesto a perder por completo. Una advertencia que busca poner los pies en la tierra a quienes se sienten seducidos por las promesas de un enriquecimiento que, a menudo, esconde una realidad mucho más precaria.