
Entrevista
Fred Monteiro (BAT): «Acceder a alternativas de menor riesgo que el cigarrillo debe ser un derecho protegido por el Gobierno»
Entrevista al director regional de América y Europa de British American Tobacco (BAT). Analiza la transición del cigarrillo a productos de menor riesgo y la necesidad de un entorno regulatorio que fomente la innovación

Fred Monteiro, director regional de Europa y América de British American Tobacco (BAT) desde abril de 2023, forma parte de los líderes que afrontan una transformación histórica en la industria tabacalera: reducir la dependencia del cigarrillo tradicional mediante el impulso de productos de menor riesgo. Con alternativas como el tabaco calentado, los vapeadores y las bolsitas de nicotina, BAT busca no solo ofrecer opciones de menos riesgo a quien no quiere o no puede dejar de fumar, sino también avanzar hacia un modelo de negocio sostenible, que, advierte, también está condicionado por la necesidad de un entorno regulatorio que fomente la innovación de los productos de riesgo reducido y el acceso a alternativas viables para los fumadores adultos.
¿Cuáles son sus objetivos como director regional de Europa y América en British American Tobacco?
Tenemos dos objetivos muy grandes en la región que están alineados con los de la compañía: crecer y transformar. No sólo son importantes los números sino también cómo se alcanzan. Así, en los últimos diez años hemos transformado un negocio que era casi 100% dependiente de los cigarrillos a otro basado en un mix de productos, entre los que se encuentran las nuevas categorías, de menor riesgo. Estas son tres: el tabaco calentado, bajo la marca glo; las bolsitas de nicotina, Velo; y los vapeadores Vuse. BAT invierte unos 400 millones al año en estas categorías.
Los tres son productos que buscan reemplazar los cigarrillos tradicionales. Es decir, el objetivo final de la compañía es trabajar para ofrecer a los consumidores de cigarrillos opciones con menor impacto en la salud para que den el salto. En concreto, glo reduce la exposición a sustancias tóxicas en un 95%, Vuse en un 98% y Velo en un 99,9%. Si somos exitosos en esta transformación, el consumo de cigarrillos va a caer sustancialmente, como ya está pasando en otros mercados de Europa como Suecia, Reino Unido, Alemania y Polonia.
¿En ese proceso de transformación os habéis fijado una fecha para dejar de vender cigarrillos tradicionales?
La fecha será cuando el último fumador de cigarrillos tradicionales lo deje y pase a utilizar productos que supongan un menor riesgo para la salud. No es una fecha que nosotros controlemos. Puede ser tan rápida como fue en Suecia, que ha tardado unos 20 años en tener una tasa de tabaquismo inferior al 5%, lo que según los criterios de la OMS se considera libre de humo, o se puede tardar 50 años. Estamos haciendo todo lo posible internamente para dejar los cigarrillos de combustión atrás cuando antes, invirtiendo en ciencia, tecnología, desarrollo de productos, marketing y accesibilidad, pero la otra parte depende de que haya un entorno regulatorio que permita comprender que las alternativas libres de humo tienen menos riesgo para la salud y sean asequibles.
¿Qué porcentaje de la facturación representan los productos de menor riesgo y qué objetivo se quiere alcanzar a medio y largo plazo?
Las alternativas libres de humo representan más de un 20% de la facturación de BAT en América y Europa y en torno a un 18% en todo el mundo. Nuestro objetivo es que en 2035 el 50% de la facturación del grupo a nivel mundial provenga de productos de riesgo reducido. Estamos caminando en esta dirección, con los países europeos a la cabeza y nos gustaría mucho que España siguiera siendo uno de los líderes en este camino.
¿La regulación en España es óptima para reducir la tasa de tabaquismo?
El ambiente de regulación hoy día creemos que es positivo, pero estamos preocupados por un real decreto que está en discusión y que crearía condiciones más negativas para el crecimiento de los productos de menor riesgo. Esto iría en contra de crear políticas que favorezcan la salud pública y de lo que están haciendo EE UU, Canadá, Reino Unido y Suecia. Hay más de 80 países en todo el mundo que están haciendo lo contrario, creando condiciones para que los productos de menos riesgo crezcan de una manera ordenada, bajo el control de las autoridades sanitarias, pero sigan creciendo. Esto también genera preocupación desde el punto de vista de las inversiones. Aunque estamos seguros de que España implementará una regulación en sintonía con la postura mayoritaria de los demás países europeos que apuestan por una regulación equilibrada y no extrema, permitiendo niveles de nicotina similares en todas las categorías y una diversidad de sabores suficiente para que los fumadores puedan cambiar a opciones de un riesgo menor. Esto además permitirá a BAT seguir invirtiendo y creando empleo en el país.
En relación a las barreras regulatorias, ¿qué opina BAT sobre el nuevo impuesto sobre los líquidos de los vapeadores y las bolsitas de nicotina que entró en vigor a inicios de año?
Los impuestos son impuestos y los gobiernos tienen el derecho de crearlos para cualquier producto. El problema es si el porcentaje del impuesto es razonable. Si es muy elevado, las alternativas libres de humo se volverán menos accesibles y se creará un mercado de contrabando. Nadie desea esto, porque pone la salud de los consumidores en riesgo, al no contar esos productos con la misma calidad ni controles, pero es una consecuencia indeseada que hay que tener en mente. En Brasil, la agencia nacional de salud hace unos años prohibió los vapeadores. Pese a ello, a día de hoy hay entre cuatro y cinco millones de brasileños que utilizan regularmente productos de vapeo de contrabando de calidad pésima. Son productos que vienen sin control ni seguridad, pero como hay demanda la gente los compra. Esto ha provocado un auge del mercado ilegal. Lo último que nos gustaría es que algo así pasase en un país de Europa como España, donde los reguladores tienen una visión más balanceada.
¿Qué pueden hacer los consumidores, además de intentar dejar de fumar?
Los consumidores deben hacer oír su voz, diciéndole al Gobierno que tienen derecho a tener una alternativa de menor riesgo al cigarrillo. Es un derecho que debería ser protegido por el Gobierno, no quitado por el Gobierno. ¿Por qué un consumidor español tendría menos derecho a tener una alternativa a su hábito de fumar que uno de Inglaterra, Alemania, Polonia o Francia? Pero quiero dejar algo claro. La mejor decisión que un fumador puede tomar es dejar de fumar cigarrillos. La segunda mejor decisión si no quiere dejarlo o no puede, es utilizar productos de menor riesgo para la salud.
Suecia se ha coronado como el primer país del mundo libre de humo, con una tasa de tabaquismo inferior al 4,5%. ¿Qué claves de su éxito se pueden extrapolar para lograr el mismo resultado en España?
El Gobierno de Suecia empezó hace muchos años una estrategia muy consciente y bien aplicada de apoyar la sustitución de los cigarrillos tradicionales por productos de nueva categoría. Su apuesta principal fueron las bolsas de nicotina y hoy día en Suecia, el porcentaje de suecos que fuman cigarrillos ha pasado de un 30% hasta un 4,5%, según indica Smoke Free Sweden. Como consecuencia, todas las enfermedades relacionadas con el tabaquismo, como el cáncer o los problemas cardiovasculares, registran en Suecia las tasas más bajas de Europa. Además, los cálculos de los expertos en salud pública revelan que si otros mercados de Europa siguieran la misma estrategia que Suecia en 10 años se salvarían 3,5 millones de vidas. Pero no lo podemos hacer solos. Para lograr este «win win» necesitamos el apoyo de la sociedad para que las autoridades públicas comprendan que compañías como la nuestra están en el lado cierto de la historia. Para lograr el éxito de Suecia en países como España necesitamos que las autoridades trabajen junto a nosotros para promover las alternativas libres de humo.
Según nuestras estimaciones, en España hay alrededor de 12 millones de personas que consumen productos de nicotina, de los cuales 8,5 millones son fumadores de cigarrillos y los otros 3,5 millones restantes ya utilizan productos de riesgo reducido. Es decir, casi un 30%, por lo que en España los consumidores ya están haciendo un gran progreso. Pero hacen falta más cosas. El Gobierno sueco se embarcó en este viaje hace 20 años y se mantuvo consistente, estas son las claves del éxito. Visión a largo plazo y consistencia. Desplazar a millones de consumidores de un hábito malo a uno mejor toma tiempo. Asimismo, en Suecia las autoridades tuvieron la convicción de que la solución al problema del tabaquismo no se conseguiría sólo con medidas de restricción al cigarrillo, sino que también era necesaria la promoción de las alternativas de menos riesgo. Si fuera sencillo, ya no habría cigarrillos.
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