Experto opina

Gonzalo Bernardos, economista, da malas noticias sobre la paga extra de verano: "No recomiendo endeudarse por..."

El experto indagó en aquellos supuestos donde una familia se va de vacaciones en verano independientemente de su salud económica

Gonzalo Bernardos, economista, da malas noticias sobre la paga extra de verano: "No recomiendo endeudarse por..."
Gonzalo Bernardos, economista, da malas noticias sobre la paga extra de verano: "No recomiendo endeudarse por..."La Razón

La llegada de las altas temperaturas anticipa la llegada del verano y, en el sector laboral, los integrantes del mismo ya tienen el foco de su atención puesto en el mismo horizonte: las vacaciones. Sin embargo, un hecho inamovible que fomenta y propaga la idea de que las familias se tomen un descanso precisamente con este clima es la primera paga extraordinaria del año, también conocida como paga extra de verano. Mientras que hace poco conocimos cuando será el cobro de la misma por parte de los pensionistas y, en general, aquellos que reciban catorce abonos anuales en concepto de ayudas estatales, la duda queda en cómo invertirán esta vez sus ahorros los españoles.

El acto de tomarse unas vacaciones se ha convertido en un gesto mucho más habitual de lo que era en el pasado. Este suceso viene motivado en parte por el afán de los jóvenes por visitar todos los rincones del mundo, anteponiendo esta afición a términos tan trascendentales como la propia natalidad. Pero es lícito, o al menos sensato, emplear gran parte de tu nómina en viajar con el incremento de los precios y la incesante inflación que sufrimos en España. En este sentido, muchos especialistas en economías, que analizan la situación actual del país y esta disyuntiva que surge entre el querer y las posibilidades, han aportado una opinión sincera y concreta respecto al asunto.

Un claro ejemplo de lo mentado sitúa al economista Gonzalo Bernardos, docente en la Universidad de Barcelona y colaborador habitual de grandes medios de comunicación, en el punto de mira. En muchas ocasiones, el dinero que ganamos por nuestra actividad de trabajo se esfuma en pocos días, y este planteamiento viene motivado por la seguridad que nos puede llegar a dar la cuenta bancaria llena. En este sentido, Bernardos hace un llamamiento a la sensatez y recomienda un sistema económico individual basado en la prudencia y en el gasto lógico estableciendo un balance entre ingresos y salidas con el fin último de eludir imprevistos de última hora.

El gasto impulsivo: el mayor enemigo de la paga extra

Los micropagos y los reembolsos por transferencias como Bizum, entre otras, pueden llegar a suponer una montaña de problemas. El usuario que gasta con tarjetas de crédito, por ejemplo, no es consciente realmente de la cantidad que deja de tener y es así como esta clase de sistemas de pago otorgan una falsa seguridad que nunca se corresponde con la realidad. De esta manera, Bernardos recomienda ser precavidos y no dejarse llevar por las sensaciones, además de tener en cuenta ciertos factores como los pagos a plazos, por los que se puede llegar a abonar hasta una tercera parte del importe total, en los casos más extremos.

En este sentido, y con relación a las vacaciones, periodo del año donde más "apetece" gastar el dinero, el experto pide a la sociedad que atiendan a la calma huyendo de estos impulsos. "No recomiendo endeudarse por tener gastos superfluos o vacaciones", asegura el especialista. Asimismo, cuando esta etapa calurosa finalice, cada persona tiene que afrontar una serie de costes, como son los pagos de los colegios, universidades y grados, entre otros, o simplemente las facturas de la luz, y en esta clase de casos conviene tener guardado una cuantía considerable para no sofocarse a la llegada de estos negativos. Es decir, siempre hay que contar con un colchón financiero que estabilice y garantice la economía.

¿Un buen momento para invertir?

Sin embargo, un gasto que no sea vacío, como puede ser una inversión a corto o largo plazo, es una posibilidad vigente que siempre se desestima. Sin embargo, Bernardos acude una vez más al consenso y es que, aunque no se deben tomar estas decisiones a la ligera, si estas se producen en función de meses de conversaciones y la oportunidad surge, el verano puede llegar a ser la época del año propicia para invertir en esta clase de activos. El mercado inmobiliario, concretamente alejado de las grandes ciudades, cuenta con precios relativamente más asequibles en esta época del año. Así que, si se presta la opción, no es mal momento para invertir.