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El futuro de Iberia

IAG prepara cambios en la dirección de Iberia

El triunfo del «ajuste duro» deja tocado al consejero delegado, Sánchez Lozano

La Razón
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La imposibilidad de alcanzar un acuerdo con los trabajadores después de casi tres meses desde el anuncio del plan de reestructuración vuelve a dejar a Iberia en otra difícil encrucijada. Es una situación con la que parece condenada a convivir tanto en su etapa de empresa pública como después de su salida a Bolsa en 2001.

La imposibilidad de alcanzar un acuerdo con los trabajadores después de casi tres meses desde el anuncio del plan de reestructuración vuelve a dejar a Iberia en otra difícil encrucijada. Es una situación con la que parece condenada a convivir tanto en su etapa de empresa pública como después de su salida a Bolsa en 2001. El nuevo escenario de conflictividad que se vislumbra en el horizonte abre muchas dudas sobre la continuidad del actual equipo directivo, especialmente del consejero delegado (CEO), Rafael Sánchez-Lozano, un hombre que ocupa el cargo desde 2009.

El origen de los últimos desacuerdos entre Iberia y los sindicatos está en la creación de Iberia Express, en noviembre de 2011, con el objetivo de cubrir las rutas de corto y medio radio en igualdad de condiciones con sus principales competidoras, las líneas de bajo coste.

Un mes después del anuncio, el Sepla declaró la «guerra» a la compañía aérea y convocó una serie de jornadas de huelga intermitentes, que alcanzaron su cénit con el anuncio de una treintena de paros entre los meses de abril y julio del pasado año, repartidos entre todos los lunes y viernes.

El laudo del Gobierno

Sólo la intervención del Gobierno imponiendo un laudo de obligado cumplimiento a finales de abril del pasado año devolvió la paz a la compañía, que sin embargo no pudo levantar cabeza desde el punto de vista económico. La recesión económica por la que atraviesa el país y unas condiciones salariales y laborales difíciles de encontrar en otra compañía han dejado a Iberia en una situación de pérdidas insostenibles: más de 300 millones de euros, que han levantado la voz de alarma en la cabecera del holding que la controla: IAG.

La imposición de IAG de mantener a toda costa el plan de saneamiento de noviembre (4.500 despidos, reducción de un 15% de la capacidad y de salarios entre un 25% y un 30%) choca frontalmente con la última oferta presentada por la dirección de Iberia, bastante menos agresiva para los intereses de los trabajadores.

Rafael Sánchez-Lozano no ha podido «sacar» mayores compromisos de los trabajadores ni tampoco el respaldo de su oferta por parte de su accionista de referencia. IAG ha decidido, de momento, no realizar ningún cambio en la cúpula directiva y esperará a mover ficha cuando ponga en marcha su plan de ajuste.

Año y medio de disputas

El conflicto de Iberia con los sindicatos nace en noviembre de 2011, cuando se crea Iberia Express.

En abril y junio de 2012, el Sepla convoca 30 huelgas de pilotos.

l El Gobierno impone un laudo que evita los paros, pero no mejora la situación económica de Iberia.

l La compañía pierde 300 millones de euros y la matriz, IAG, impone 4.500 despidos y rebajas de sueldos.