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Javier Díaz, economista, siembra el miedo: “Nadie te va a contratar”
España sigue en el furgón de cola salarial de Europa con una brecha superior a los 5.000 euros, un problema que los expertos no achacan a la patronal, sino a la baja productividad de los propios trabajadores

Una brecha de más de 5.000 euros anuales separa el sueldo medio de un trabajador en España del promedio que se percibe en la Unión Europea. Esta cifra, contundente por sí sola, dibuja un panorama laboral donde nuestro país sigue a la zaga de sus principales socios, evidenciando una desventaja económica que persiste más allá de las coyunturas. Aunque los salarios han registrado un repunte interanual del 3,8%, el avance resulta insuficiente para corregir el rumbo y acortar la distancia.
De hecho, si la comparativa se realiza con las economías más avanzadas del continente, el desfase se convierte en un auténtico precipicio. Países como Luxemburgo, con un salario medio anual de 81.064 euros, o Dinamarca, con 67.604 euros, reflejan un abismo económico considerable con los 32.587 euros que, de media, ingresa un empleado en España. La distancia se mantiene incluso al ajustar los datos por el poder adquisitivo, lo que confirma un problema estructural.
Sin embargo, para el economista Javier Díaz-Giménez, el debate sobre los salarios a menudo ignora el factor clave: la productividad. Sostiene que la raíz del problema es otra y no reside tanto en las políticas de sueldos como en el valor real que cada trabajador es capaz de generar para su empresa. Mientras el salario medio europeo se sitúa en 37.863 euros, la dificultad de España para alcanzar ese nivel está directamente ligada a una menor eficiencia en los procesos productivos.
El valor del trabajo como límite salarial
En este sentido, el análisis de Díaz-Giménez, expuesto en el programa laSexta Xplica, establece que toda remuneración se mueve siempre entre dos límites bien definidos. Por un lado, el techo lo marca el valor que un empleado aporta, ya que ninguna compañía pagará más de lo que recibe a cambio. Por otro, el suelo lo fija el coste de oportunidad del propio trabajador. Su advertencia para quien exige un sueldo por encima de su aportación es tajante: "Nadie te va a contratar".
Por otro lado, a la brecha salarial con Europa se suma una palpable desigualdad interna que fragmenta aún más el mercado laboral español. Los datos sobre la disparidad de género son reveladores: los hombres perciben de media 30.372,49 euros anuales, una cifra que contrasta de forma notable con los 25.591,31 euros que ingresan las mujeres por el mismo periodo de trabajo, abriendo otro frente en el complejo camino hacia la equidad salarial.
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