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Fernando Sánchez, economista, es tajante: “Búscate otra pareja”

Desde el número de cuentas bancarias ideal para una pareja hasta la paga de los adolescentes o la hipoteca asequible, la gestión del dinero en el hogar se ha convertido en un reto que define el presente y el futuro familiar

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Cuando la negativa de una pareja a trazar un plan financiero en común se convierte en un muro insalvable, la recomendación de algunos expertos es tajante. Para el economista Fernando Sánchez, la falta de compromiso en este terreno es una señal de alerta que trasciende lo económico y apunta a problemas más profundos en la relación. Su consejo, en ese punto de bloqueo, no deja lugar a dudas: "Búscate otra pareja". Una sentencia que subraya la importancia capital de la confianza y los objetivos compartidos en la gestión del dinero.

De hecho, afrontar la vida sin una estrategia económica clara es una quimera, especialmente cuando se forma una familia y los gastos se disparan. El testimonio de una madre española con cinco hijas dibuja una realidad que da vértigo: necesita un desembolso mínimo de 20.000 euros anuales solo para la crianza, de los cuales la mitad se destina exclusivamente a la cesta de la compra. Sostener una inversión de esta envergadura sin un pacto previo y una organización rigurosa es prácticamente inviable.

Ante este panorama, y para evitar que las finanzas se conviertan en una fuente inagotable de conflictos, Sánchez propone una fórmula que, según indica en su canal de YouTube, se basa en un equilibrio entre la transparencia y la autonomía individual. Se trata de un sistema que busca sentar las bases de una convivencia estable a través de un método de tres cuentas bancarias, diseñado para separar lo común de lo personal y construir así un futuro sólido sin renunciar a la independencia.

La planificación económica en el día a día

En esencia, el planteamiento es sorprendentemente sencillo. El engranaje se articula en torno a una primera cuenta conjunta, destinada a sufragar todos los gastos mensuales compartidos, desde el pago de la hipoteca o el alquiler hasta las facturas de suministros y la alimentación. A esta se le suma una segunda cuenta, también compartida, que funciona como una hucha para los grandes proyectos de futuro, como la entrada de una vivienda o un viaje soñado.

Sin embargo, la pieza clave de este esquema, y donde reside gran parte de su éxito, es la tercera cuenta. El sistema establece que cada miembro de la pareja debe mantener una cuenta personal e intransferible. En ella ingresaría su nómina y desde allí gestionaría sus gastos individuales y sus caprichos, sin necesidad de dar explicaciones. Es el espacio que garantiza la autonomía y evita el control excesivo sobre las finanzas del otro.

Por otro lado, esta organización se extiende a todas las etapas y decisiones de la vida en común. Una pareja con unos ingresos conjuntos de 3.000 euros al mes, por ejemplo, podría asumir una cuota hipotecaria de hasta 1.050 euros si mantiene sus finanzas ordenadas. La planificación abarca también la educación de los hijos, donde una paga de 20 euros se considera una cifra adecuada para los adolescentes, o la previsión para la jubilación, donde detener la carrera para cuidar de la familia puede compensarse con hasta cinco años de cotización.