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José Elías, influencer y multimillonario, revela el secreto sobre la riqueza: "¿Si gano 10.000 euros podría comprar un Ferrari? Una persona con sueldo no puede comprárselo"
El precio de un Ferrari va más allá del concesionario: un empresario español revela el coste real, duplicado por los impuestos

Soñar con un coche de alta gama, como un Ferrari, es una aspiración que comparten muchas personas en todo el mundo. Estos vehículos no son solo máquinas potentes y estéticamente impactantes, son símbolos de estatus y éxito financiero. Sin embargo, la realidad económica detrás de su adquisición es a menudo más compleja y menos glamurosa de lo que se percibe a simple vista. Poseer uno implica mucho más que el pago inicial.
La cruda verdad sobre el coste real de estos supercoches ha sido comentada recientemente por un conocido empresario español, reconocido por su visión pragmática en el mundo de los negocios. Sus declaraciones han abierto un debate sobre el verdadero valor y la eficiencia financiera de ciertas compras de lujo.
En un contexto de análisis financiero y personal, estas reflexiones invitan a reconsiderar qué significa realmente ser capaz de permitirse un artículo de este calibre. No se trata únicamente de tener el dinero en la cuenta bancaria en un momento dado, sino de entender el sacrificio económico total que representa generar esa suma.
La doble factura de un supercoche: el coste oculto del IRPF
La percepción general es que el coste de un coche de lujo se limita al precio de venta. Sin embargo, la realidad es que el desembolso es considerablemente mayor si se tiene en cuenta el origen del dinero.
Para poder gastar una gran cantidad, como 400.000 euros netos, en la adquisición de un vehículo de alta gama, una persona asalariada necesita haber generado una cantidad bruta muy superior. Una parte voluminosa de sus ingresos brutos se destinará al pago del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF). Hacienda se lleva una parte importante.
Esto implica que si el precio del coche es de, por ejemplo, 400.000 euros, el coste real desde el punto de vista del ingreso generado es cercano al doble: 400.000 euros entregados a la marca de coches y una cantidad similar o incluso mayor entregada al fisco para poder disponer de esa suma neta.
Por esta razón, destinar un porcentaje tan elevado de un sueldo, aunque sea muy alto (como se plantea un caso de 10.000 euros al mes), a un bien puramente de ocio o estatus se considera una operación financieramente muy ineficiente para un particular.
El empresario recalcó en el podcast Búscate la Vida que una persona que depende de sus ingresos salariales difícilmente puede justificar un desembolso de esta magnitud para un bien de disfrute personal, dado el alto coste fiscal asociado a la generación de ese capital.
Se traza una distinción clara entre este tipo de gasto personal y las inversiones que se mantienen dentro de un circuito operativo de negocio, donde la fiscalidad y la finalidad económica son diferentes y orientadas a la productividad.
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