Bruselas

Moscovici lleva hoy al Eurogrupo el texto del acuerdo

El comisario europeo de Asuntos Económicos está «convencido» de encontrar una solución a Grecia esta semana. El país heleno ya se ha comprometido a subir impuestos y a reducir la edad de jubilación

La Razón
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El comisario europeo de Asuntos Económicos está «convencido» de encontrar una solución a Grecia esta semana. El país heleno ya se ha comprometido a subir impuestos y a reducir la edad de jubilación

Los ministros de Economía vuelven hoy a reunirse para ultimar los detalles de un acuerdo con Grecia. Dos días de trabajo entre las instituciones y el Ejecutivo heleno para perfilar los pormenores, después de que Atenas diera su brazo a torcer y se comprometiera el lunes con las instituciones europeas a impulsar medidas para subir impuestos como el IVA o reducir la edad de jubilación hasta los 67 años.

El presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, prepara el terreno para tener el acuerdo esta semana , lo que pondrá el broche de oro a su carrera. El holandés dirigirá el trabajo de los ministros de Finanzas de la eurozona para presentar a los jefes de Estado y de Gobierno los avances técnicos y los compromisos griegos de cara a la cumbre que se celebra en Bruselas mañana y el viernes.

Para ello, la Comisión dará esta noche las claves para poder encauzar el tan ansiado pacto con Atenas. El Ejecutivo comunitario se afana por separar sus medidas de la austeridad, ligando las decisiones de Bruselas a que Grecia vuelva al crecimiento. Su objetivo pasa por que Grecia cree empleo y pueda ser un socio fuerte, aunque el más inmediato es que no incurra en un impago al FMI.

Desde París, el comisario europeo de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, se mostró ayer convencido de encontrar una solución esta misma semana, «un acuerdo vital para Grecia y la zona euro». Sin embargo, aún queda trabajo por hacer para poder llegar a un pacto final.

La cumbre del lunes fue decisiva para dar un impulso político al drama griego. El presidente del Consejo, Donald Tusk, se apresuró a convocarla para plantear todas las opciones de Grecia y sus consecuencias. Cuando Grecia respondía como se esperaba, Tusk sacaba pecho por haber reunido a los líderes de la eurozona. No fue hasta entonces que Atenas planteó «propuestas serias».

Por otro lado, el líder del PPE, Manfred Weber, consideraba las medidas griegas como un «punto de partida» para conseguir la confianza de sus socios.

Los actores clave

El pacifista

Jean-Claude Juncker

El presidente de la Comisión Europea es uno de los padres fundadores del euro. Hace tres años fue descrito como «el maestro de las mentiras» por organizar una reunión en la que se debatía la salida de Grecia de la moneda comunitaria y que, además, negó que estaviera teniendo lugar. «Cuando el asunto se pone serio, hay que mentir», se defendió sobre la reunión. Ha tenido problemas por el impacto de las políticas austeras en el tejido social griego, así como por el incremento de la pobreza en el país. Además, su pasado en las uniones de comercio de Luxemburgo y del Partido Social Cristiano lo colocaron a la izquierda de los socialistas pese a estar afiliado al partido conservador europeo. Muchos lo califican de astuto negociador y le acusan de haber utilizado la crisis para expandir el poder de la Comisión Europea, así como para aumentar su influencia en la negociaciones de la eurozona.

El halcón

Luis de Guindos

El ministro de Economía español –que se enfrenta a la amenaza de la extrema izquierda en su propia casa– ha rechazado reiteradamente las concesiones para que Grecia reestructure su línea de crédito durante las negociaciones del segundo rescate. Estas concesiones al Ejecutivo heleno resultan especialmente amargas para el ministro español debido a las duras reformas que el Gobierno ha tenido que llevar a cabo en materia económica desde que dio comienzo la legislatura. Asimismo, De Guindos se muestra preocupado por el posible Grexit y por las consecuencias de éste para las economías más débiles de la eurozona.

El cuervo

François Hollande

El presidente francés ha «patrocinado» a Tsipras con la esperanza de poder utilizar al líder griego en su propia batalla contra las políticas de austeridad de la eurozona. Hollande consiguió frenar medidas impopulares como el recorte del gasto o elevar la edad de jubilación, entre otras. El presidente galo ha puntualizado en varias ocasiones que el caso griego es la advertencia para que la eurozona evite medidas de austeridad demasiado rígidas. Hollande, que evitó una confrontación con la canciller alemana tras ser electo en 2012, aceptó respetar las reglas de la eurozona a cambio de cierta flexibilidad en las políticas.

El «broker» de la paz

Mario Draghi

El presidente del Banco Central Europeo siempre encuentra una manera de justificar el aumento de crédito para mantener la solvencia de los bancos griegos. Draghi ha observado consternado la incapacidad de los políticos de la eurozona para encontrar una solución a la actual debilidad de la estructura económica europea y solicita a los países miembros medidas más exigentes. El italiano es uno de los pocos políticos que han salido del drama heleno con mejor reputación que con la que entró. Sin embargo, puede que sea uno de los que tiren de la soga que fuerce un Grexit en el caso de que el BCE decida que es demasiado arriesgado continuar bombeando billones de euros para así conseguir salvar a los bancos griegos de la bancarrota.

El disidente

Vladimir Putin

La victoria de Syriza dio al presidente ruso la oportunidad de sembrar la discordia entre los estados miembros ayudando a los griegos. El presidente ruso ha visitado en numerosas ocasiones Grecia en los últimos meses, unas reuniones que se han saldado con la promesa de cinco billones de euros por construir una tubería de gas a través del territorio griego para que llegue a Europa. Con este cortejo a Tsipras, Putin espera conseguir ciertos favores, como perder las sanciones por la invasión a Ucrania. Sin embargo, parece que Putin ha sobre estimado su influencia en Grecia, y es que no dispone del efectivo para cumplir sus promesas ni del carisma para agradar a la mayoría de los ciudadanos griegos.