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Lionel Fernández, economista argentino, sobre los niveles productivos en el país: “Ya es el tercer trimestre que baja”

La economía real argentina se desploma por tercer trimestre consecutivo, mientras los mercados financieros parecen vivir una realidad paralela, impulsados principalmente por factores políticos y la esperanza de una normalización de la macroeconomía

Este es el nombre que solo tienen cuatro personas en Argentina istock

En los despachos de la City porteña se respira un optimismo que contrasta con el sentir general del país. Los mercados financieros de Argentina celebran un círculo virtuoso alimentado por la confianza política, donde la subida de los bonos soberanos ha provocado un descenso del riesgo país. Este movimiento, a su vez, impulsa al alza el precio de las acciones, creando una narrativa de recuperación que, por ahora, parece confinada al ámbito bursátil.

Sin embargo, esta euforia financiera choca de bruces con la realidad de a pie. Mientras las cifras macroeconómicas bailan al son de la especulación, la producción industrial se desploma de manera alarmante. Es la economía real, la que afecta al empleo y al consumo diario de los ciudadanos, la que arroja los datos más preocupantes y evidencia la profundidad de una crisis que se resiste a desaparecer.

De hecho, este parón productivo no es un hecho aislado, sino la confirmación de una tendencia muy peligrosa. El economista Lionel Fernández lo resume con una contundencia que desarma cualquier optimismo desmedido: "Ya es el tercer trimestre que baja". Sus palabras confirman la entrada en un ciclo recesivo profundo, un lastre que frena cualquier expectativa de una mejora tangible a corto plazo para la mayoría de la población argentina.

Las dos caras de la economía argentina

El problema de fondo es que el motor económico sigue gripado. El sistema bancario es un reflejo de esta parálisis, con un volumen de crédito en relación con el Producto Bruto Interno que se encuentra en niveles históricamente bajos. Esta asfixiante falta de financiación para la actividad económica sitúa al país muy por debajo de vecinos como Chile o Brasil, donde el acceso al crédito es considerablemente mayor.

Por otro lado, la tan celebrada bajada del riesgo país pierde buena parte de su fuerza cuando se pone en contexto. A pesar de la mejora, la prima de riesgo argentina sigue siendo notablemente más elevada que la de sus competidores regionales. La comparación con los 150 puntos de Uruguay, los 300 de Brasil o los 420 de Chile demuestra la enorme distancia por recorrer para que Argentina vuelva a ser considerada un mercado fiable por los inversores internacionales.

Asimismo, los analistas advierten de que una recuperación real y duradera solo llegará si se abordan los desequilibrios estructurales. La visión de los expertos es clara: es fundamental resolver varios desajustes pendientes, como la normalización de las tasas de interés y la corrección de la descorrelación técnica entre los bonos ajustados por inflación y la tasa real. Solo así se podrán sentar las bases para que la economía vuelva a crecer de manera sostenida.