Opinión

No llueve y hace calor, y los agricultores no saben qué hacer con el campo

Los agricultores se debaten entre sembrar en seco o esperar un poco para ver si llueve. Para los ganaderos, la hierba brilla por su ausencia y eso significa más costes

Tierras de cultivo de arroz sin sembrar en la provincia de Sevilla a causa de la sequía
Tierras de cultivo de arroz sin sembrar en la provincia de Sevilla a causa de la sequíaEPEP

Una vez más toca escribir del tiempo. Llevamos ya diez días del otoño –una de las dos estaciones del año con más precipitaciones– y no llueve en la mayor parte de España, especialmente en las zonas que más lo necesitan y en las que las reservas de agua están más bajas; además, las temperaturas son mucho más elevadas de lo que correspondería en esta época del año. En resumidas cuentas, que se prolonga la situación de sequía, lo que está dificultando las tareas previas a la sementera de los cereales y también la propia siembra.

Los agricultores se debaten entre sembrar en seco o esperar un poco para ver si llueve. Del lado de los ganaderos de extensivo, en algunas comarcas hay un poco de hierbay otoñada debido a las lluvias que cayeron hace menos de un mes, mientras que, en otras áreas, con precipitaciones más escasas, la hierba brilla por su ausencia, lo que se traducirá en más gastos a la hora de alimentar los animales. Ese es el panorama que se da al comenzar el otoño, que no es halagüeño.

El problema radica en que para esta semana no se esperan precipitaciones y, además, las temperaturas van a seguir muy altas, en niveles impropios de esta época. Dicho lo anterior toca encomendarse a la divina providencia para que llueva. Esas lluvias vendrían muy bien para diferentes cultivos y producciones. Un caso claro es el de los cereales y otro el del aceite de oliva, aunque se trata de situaciones diferentes. En lo que respecta a los primeros, el agua es necesario para las tareas de sementera.

En el del olivar, aunque llueva, poco cambiarán las cosas de cara a la campaña que acaba de comenzar; si acaso podrá engordar algo parte de la aceituna que está en los árboles y aumentar el rendimiento en aceite. En este sector, los efectos beneficiosos de la lluvia se notarían en la campaña que comenzará en el otoño de 2024, porque ayudarán a que los olivos, que han sufrido mucho durante los últimos veinte meses, se recuperen y puedan enfrentarse al futuro en mejores condiciones. En resumen, toca confiar en que cambie el panorama y llueva.