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Opinión

Se necesitan trabajadores, no maleantes

Algo se está haciendo mal: aunque los extranjeros representan el 14% de afiliados al sistema y el 19% de la población general son el 31,4% de la población reclusa

Una mujer mayor en silla de ruedas y su cuidadora pasean por el centro de Madrid Europa Press

La cifra de trabajadores extranjeros en España no deja de crecer para paliar del déficit de trabajadores, como consecuencia del «invierno demográfico» que se cierne hasta mediados de siglo.

La Seguridad Social ha registrado en la serie original 3.096.015 afiliados extranjeros, la cifra más alta de la historia, tras sumar 25.184 afiliados más este mes, un tercio del total del empleo creado. Son 1.069.456 cotizantes foráneos más que en junio de 2018 y representan ya el 14,2% de afiliados del sistema.

Desde la reforma laboral de 2022, el 40,6% del empleo creado corresponde a trabajadores de origen extranjero. En buena lógica, la mayor parte de la fuerza laboral viene a trabajar en los sectores intensivos en mano de obra que no se cubre con trabajadores nacionales pese a que la tasa de paro «oficial» ronda el 11%.

Hasta ahí la cara. Ahora viene la cruz.

Llevamos días con los desagradables sucesos en Torre Pacheco. El régimen «sanchista» ha tardado en mandar a los anti-disturbios para aprovechar el caldo de cultivo generado por algunos descerebrados racistas.

Un teatrillo que no oculta una realidad palmaria. Aunque los extranjeros representan el 14% de afiliados al sistema y el 19% de la población general –en realidad hay nueve millones de personas nacidas en otro país, pero un 30% tiene doble nacionalidad–, lo cierto es que los extranjeros representan el 31,4% de la población reclusa y quizá más si contamos a los encarcelados con doble nacionalidad.

Además, en Cataluña, por ejemplo, la mitad de los reclusos son extranjeros, mientras que en Madrid esta cifra alcanza el 42%. El colectivo extranjero con mayor presencia en las cárceles es el de los ciudadanos de origen marroquí, el 29,5% de los presos foráneos.

Esa es la realidad y no se debe ocultar.

Que España necesita inmigración es un hecho. De hecho, gracias a la «bendita» inmigración hermana hispanoamericana la asimilación es meteórica. Se evitan así innecesarios guetos.

Por tanto, que se nos cuelen tantos garbanzos negros solo tiene un responsable: el Gobierno. Porque, si usted abre la puerta de casa de par en par, más le vale estar atento para que no se le cuelen más maleantes.