
Energía
Órdago de Canadá a Trump: aprueba un oleoducto de 1.100 kilómetros para sacar su petróleo hacia Asia
Giro estratégico en su industria energética: suaviza normas ambientales y el tráfico de petroleros para exportar un millón de barriles al día a Asia y superar su dependencia de EE UU

Canadá está dando un giro estratégico en su industria energética. Un acuerdo entre Ottawa y la provincia de Alberta permitirá la construcción de un oleoducto hacia la costa del Pacífico con capacidad para transportar un millón de barriles diarios, abriendo así la puerta a mercados asiáticos y reduciendo la histórica dependencia de Estados Unidos.
Canadá produce actualmente alrededor de 4,9 millones de barriles de crudo al día y posee unas reservas probadas de 163.000 millones de barriles, en su mayoría arenas bituminosas. De hecho, es el cuarto país productor de petróleo del mundo (por detrás de Estados Unidos, Arabia Saudí y Rusia), pero hasta hace poco, prácticamente todo ese crudo se exportaba a Estados Unidos, una dependencia que ahora se considera un riesgo frente a las tensiones comerciales desatadas por la Administración Trump.
El memorándum para desarrollar esta infraestructura, de 1.100 kilómetros, fue firmado por el primer ministro Mark Carney y la primera ministra de Alberta, Danielle Smith, en Calgary.
Además de autorizar el oleoducto, el acuerdo suspende ciertas normativas sobre energía limpia en Alberta y elimina la prohibición del tránsito de petroleros por la costa del Pacífico, mientras la provincia incrementa el precio de las emisiones industriales de carbono. Carney señaló que la medida responde a los cambios fundamentales en las relaciones comerciales de Estados Unidos y busca asegurar el futuro energético de Canadá.
La transformación ya se deja sentir en las exportaciones. En 2024, los envíos de crudo fuera de EE UU alcanzaron un promedio de 4,2 millones de barriles diarios, un incremento del 5,4% respecto al año anterior. Gran parte de este aumento se canalizó a través de la expansión del oleoducto Trans Mountain Pipeline, y los envíos desde la costa oeste crecieron más del 70%. Alberta sigue siendo la principal productora, mientras que otras provincias como Newfoundland, Labrador y Saskatchewan aportan solo pequeñas fracciones del total.
El proyecto ha generado oposición: la provincia de Columbia Británica rechaza el tránsito de petroleros por sus aguas, y grupos medioambientales e indígenas expresan su preocupación. Como parte del acuerdo, las comunidades indígenas tendrán participación parcial en el oleoducto, buscando un equilibrio entre desarrollo económico y respeto territorial.
Más allá de la política interna, la decisión responde a una demanda global creciente. Asia, con sus economías en rápido desarrollo, requiere crudo pesado para diésel, combustibles industriales y petroquímica. El acceso al Pacífico proporciona a Canadá un suministro cercano, estable y competitivo frente a fuentes tradicionales de Oriente Medio y Latinoamérica.
Con este movimiento, Canadá aspira a consolidarse como una superpotencia energética, diversificando mercados y ganando influencia en la negociación internacional. La estrategia redefine su papel en el mapa mundial del petróleo: de un país prácticamente dependiente de Estados Unidos, a un exportador estratégico hacia Asia.
En 2025, mientras la producción mantiene niveles récord, la distribución del crudo canadiense comienza a reconfigurarse. Exportar a Asia deja de ser una ambición lejana para convertirse en la próxima frontera de la energía canadiense.
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