Impuestos

El Salario Mínimo y el Marco Financiero: más impuestos sin presupuestos

El Gobierno sigue incumpliendo el mandato constitucional de haber presentado y logrado que se aprobasen los Presupuestos Generales del Estado

 El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez
El presidente del Gobierno, Pedro SánchezQuique GarcíaAgencia EFE

Comienzo por lo más cercano, lo de aquí. Menudo sainete el que han dado los miembros del Gobierno presidido por el marido de Begoña a cuenta del IRPF a los «beneficiados» por la subida del Salario Mínimo Interprofesional. La única que saca tajada de verdad es la Agencia Tributaria, que se va a llevar un buen pellizco del incremento teórico. Los trabajadores afectados se quedarán con algo, mientras que las empresas, ya sean pequeñas, medianas o grandes, y los autónomos empresarios pagarán la factura en forma de incremento de sus costes (el salario y las cargas sociales). Es una muestra más de la voracidad fiscal del Ejecutivo de Sánchez y de “Marisú”, que nos afecta a todos los contribuyentes. Encima viene el escarnio, porque, a fecha de hoy, el Gobierno sigue incumpliendo el mandato constitucional de haber presentado y logrado que se aprobasen los Presupuestos Generales del Estado para el año en curso. Traducción de lo anterior: no sabemos en qué y cómo se van a gastar el dinero que extraen de nuestros bolsillos. En el ADN de un sistema democrático está la presentación de las cuentas para conocer dónde van los fondos públicos. Pues, de eso nada, monada: incumplen la Constitución, nos sangran y desconocemos como se lo gastan.

Después, lo de Bruselas. Allí han comenzado las tareas para preparar el Marco Financiero (presupuesto, para entendernos) de la UE para el periodo 2028-34. En este caso, sí que sabemos cómo se gasta el dinero, al menos en teoría y sobre el papel. Por el otro lado, el fiscal, los de la Comisión Europea plantean que haya subidas. Dicen que hace falta poner en marcha nuevas políticas comunes, para lo que evidentemente se necesitan más recursos económicos. Por eso proponen una doble vía: que los Estados miembros aporten más recursos a las arcas comunitarias, pasando del 1% del PIB comunitario al 2%, lo que supone duplicar, y, en segundo lugar, quieren crear nuevos impuestos y tasas que vayan de forma directa a sus cuentas. La traducción de esas dos vías es la misma: más impuestos y más presión fiscal. ¿Acaso alguna vez alguien se planteará comenzar por gastar mejor y de manera más eficiente el dinero del que ya se dispone, antes de seguir sangrándonos?