Agricultura

La volatilidad de los cereales

El mercado español, tras el chino, ha sido el segundo destinatario de los envíos de cereales procedentes de Ucrania

Cosecha de cereales en Castilla y León
Cosecha de cereales en La RiojaRAQUEL MANZANARESAgencia EFE

Ayer, en el filo de la navaja, se anunció una prórroga de dos meses del acuerdo por el que Ucrania podrá seguir exportando sus cereales a través de los puertos del Mar Negro. La vigencia del pacto terminaba hoy, después de que las autoridades de Moscú decidiesen el pasado mes de marzo que la prórroga sería por dos meses en lugar de los cuatro anteriores. El equipo de Putin había estado amenazando hasta el último momento con que iba a cerrar este grifo porque la otra parte del acuerdo, la que afectaba a sus exportaciones de cereales y, especialmente, de fertilizantes, no se estaba respetando. El mercado español, tras el chino, ha sido el segundo destinatario de los envíos de cereales procedentes de Ucrania, una vez que se puso en marcha el acuerdo, meses después de que comenzase la guerra. La evolución de los precios del trigo y del maíz durante el último año en los mercados de futuros ha sido claramente a la baja. En el caso del primero de estos productos, la cotización ha caído más de un 40 por ciento en relación con las cifras de la primera quincena de mayo de 2022 en Chicago y París. En lo que respecta al maíz, el recorte ha sido del 26 por ciento en la plaza norteamericana y del 36 en la capital francesa.

Esta misma tendencia a la baja se ha registrado en el mercado interior español. Durante la semana pasada los precios habían bajado entre un 20 y un 30 por ciento (con algunas excepciones) en las principales plazas en relación con los existentes hace un año. La situación que se da a mediados de mayo puede calificarse de curiosa. Lo primero a destacar era la escasez de operaciones. Lo segundo, la abundante oferta en los puertos como consecuencia de las importaciones realizadas en los últimos meses, entre otros orígenes de Ucrania. Y, lo tercero, es la retención de la oferta por parte de los agricultores y almacenistas que tenían existencias de la pasada cosecha, ya que esperan subidas de precios como consecuencia de la caída de producción este año. De hecho, en las primeras siegas que se han realizado se constata la bajada en picado de los rendimientos por la sequía y las altas temperaturas. Estamos ante una situación de extrema volatilidad.