Política

Liderazgo y unidad para ganar el gobierno

Hay una alternativa que debe hacer su trabajo sin errores ni atajos. Centrada en lo importante

El Partido Popular cerró la convención nacional con una extraordinaria exhibición de movilización y poderío políticos con un acto central en una abarrotada plaza de toros de Valencia, con miles de simpatizantes que no pudieron acceder al recinto y siguieron las intervenciones a sus puertas. El marco fue impactante, de otros tiempos en los que la política era capaz de conectar con la gente, y resultó una demostración de músculo de una organización recuperada y viva. Sin duda, en la hora de los balances, el cónclave popular, prolongado durante una semana, ha alcanzado los objetivos propios de una cita de estas características, que pasan por sumar fuerzas e impulsos, y marcar ascendencia en la sociedad para consolidar el dinamismo y el empuje que los próximos meses exigirán de la alternativa al gobierno de socialistas y comunista. El PP de Pablo Casado, con el eficiente trabajo de coordinación y organización de Teodoro García Egea, se ha manifestado en esta convención como un formación sólida y cohesionada con todos su centros de poder en sintonía con el liderazgo de Pablo Casado y el proyecto común. Se espantaron fantasmas malintencionados para que se enfoque un futuro exigente y complejo sin distracciones vanas y extemporáneas. Si el cónclave marcó con nitidez las directrices y el rumbo de la organización, la intervención de Pablo Casado rubricó lo que resulta incuestionable como es que las opciones del PP de alcanzar La Moncloa pasan por la unidad y la capacidad de atraer a liberales, conservadores y socialdemócratas decepcionados. En suma, ese amplio y plural espacio constitucionalista que el PSOE ha desatendido y al que ha dado la espalda. El éxito en ese propósito nos parece estratégico y decisivo para erigir un opción electoral capaz de lograr refrendos definitivos. Será determinante además que el PP se presente como una opción sin complejos o indecisa frente a la impostada superioridad moral de la izquierda, como tantas veces hemos reclamado. En ese sentido, el nuevo «contrato social» planteado por líder del PP en Valencia para rescatar España y dejar atrás el «trienio negro» de Sánchez supone un compromiso en la buena dirección. Vive nuestro país un tiempo crítico, en manos de la izquierda más radical de Europa y de auténticos enemigos de la libertad y de la Constitución como los independentistas y proetarras, hoy socios de La Moncloa. Estamos sumidos en una profunda crisis de la que casi no escapa ningún ámbito de la vida nacional. Los españoles somos más pobres y nuestra calidad vida declina. La nación demanda una intensísima agenda reformista y regeneracionista con un gran proyecto liberal. Hay una alternativa que debe hacer su trabajo sin errores ni atajos. Centrada en lo importante.