Editorial

Moción ciudadana contra el Gobierno

Las encuestas pronostican el cambio de ciclo que aboca a un periodo regeneracionista. Nada será más urgente que reanimar la democracia y rearmarla

Sin tiempo para digerir las consecuencias del acelerón ejecutivo del Gobierno y su mayoría, que ha convulsionado la vida nacional y la ha tensionado hasta hacer estallar una crisis institucional sin precedentes en nuestra democracia, arranca otra semana clave para el devenir de la nación, en la que se sustanciará el futuro de anclajes fundamentales para la estabilidad. Pedro Sánchez ha emprendido con la complicidad de la sociedad extremista que respalda su presidencia una catarsis del sistema con consecuencias que deberían conducir a la suspensión y derogación de sus principales iniciativas de control del Poder Judicial por abierta y descaradamente ilegales, como la jurisprudencia acumulada ha dejado sentado y bien sentado en episodios similares. Solo Sánchez y su cohorte de asesores saben hasta qué punto han calculado con tino la factura social de tanto despropósito con el mero fin de una suerte de encastillamiento en el poder y de cegar hasta el extremo el camino de la oposición hacia el gobierno. Ese test fidedigno de cómo ha recibido la sociedad sus actuaciones en compañía de comunistas, separatistas y bilduetarras lo conoceremos en las elecciones consiguientes del próximo año. Las primeras, en mayo, indiscutiblemente plebiscitarias, y las segundas, las generales, definitivas. Pero las encuestas, con leves oscilaciones, han marcado nítidamente una tendencia previa a esta semana negra de evidente desgaste del frente de izquierdas, que recoge el desapego de los españoles a la forma de entender y ejecutar la gestión de Moncloa. LA RAZÓN publica hoy el primer sondeo posterior a la aprobación de esos proyectos que ya marcan la legislatura de Sánchez, como la ley del solo sí es sí, la derogación de la sedición, la rebaja de la malversación y la reforma torticera de la ley del Poder Judicial y del Tribunal Constitucional. A día de hoy, el PP, con 141/143, ganaría los comicios con casi medio centenar de escaños de diferencia con el PSOE, que se hunde, con 92/94, camino del peor resultado de su historia. Con Vox, que también cae por la espiral alcista de los populares, pero que alcanza 42/44 parlamentarios, el centroderecha certificaría una mayoría absoluta holgada de 183/187 por encima de los 176 precisos. Otro punto relevante y significativo de la erosión del PSOE es el relevante trasvase de voto socialista a la candidatura de Núñez Feijóo que detecta el estudio de NC Report, 745.000 papeletas, un 11% de sus electores en 2019. La evolución demoscópica en favor de la alternativa responde a una lógica política, económica, institucional e incluso moral por el balance del gobierno de las izquierdas y el separatismo tan pobre como pernicioso para el interés general. Es la consecuencia de un deterioro de las condiciones de vida de los españoles, que viven hoy peor, mucho peor, que antes de la llegada de Sánchez. Las encuestas pronostican el cambio de ciclo que aboca a un periodo regeneracionista. Nada será más urgente que reanimar la democracia y rearmarla.