Editorial
El humo del incendio preelectoral
El PSOE –personificado por Puente y algún que otro socialista «bienpagao» más– no ha dudado en usar como arma electoral unos incendios que están arrasando media España para dañar la imagen de gestión de los gobiernos autonómicos del PP
Estamos todavía en pleno horno veraniego, pero algo huele a elecciones en el ambiente y las huestes políticas de los dos grandes partidos se preparan para enfrentarse en campo abierto a la vuelta del impasse vacacional, aunque las primeras escaramuzas ya se han producido y van a ir a más de aquí al inicio del nuevo curso. Y qué mejor –o peor– excusa que los incendios para pintar la cara del adversario, sacarle los colores o acusarle de negligencias, incumplimientos, ausencias o, directamente, vagancia, estulticia y falta de profesionalidad. Es un juego perverso al que la ciudadanía, cercada por el fuego, asustada por las imágenes de televisión y preguntándose por qué el país arde por los cuatro costados, asiste incrédula al intercambio de acusaciones, esperando que, por una vez, los políticos sirvan para lo que se les vota y se les paga: por resolver problemas.
Como parece ya habitual, la primera andanada provino del ínclito ministro de Transportes, Óscar Puente, que se mete en los charcos con los pies descalzos y no le importa. El caso es descalificar al adversario sin importarle a quién se hace realmente daño. Pero en este caso hay algo más por detrás. El PSOE –personificado por Puente y algún que otro socialista «bienpagao» más– no ha dudado en usar como arma electoral unos incendios que están arrasando media España para dañar la imagen de gestión de los gobiernos autonómicos del PP. Es evidente que en Ferraz temen que Génova orqueste un golpe de mano contra el Gobierno, y que tres de los barones populares –de Extremadura, Andalucía y Castilla y León– ejecuten un adelanto electoral que pille en fuera de juego al presidente Pedro Sánchez, cercado por la corrupción y con la peor imagen de un presidente entre la sociedad española desde la recuperación de la Democracia.
El PSOE-A asume la tentación del PP de convocar elecciones anticipadas para desgastarles en un contexto adverso si Sánchez también adelanta. El presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, ha dejado siempre claro que su intención es agotar la legislatura, pero no cierra la puerta a un adelanto «técnico» en caso de que Sánchez dé el paso primero. En cuanto a Extremadura, no hay una posición definitiva por el bloqueo presupuestario y la persistente minoría parlamentaria popular, que mantiene viva la hipótesis del adelanto.
La estrategia que prepara Moncloa llena de dudas a los representantes municipales y autonómicos socialistas, que creen que la intención de que el «líder supremo» lleve al frente de esas federaciones a sus primeros espadas en el Consejo de Ministros es un campo de minas plagado de riesgos. Temen que las malas perspectivas a nivel nacional maten cualquier opción de lograr un buen resultado. Mientras tanto, Puente a lo suyo.