Opinión
Entonces no sabrán ni quienes son
La cita del Ministerio de Educación en X que no entendió
“Como decía Albert Einstein: ‘La educación es lo que queda después de olvidar lo que se ha aprendido en la escuela’ ”, cita el Ministerio de Educación en X. Y sigue: “Desde el Ministerio de Educación apostamos por un aprendizaje que trasciende la memoria: comprender, crear y conectar saberes con la vida.”
Para empezar, esa cita no se atribuye directamente a Einstein. Es la traducción de una conocida expresión inglesa: “Education is that which remains, if one has forgotten everything he learned in school”. El espíritu de esa frase refiere a la huella que dejan los conocimientos que recibimos a lo largo de nuestro paso por las escuelas y no al hecho de que no recibimos, o no deberíamos, recibir nada.
La cita refiere a la diferencia entre la memoria explícita (sobre los datos concretos, las fechas, las definiciones, etc.) y la memoria intuitiva, o narrativa (marcos mentales, formas de pensar). La idea es que, aunque olvidamos datos concretos, retenemos marcos mentales, estructuras de pensamiento. Pero esos marcos mentales y esas estructuras de pensamiento no son posibles sin los conocimientos aprendidos. No es posible entender lo que pasó en la Revolución francesa o en la Ilustración, por ejemplo, sin haber estudiado las fechas, los nombres de las personas involucradas, los nombres de las corrientes de ideas y su significado filosófico e histórico. Y no se puede entender el significado de una corriente sin entender las palabras que configuran las frases que se leen al estudiarlas. Los datos y las experiencias sensoriales son piezas en un encaje más amplio, nos permiten abstraer y llegar a conclusiones que configuran nuestra comprensión de la realidad. Una persona que ha cursado una ingeniería o una carrera legal tiene una cabeza más estructurada que si no la hubiese cursado, pero eso es imposible sin haber estudiado lo concreto de cada ámbito. Se puede olvidar las fórmulas o las leyes, pero haberlas aprendido es lo que ha contribuido a estructurar la mente. En lenguaje coloquial, decimos que la educación nos “amuebla la cabeza” y nos permite entendernos a nosotros mismos y al mundo en el que vivimos. Por eso no es correcto hablar de Internet como de un almacén de información al que nos podemos conectar desde la ignorancia. Y tampoco es correcto hablar de la AI como de una herramienta valiosa en manos de una persona que carece del contexto para formular preguntas inteligentes.
En seguida entendemos que el Ministerio de Educación no entendió el sentido verdadero de la cita:
“Desde el Ministerio de Educación apostamos por un aprendizaje que trasciende la memoria: comprender, crear y conectar saberes con la vida.”
No parece que “trascender la memoria” sea la mejor forma de plantear la educación. Si trascendemos la memoria, entonces renunciamos a los conocimientos, las fechas, los nombres, los acontecimientos, las cifras, las experiencias vividas, a todo aquello que forma parte de la cultura y de los saberes que adquirimos para ser mejores personas y poner nuestros talentos al servicio de los demás. Tampoco habrá marco mental, intuiciones, pensamientos. De hecho, sin la memoria explícita, no hay memoria narrativa. Si nuestros alumnos no tienen memoria de trabajo, no pueden alternar entre dos tareas. Si no les han enseñado nada, no saben nada, no pueden hacer nada. Los conocimientos y las experiencias les configuran como personas, les hacen ser quienes son. Si no tienen memoria biográfica, tampoco recuerden experiencias vividas.
Entonces no sabrán ni quienes son.