Especial Educación

Estrategias para reducir el abandono educativo en España

Por Ismael Sanz, Profesor de Economía Aplicada en la URJC y FUNCAS

Abandono escolar
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España enfrenta un significativo desafío educativo con una tasa de abandono del 13,6% en 2023, según datos del Ministerio de Educación, FP y Deportes. Aunque ha disminuido desde el 13,9%. Además, esa tasa del 13,6% nos sitúa como el segundo país con un abandono más elevado en la UE, solo superado por Rumanía, y lejos del objetivo de la UE en Educación y Formación para 2030 del 9%. Con un ritmo de disminución de tres décimas no parece que nuestro país vaya a poder situarse en ese umbral dentro de siete años.

Como comento en mi investigación para la Fundación de las Cajas de Ahorro Confederadas, FUNCAS, sobre las tasas de abandono temprano en la educación por comunidades autónomas, hay una gran heterogeneidad en el abandono, con Navarra (6,3%), País Vasco (6,4%), Cantabria (7,4%) o Galicia (8,8%) ya con registros por debajo del objetivo de la UE para 2030 del 9,0%. En todas las CC AA, el abandono temprano es más bajo entre las mujeres que entre los hombres, en algunos casos incluso la mitad. En cualquier caso, es interesante comprobar que la diferencia en la tasa entre hombres y mujeres se ha reducido considerablemente en los últimos años. En 2002 la diferencia entre la tasa masculina (37,2%) y femenina (24,3%) era de 12,9 puntos porcentuales. Ahora, en 2023, después de tres años consecutivos de mejor comportamiento relativo de los hombres, esa diferencia se ha reducido a 4,5.

Pese a mejorar, España es todavía el segundo país de la UE en abandono escolar tras Rumanía

Por otro lado, la influencia del nivel educativo de los padres es notable en este terreno. A medida que el de las madres aumenta, la tasa de abandono temprano de sus hijos disminuye significativamente. Por ejemplo, en familias donde las madres tenían una educación de Primaria o inferior, la tasa era de un elevado 35,5%, mientras que este porcentaje se reducía al 2,4% en familias con madres con educación superior. En todos los niveles educativos de las madres, las hijas presentaban tasas de abandono inferiores a las de los hijos.

Expongo a continuación algunas de mis propuestas para abordar el problema:

Enfoque en colectivos vulnerables

Una de las estrategias eficaces identificadas en la reducción del abandono escolar en varios países consiste en atender a las necesidades de grupos vulnerables. Investigaciones como las realizadas por Battaglia y Lebedinski (2022) en Serbia y Gershenson et al. (2022) en Estados Unidos han revelado resultados significativos cuando los estudiantes son acompañados por tutores o maestros que comparten su origen étnico o racial. Por ejemplo, Gershenson et al. (2022) muestran que en Estados Unidos, asignar al menos un profesor afroamericano a estudiantes afroamericanos en la etapa primaria incrementa la probabilidad de que estos alumnos se graduaran en secundaria en nueve puntos porcentuales y accedieran a la universidad o a Formación Profesional Superior en seis puntos porcentuales. Por su parte, Battaglia y Lebedinski (2022) encontraron que los estudiantes de bajo desempeño académico mejoraban sus resultados al tener modelos a seguir dentro de su misma comunidad étnica. Este estudio específicamente analizó el Programa de Asistentes de Enseñanza en Serbia, destinado a estudiantes de etnia gitana con bajo rendimiento, asignando a individuos de la misma etnia en cada centro educativo para apoyar a los alumnos seleccionados y facilitar la conexión con su comunidad. Los resultados de este programa indicaron un aumento del 18,5% en la probabilidad de que estos estudiantes optaran por trayectorias educativas secundarias más extensas.

Extensión de la enseñanza obligatoria

Extender la educación obligatoria en España hasta los 18 años, basándose en experiencias internacionales que sugieren que esta medida podría reducir la tasa de abandono escolar hasta en un 50%. Un precedente notable es el caso del Reino Unido, donde el aumento de la edad mínima de escolarización de 14 a 15 años generó un impacto sustancial y directo, según los hallazgos de Oreopoulos (2006).

Extender la enseñanza obligatoria reduce el riesgo de pobreza y exclusión social

Esta modificación en la política educativa llevó a que aproximadamente la mitad de los adolescentes permanecieran en la escuela por un año adicional. Según Hofmarcher (2021), el prolongar la duración de la educación obligatoria se traduce en una disminución relativa de la pobreza y la exclusión social de un 29%. Adicionalmente, este aumento en los años de educación parece contribuir a una disminución de un 17% en las dificultades percibidas por las personas para llegar a fin de mes.

Campañas de sensibilización

Realizar campañas de publicidad entre los jóvenes de 14, 15 o 16 años para explicarles la importancia que tiene que no dejen los estudios sin finalizar FP media o bachillerato. El estudio de Fryer (2016) describe un experimento de campo en el cual los estudiantes recibieron información diaria vía mensaje de texto sobre la relación entre el capital humano y los resultados futuros. Se encuentra que cuatro años después de concluido el experimento, tiene un impacto estadísticamente significativo en los exámenes de ingreso a la universidad de hasta 0,13 desviaciones estándar, tanto como lo que un estudiante aprende en un trimestre escolar.

Incentivos para docentes en zonas desfavorecidas

Una estrategia eficaz para reducir el abandono escolar es incentivar a los profesores para que trabajen en centros educativos de bajo rendimiento. El Programa de Avance del Profesorado (TAP), implementado en Carolina del Sur desde 2007 y expandido a otros estados de EE UU, ofrece incentivos y desarrollo profesional a los docentes. Este programa integral incluye guías para mejorar la instrucción, observaciones y retroalimentación. Los estudios de Cohodes et al. (2023) y Glazerman et al. (2013) muestran que este enfoque aumenta la probabilidad de graduación de los estudiantes y mejora el rendimiento en las pruebas. Estos programas destacan la importancia de una instrucción de calidad y la tutoría profesional para mejorar los resultados educativos.