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Royal, el arma secreta de Hollande

Ségolène Royal, junto al presidente francés Hollande y el ministro de Exteriores, Laurent Fabius
Ségolène Royal, junto al presidente francés Hollande y el ministro de Exteriores, Laurent Fabiuslarazon

Como si de la primera dama se tratara, Ségolène Royal brilló ayer con luz propia durante la visita de los Reyes de España a París. Posando en la foto oficial junto a los monarcas y el presidente de la República, François Hollande, daba la impresión de que Royal ocupaba el puesto que dejó vacante Valérie Trierweiler hace un año. Oficialmente, su presencia en la escalinata del Elíseo se explica por la ausencia del ministro de Asuntos Exteriores, que participaba en la capital francesa en una reunión de la coalición internacional contra el Estado Islámico. Sin embargo, la aparente sorpresa no puede ocultar un hecho ineludible, la creciente influencia de la ex candidata presidencial socialista desde que entró hace un año en el Gobierno de Manuel Valls como “superministra” de Ecología, Desarrollo Sostenible y Energía.

A sus 61 años, Royal, unida sentimentalmente a Hollande durante casi tres décadas y madre de sus cuatro hijos, tiene una dilatada experiencia política como ministra, diputada, aspirante al Elíseo y presidenta regional. Sin embargo, su pasado con el jefe de Estado le cerró las puertas de Matignon mientras Trierweiller estaba en la primera línea. Tal era la inquina que la periodista sentía hacia la dirigente socialista, que en las elecciones legislativas de 2012 frustró las aspiraciones de Royal a presidir la Asamblea Nacional apoyando públicamente en Twitter a un disidente del PS.

Ahora, en cambio, las cosas son diametralmente opuestas. Royal se ha convertido en la “número dos” del Gobierno de Valls, con el que compite en notoriedad pública y popularidad. Así lo demuestra la creciente presencia de la “superministra” en actos oficiales y viajes oficiales acompañando a Hollande, con el que parece hacer un tándem perfecto. De ahí que la prensa gala y los medios políticos oficiosos hayan pasado a llamarla la “vicepresidenta”, un cargo que, obviamente, no existe en la Constitución del Hexágono. Para Trierweiler sólo la ambición política de ambos explica esta simbiosis. “Son inseparables. Va más allá de sus hijos. Comparten un gusto desaforado por la política. El poder es su razón de ser, su obsesión mutua”. En declaraciones al rotativo “Le Parisien”, la ex primera dama va más allá y advierte a la actriz Julie Gayet, actual pareja de Hollande, que no espere mucha lealtad de él porque el presidente y Royal son “inseparables” y “no hay espacio para otra mujer en esa relación”.

Según muchos analistas, Hollande, con un raquítico 21% de popularidad, quiere recurir a Royal, que cuenta con el favor del 49% de los franceses, para aumentar sus posibilidades de cara a un segundo mandato en 2017. El prestigio y el carisma de la ex presidenta de Poitou-Charentes será su arma secreta para neutralizar el discurso populista y xenófobo de Marine Le Pen, que sueña con repetir la proeza de su padre y pasar a la segunda vuelta de las presidenciales. En opinión de Frédéric Dabi, subdirector de la consultora Ifop, Royal es “muy popular en algunos sectores de la base política de izquierda: la juventud y los trabajadores”, por lo que “podría ser un factor de peso”.

pgarcia@larazon.es