Elecciones Generales 2016

El presidente que saldrá tras 120 minutos de «radiografía» televisiva

Los moderadores del debate a cuatro analizan el «show mediático» de la política en la actualidad, en el que una «frase tonta» puede ser el fin de un político.

Vicente Vallés se prepara antes del pasado debate a cuatro de las mujeres
Vicente Vallés se prepara antes del pasado debate a cuatro de las mujereslarazon

Los moderadores del debate a cuatro analizan el «show mediático» de la política en la actualidad, en el que una «frase tonta» puede ser el fin de un político.

Lo dijo la directora de cine Pilar Miró: «La televisión es un medio peligroso porque más que fotografías hace radiografías». Una expresión, un gesto... Todo cuenta en el veredicto que un espectador hace del candidato expuesto. Una apuesta que es muy arriesgada perder, por lo que algunos aspirantes a La Moncloa hicieron de la renuncia a ella un hábito salvo que fuera necesario. Pero ahora ya no. Ahora no figurar como participante de la parrilla televisiva es precisamente eso, no figurar. La nada. Desde el líder de Podemos, Pablo Iglesias, el primero en deber su meteórico ascenso político al medio audiovisual, hasta el actual presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, último en entenderlo pero que ha «claudicado» a sus encantos durante esta campaña. Los moderadores del debate a cuatro que emitirá La 1 este lunes ofrecen a LA RAZÓN su visión sobre la mudanza del escenario electoral a los platós.

«La política se está convirtiendo en un show mediático y no creo que tenga mucho remedio», asegura Vicente Vallés, presentador de Antena 3. «Hay dos tipos de votantes, los que rehúyen del espectáculo y les importa el programa de cada partido, y los que se dejan llevar por las cuestiones más llamativas. Lo que sí ha permitido la frivolización de la política es hacerla llegar a mucha gente que antes no estaba interesada en ella». El peligro de la trivialización de la política también lo contempla el presentador de informativos de Telecinco, Pedro Piqueras. «Es cierto que en ocasiones los políticos se pasan más tiempo en la televisión que trabajando por los ciudadanos», afirma. «Pablo Iglesias, por ejemplo, ha sabido jugar sus cartas perfectamente, nunca ha huido de la confrontación con ningún adversario en televisión. Ahora lo aprovechan todos, porque han entendido que no pueden estar en el ostracismo político. Mariano Rajoy ha rectificado en este sentido positivamente y, como los demás, gana en directo».

Ninguno se posiciona respecto a quién quiere más la cámara. «En realidad, los cuatro son buenos comunicadores, cada uno a su manera», considera Vallés. «Todos mejoran cuando se dejan llevar por la naturalidad y no están pendientes de poner esta cara o mover las manos así».

Tampoco hay disconformidad de criterio en cuanto a la actitud secundaria que debe adoptar el moderador. Es decir, nunca pueden convertirse ellos en noticia. «Haremos lo posible porque los candidatos debatan entre ellos», explicó la presentadora de Informativos de La 1, Ana Blanco, en rueda de prensa. «Nuestro objetivo es que seamos buenos árbitros y no destacar dentro del debate». Piqueras corrobora las palabras de su colega: «Hay que tener un sentido de servicio al público, ser equidistante y tratar a todos por igual. En resumen: pujar por la veracidad».

La directora de Informativos de Antena 3, Gloria Lomana, aseguró rcientemente en unas conferencias organizadas por la UCAV y La Razón, que la televisión «es la principal fuente de información y de creación de opinión en la vida política, porque el 60% de los ciudadanos se informan a través de la televisión». Según un estudio de la consultora Kantar, experta en el comportamiento del consumidor, el medio preferido por los votantes para seguir a los políticos es la televisión, con un 53,8%, seguido por las redes sociales, con un 21,9%. Paradójicamente, el objeto de polémica durante estos meses, que ha sido la conveniencia o no de repetir la campaña electoral por el gasto presupuestario, no tiene mucho éxito: la asistencia a mítines apenas llega a un 0,8%.

¿Pero la gente no está saturada de información política? «La audiencia no ha bajado en los informativos. La gente sabe que estos comicios son decisivas porque de aquí tienen que salir unas elecciones: hay apenas un 30% de la población que tiene claro su voto y debates como éste son decisivos», asegura Vallés.

Con estos datos sobre la mesa, el presentador de Antena 3 se atreve a comentar el estado en el que llegan los políticos a los debates, dada su dilatada experiencia televisiva. «Llegan preocupados. Todos», afirma. «Y yo les entiendo. Están sometidos a una presión brutal todos los minutos del día en campaña. Saben que un solo error, una frase tonta, puede hacerles muchísimo daño. Y en un debate eso se concentra más. Como ser humano no me quiero poner en su lugar». A su juicio, tanto el líder socialista, Pedro Sánchez, como el de Ciudadanos, Albert Rivera, coinciden en lo mismo: «Se manejan bien pero en ocasiones tienen un problema de estar demasiado pendientes de hacer lo que les han dicho que tienen que hacer». Considera que el más «suelto» es el líder de Podemos, pero que al presidente del gobierno en funciones, Mariano Rajoy, se le dan mejor los programas distendidos –como su reciente intervención en el programa de Ana Rosa Quintana en el que respondió a las preguntas de los más pequeños– que los puramente políticos.

En 1993 se emitió, en Antena 3, el primer debate televisado de la historia de España, entre Felipe González y José María Aznar, moderado por Manuel Campo Vidal. Un formato rígido y una esencia solemne, si la comparamos con la puesta en escena del estilo actual. «No sé qué es lo más difícil del papel que desempeñaré el lunes porque es mi debut», comenta Piqueras. Vallés sí se ha puesto en la tesitura en más de una ocasión, la última en la reciente «contienda» dialéctica entre Andrea Levy, Carolina Bescansa, Margarita Salas e Inés Arrimadas. «Es básico hacer una pregunta útil que sirva para conocer lo que ofrecen los candidatos, y también saber hasta dónde dejar ir las refriegas que surjan entre los candidatos. Yo soy partidario de la flexibilidad en los debates, pero hay que saber parar. Y no siempre es fácil».