Miedo a las elecciones

Vox sigue al PSOE en su plan de derribar a Feijóo

Los de Abascal prefieren un Gobierno de Sánchez sometido a Junts que ir de nuevo a las urnas para perder más escaños

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, durante la Junta Directiva del partido este lunes
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, durante la Junta Directiva del partido este lunesDavid Mudarra

El núcleo duro de Vox sigue la misma estrategia del PSOE de centrar todo su «fuego» sobre el líder de la oposición y ganador de las elecciones generales, Alberto Núñez Feijóo. Los primeros movimientos tras las elecciones del pasado domingo confirman que Vox y los socialistas comparten las líneas generales de una política que busca debilitar a Feijóo. Moncloa está intentando distraer la atención sobre sus negociaciones con una campaña de descrédito personalizada en Feijóo y Vox sigue sus pasos, después de que el 23J se dejaran hasta 19 escaños en el camino.

El sector duro del partido de Abascal está también intentando torpedear la negociación en Murcia y en Aragón para formar gobierno, con interferencias desde Madrid que parece que no tienen más sentido que elevar el nivel de crispación entre los dos partidos. A Vox no le interesa que se repitan las elecciones generales porque sería un revulsivo para aglutinar más voto útil alrededor de las siglas del PP. Entre la posibilidad de una suma de la derecha, con ellos más debilitados, pero con Gobierno Feijóo, y un Ejecutivo de Sánchez con todos los partidos independentistas, incluido Junts, es más favorable para sus intereses de partido este último escenario. Ir de nuevo al examen electoral adelgazaría aún más su grupo parlamentario y ven más espacio para jugar el balón en un marco, el de la confrontación en materia territorial, en el que se sienten especialmente cómodos.

En esta clave hay que interpretar los movimientos que está haciendo Vox en estos últimos días, y por qué desde Madrid tiran de las riendas del partido para que nadie se mueva de las posiciones más dogmáticas en las negociaciones todavía en marcha con el PP, en Murcia y Aragón, para gestionar los resultados del 28M.

El PP responde, y ayer mismo el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, abroncó a Vox por sus comentarios homófobos y machistas durante la campaña. «Los padres y madres de derechas con hijos homosexuales se han sentido atacados», echó en cara al portavoz de Vox.

Así, mientras la izquierda sigue machacando con el eslogan de que PP y Vox son lo mismo, la realidad es que estos dos partidos discrepan profundamente en intereses estratégicos y también en las líneas marco de su programa de gobierno.

Vox ha sido el elemento que más ha ayudado al PSOE en la recta final de la campaña. De hecho, de los primeros análisis del voto se sacan conclusiones como que Vox, al final, ha asustado más a las mujeres que toda la polémica que ha suscitado la Ley del «solo sí es sí» y la política ideológica y sectaria del Gobierno de coalición en materia de igualdad y de feminismo. Vox es el partido más masculinizado, mientras que el PSOE sigue siendo el más feminizado.

Las elecciones del 23J han confirmado que Vox no sólo pierde peso, sino que complica el acceso del PP al Gobierno. Con su caída en más de 623.000 votos, 19 escaños y 2,82 puntos con respecto a 2019, han sido un lastre para las expectativas de Feijóo de llegar a La Moncloa.

De hecho, los equipos electorales no pasan por alto en esta resaca del 23J que en Castilla y León, donde Vox gobierna desde hace más tiempo con el PP, han bajado en todas las provincias. La que más ha sido Zamora, con un 4,8 por ciento.

La pinza PSOE-Vox se está sustanciando, de momento, en el discurso público, pero está por ver de qué manera se plasma en un posible Pleno de investidura de Feijóo, que se celebrará siempre que, antes de la ronda de consultas del Rey Felipe VI, Moncloa no haya sido capaz de cerrar un acuerdo con sus socios, ampliándolo al partido del prófugo Carles Puigdemont.

Ese futuro Gobierno de España irá también vinculado a las alianzas de la Generalitat o del Ayuntamiento de Barcelona, y los acuerdos y las decisiones que se adopten en los próximos meses estarán sometidos al clima electoral en el País Vasco y en Cataluña.

Tanto es así que ayer el PNV ya se puso a la cabeza de la lista de peticiones a Sánchez para darle su apoyo en una nueva investidura. En su pulso con Bildu, a quien el PSOE cuidará en su frente de izquierdas sobre la derecha vasca, el PNV sacó pecho por haber parado a la derecha y reclamó una oferta programática para respaldar a Sánchez.

Los partidos terminan la primera semana postelectoral pendientes del voto CERA, ya que hoy comienza el conteo de las papeletas de los españoles que residen en el extranjero. La derogación del voto rogado augura un aumento de la participación.

El resultado del 23J fue tan ajustado que la oscilación de un escaño puede obligar a que el PSOE tenga que negociar con Puigdemont el voto afirmativo en lugar de una abstención, encareciendo aún más el precio a pagar.

La eliminación del sistema del voto rogado, un mecanismo que obligaba a los electores a llevar a cabo tantos trámites que muchos de ellos desistían de ejercer su derecho, hace prever que suba la participación.

Moncloa, de todas formas, se ha negado a negociar con el PP, pero ya está haciéndolo con todos sus socios y preparando su programa de gobierno con Sumar.