Estrategia
Por qué estas startups evitan las rondas de financiación
Aunque la mayoría recurre a la inversión externa, algunos emprendedores optan por otros modelos para construir y desarrollar sus negocios digitales
Del FFF («fools, family and friends», locos, familiares y amigos) como primeros inversores a los venture capital o fondos de inversión hay un largo camino de opciones entre las que las startups y los emprendedores pueden elegir para recaudar dinero para sus negocios. Algunos optan por modelos «crowdfounding» o «boostraping», que pretenden, en la medida de lo posible, evitar depender en exceso de terceros.
Estos modelos alternativos de financiación se han vuelto, si cabe, más populares desde que el invierno inversor llegara a finales de 2022, cuando la tendencia de unos tipos de interés cercanos al 0% empezara a resquebrajarse, lo que frenó las rondas de inversión (y su montante) y también conllevó una rebaja de la valoración de algunas de estas empresas que, en los años anteriores, más se habían beneficiado de este buen momento inversor.
Por hacernos una idea, en 2023 en España la inversión total fue de 2.254 millones de euros, una reducción del 43%, con 376 operaciones, según el informe «Presente y Futuro del Emprendimiento» de OBS Business School.
Un modelo para empresa
Como decimos, muchas startups protagonizan lo que se conoce como rondas de inversión Serie A, Serie B, Serie C, etc. a medida que crecen.
En cada una de estas rondas que logran las startups, la empresa busca recaudar una cantidad específica de capital que se concede a cambio de una participación (a determinar por las dos partesn) de los inversores en la empresa. Estas rondas suelen estar respaldadas por fondos de capital de riesgo (Venture Capital), que suelen buscar empresas con un alto potencial de crecimiento. En las fases iniciales o capital semilla, el dinero proviene, a menudo, de los propios fundadores de la empresa, pero también puede provenir de inversores externos como los Business Angels, personas adineradas que invierten en startups a cambio de una participación en la empresa. A menudo, a la vez proporcionan asesoramiento y experiencia. Las incubadoras o aceleradoras también proporcionan financiación, así como apoyo y recursos, a startups en sus primeras etapas a cambio de una participación en la empresa.
Por otro lado está la opción de recurrir a subvenciones públicas (algunos gobiernos y organizaciones las ofrecen a startups, especialmente aquellas en ciertos sectores o áreas geográficas) así como a deuda o préstamos proporcionados por bancos u otras instituciones financieras. El peaje a pagar es, claro está, devolver el dinero con intereses.
Por eso, para quienes rehúyen estas dos alternativas, el «crowdfounding» o «boostraping» pueden ser opciones a tener en cuenta. En la primera de ellas la financiación se produce de manera colectiva. Es aquello de grano a grano se hace granero: un gran número de personas aportan pequeñas cantidades de dinero para financiar una empresa o proyecto. Esto se hace a menudo a través de plataformas en Internet. Mientras, si hablamos de «bootstrapping», nos referimos a la autofinanciación de una startup. En lugar de buscar inversores externos, los fundadores utilizan sus propios ahorros y reinvierten los ingresos generados por la empresa para financiar su crecimiento. Para algunos, es la forma más sana y sostenible de crecer, aunque sea a un ritmo más lento que cuando se depende de rondas de inversión.
Ser independiente
Los emprendedores con los que hemos hablado y que han recurrido a estas opciones esgrimen el poder ser independientes como una de las grandes bazas.
«Queríamos construir una empresa a nuestra manera, manteniendo el control total sobre nuestra dirección y estrategia. Autofinanciarnos nos permitió ser más ágiles y responder mejor a las necesidades de nuestros clientes sin las presiones de terceros», expresa Iván Navas, cofundador y CEO de Doofinder. «Queríamos validar nuestra idea y modelo de negocio de manera independiente. Esto nos permitió tener un control total sobre el desarrollo y la dirección de la empresa sin estar sujetos a las expectativas o restricciones de inversores externos. Además, generar nuestros propios ingresos desde el principio nos ayudó a desarrollar una base financiera sólida y una disciplina empresarial que ha sido crucial para nuestro crecimiento», señala por su parte José J. Burgos, CEO de Fresh People.
«Siempre he creído en la importancia de ser autosuficiente y mantener la independencia. Mi máxima ha sido sobrevivir sin ella, ya que esto nos permite mantener el control total sobre la gobernanza de la empresa y evita posibles conflictos en la sinergia con inversores. No he rechazado la financiación por completo, pero tampoco la he buscado de manera exhaustiva; para nosotros la mejor fórmula ha sido siempre un modelo de negocio que sea rentable por sí mismo. Esta estrategia también nos protege de vernos endeudados en momentos de coyuntura revuelta del mercado, donde la situación puede volverse muy tóxica», justifica Alex Saiz Verdaguer, fundador y CEO de Monei.
Pero, ¿pueden todas las startups subirse a este carro? «La viabilidad de no recurrir a financiación externa depende en gran medida del formato de la empresa y del sector en el que opere. Algunas startups requieren una gran cantidad de capital para investigación y desarrollo e infraestructura desde el principio. En estos casos, la financiación externa puede ser esencial para competir en el mercado. Por otro lado, hay modelos de negocio que pueden ser rentables con una inversión inicial menor, permitiendo a los emprendedores sacar rentabilidad desde las fases tempranas para así mantener el control y la independencia», explica Saiz Verdaguer, para quien cada emprendedor «debe evaluar sus necesidades, recursos, modelos de negocio y objetivos antes de decidir si busca financiación externa. Sin duda, no todas las empresas emergentes tienen la posibilidad de subsistir sin levantar rondas de inversión. Cualquiera de las opciones sería válida».
Mientras, el CEO de Fresh People se muestra convencido de que «bootstraping» no es para todas. «Las empresas que requieren una inversión inicial significativa para investigación y desarrollo, o aquellas que operan en industrias con altos costos iniciales, pueden encontrar este enfoque impracticable. Las startups en sectores tecnológicos de alta innovación o de biotecnología a menudo necesitan grandes sumas de dinero antes de generar ingresos, lo que hace necesaria la financiación externa. Sin embargo, hay otras muchas que podrían estar monetizando desde el día 1 y se enfocan en inversión como motor de crecimiento principal», detalla.
Consejos tengo
Por eso, si hubiera otros emprendedores que consideren seguir un camino similar, Iván Navas recomendaría evaluar las necesidades («no todas las startups son iguales. Determina si realmente necesitas financiación externa para alcanzar tus objetivos») y ser eficiente, en el sentido de «aprender a hacer más con menos. La eficiencia y el foco en la rentabilidad pueden ser tus mejores aliados».
Además, considera clave mantener la visión y evitar que la búsqueda de financiación «te desvíe de tu visión y valores fundamentales». Algo para lo que considera importante tener y construir una cultura fuerte. «Una cultura sólida puede ser un gran diferenciador y una fuente de resiliencia», dice. Y recomienda confiar en las capacidades de cada emprendedor: «Si crees firmemente en tu producto y en tu equipo, es posible lograr grandes metas sin depender de financiación externa».
Para José J. Burgos, CEO de Fresh People, los emprendedores deben validar su modelo y, antes de buscar financiación externa, «asegurarse de que el modelo de negocio sea viable y escalable». Oros consejos que ofrece para quienes busquen financiación es tener un control «estricto sobre tus finanzas y generar ingresos lo más pronto posible», así como ser flexible y estar «abierto a combinar diferentes tipos de financiación según las necesidades y circunstancias de tu empresa».
Si Iván Navas aludía a una fuerte cultura corporativa, Burgos considera que es importante buscar inversores «que compartan tus valores y visión a largo plazo para evitar conflictos futuros». Por último, cree que hay que «considerar cuidadosamente los riesgos personales y empresariales antes de decidir no recurrir a financiación externa en las etapas iniciales».
Como resume el CEO de Monei, la clave es «evaluar cuidadosamente sus necesidades y recursos antes de tomar una decisión sobre la financiación», para lo que es «crucial tener una estrategia clara y estar preparados para los desafíos que conlleva depender o no de gasolina externa. Invertir en un equipo comprometido y cualificado es fundamental. Además, es importante mantener la flexibilidad y estar abiertos a ajustar la estrategia y pivotar».
Apoyo para dar el salto internacional
Eric Freeman, uno de los fundadores y CEO de Alpha Unmanned Systems (AUS), asegura que es una de las pocas empresas en el sector que es «independiente». Fundada en 2014, ha sido financiada por los socios. Sin embargo, hace dos años realizaron una ronda de inversión de Estados Unidos que les ha permitido enfocarse más en el mundo de la seguridad marítima.
Esa expansión internacional es lo que les hace plantearse nuevas rondas de financiación, ya que estas operaciones «pueden tener una influencia fascinante en el desarrollo de la empresa».
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