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El “Juan Sebastián de Elcano” sufre los efectos del temporal en su viaje a Brasil
El buque de la Armada tuvo que “alistar” el barco para capear el temporal
Tras hacernos a la mar en la mañana del pasado domingo día 12, hemos vuelto con más fuerza que nunca de la Navidad y de este tren de puertos del que todos hemos podido disfrutar y vivir unas fiestas diferentes pero igualmente entrañables. Los guardiamarinas Blanca Núñez Carrasco y Emilio Hitos Chacón le invitamos una semana más a bordo, para hacerle partícipe de esta nueva travesía en demanda del puerto de Recife que hemos comenzado esta semana atrás.
Tras unas semanas un tanto ajetreadas como ya saben, donde pudimos visitar las ciudades de Buenos Aires, Mar del Plata y Montevideo, volvemos a la rutina aprovechando este tránsito a Brasil que se alargará durante un par de semanas más. Por desgracia, tanto la mar como los vientos no han acompañado en estos primeros días, pero como decimos la gente de mar, “ningún mar en calma hizo experto a un marinero”. Así, una vez que fuimos alcanzados por una fuerte borrasca procedente de Argentina, a la voz del Sr. Comandante se tocó maniobra general para alistar el barco y poder capear el temporal. No fue una maniobra fácil, y es que unido al gran oleaje reinante en la zona, la dotación tuvo que enfrentarse a una maniobra poco frecuente. Hubo que antagallar las velas, que consiste básicamente en reducir el tamaño de estas y así evitar que el barco escore peligrosamente si el viento sopla fuerte.
Pese a todo ello, el ritmo no cesa y los guardiamarinas hemos continuado con las observaciones astronómicas, clases, guardias, estudio, exposiciones y demás quehaceres del día a día. Tras el paso de la borrasca, queda la resaca de la mar de fondo que vamos a continuar sufriendo llegando a los 5 metros de ola. Esperemos que el equipo de cocina tome nota y aplace las sopas y demás platos de cuchara por unos días, ya que empieza a ser deporte de riesgo enfrentarse a las comidas.
Mientras tanto, el ambiente en nuestra cámara ha cogidos tintes más serios y es que los primeros exámenes están ya a la vuelta de la esquina. Era cuestión de tiempo que llegaran estos momentos, pero más de uno no se quería dar cuenta. Aun así estamos seguros que con esfuerzo y constancia los solventaremos con garantías. Así podremos alcanzar de nuevo tierras brasileñas con la satisfacción del deber cumplido y poder disfrutar del puerto con la mochila de preocupaciones algo más ligera.
Pero no por esto decae el ánimo en ningún momento, porque a pesar de la proximidad de los exámenes, había ganas de volver un poco a la rutina del día a día y de trabajar a bordo de nuevo después de tantos puertos seguidos. Además, las condiciones meteorológicas van mejorando y tanto el viento como la mar empiezan a dar un poco de tregua, lo que acompaña a la realización de las distintas actividades que tanto echábamos de menos.
Encaramos ya el ecuador de este tránsito de 20 días, el cual nos ha dejado también buenos momentos como el primer concierto en cubierta después de varios días sin tener ocasión de celebrarlo. Es por ello que el viernes por la noche todos nos animamos a realizar una coreografía en cubierta, bailando al unísono la conocida “cucaracha” y que empieza a convertirse casi en un himno entre la dotación. En la mañana del sábado se celebró un pequeño pincho en cubierta para marcar el inicio del fin de semana, y es que llevábamos ya tiempo sin poder disfrutar de uno en alta mar. Por la noche asistimos al primer cine en cubierta a bordo del Elcano. Palomitas y refrescos se repartieron por todo el barco y pudimos disfrutar una experiencia única. El poder ver una película al aire libre en mitad del océano y con las estrellas de testigo, no tiene precio.
Los domingos en Elcano se viven como un día en el que prioriza el ocio y descanso para la dotación. El día arranca de una manera diferente y es que todos los domingos nos esperan unos auténticos churros con chocolate para desayunar. El bocadillo a media mañana tampoco se queda atrás, y es que el equipo de cocina siempre nos agrada con un buen bocadillo de jamón serrano. A continuación se celebra en cubierta una misa para el personal voluntario que quiera asistir y un concierto con música algo más tradicional, donde destacan los pasos dobles españoles y poder así recordar las costumbres de nuestra querida tierra, España, que aunque lejos siempre llevamos presente con nosotros en nuestros corazones.
Tras el merecido descanso del fin de semana, comenzamos con ilusión y entrega una nueva semana en la que tendremos como principal motivación el seguir formándonos día a día, para así en un futuro cumplir con lo que se espera de un oficial de la Armada, además de la proximidad en el horizonte de las playas de Recife que tanto nos hablaron durante nuestro paso por Rio de Janeiro.
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