Coronavirus
#YoResistiréPorTi
LA RAZÓN lanza esta iniciativa en la que da voz a todos los sectores de la sociedad para mostrar la fuerza de estar unidos
La fuerza de estar unidos. Y así, en estas páginas las palabras de todos tienen cabida. De los políticos a los directores de museo. Para José Luis Ábalos, ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, «en la guerra contra el COVID-19 las actitudes individuales marcan la diferencia. La implicación, la disciplina y la solidaridad de cada uno decidirá el resultado de una contienda en la que tan importante como la victoria es que ésta se produzca pronto. No solo se trata de atajar la epidemia, sino también de minimizar sus consecuencias. Mantengamos la guardia alta, quedémonos en casa, no hagamos desplazamientos innecesarios, no dejemos que cunda el desánimo, cuidemos de los demás». Y lanza un mensaje contundente: «La mejor arma contra el coronavirus somos cada uno de nosotros».
Dentro de lo difícil de esta situación, un mal sueño que no es sino realidad, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, no puede permitirse un aislamiento total como el resto de los ciudadanos. Todos los días acude al Palacio de Cibeles, aunque sea solo de manera puntual, para poder seguir desempeñando las funciones que competen. En un palacio semivacío, con un personal mínimo, su equipo más estrecho lo conforman tres personas. El trabajo mediante videoconferencias se ha extendido totalmente. Y entre esas comunicaciones, las más frecuentes estos días son las mantenidas con Delegación de Gobierno en Madrid. En el mensaje que ha dejado Martínez-Almeida para los lectores de LA RAZÓN, el regidor ha querido hacer hincapié en algo en lo que esto días está siendo muy enfático: la llamada a la responsabilidad de los madrileños. Solo con su aislamiento y su colaboración, será posible detener el avance del coronavirus.
Por su parte, la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, anima a todos a «replantearnos» muchas de las cosas de las que no hemos sido conscientes hasta que el coronavirus se ha cruzado en nuestras vidas. «Dábamos mucho por hecho: la ciudad, en la que vivimos muy deprisa; ver a nuestros amigos siempre que queremos, y que en ocasiones los postergamos porque sabemos que los tenemos ahí... Ahora lo echamos todo de menos». Villacís cree que estamos viviendo una «catarsis», pero quiere destacar el buen comportamiento de los madrileños: « Vecinos que empiezan a conocer desde que salen a los balcones, y están naciendo muchas iniciativas». Sin embargo, hay que mirar al futuro con ánimo y fuerza. «¿Mi idea? Salir a la calle a disfrutar. Un abrazo a todos y fuerza». El presidente de la Audiencia Nacional asegura que «ahora es el momento de la unidad, de sacar fuerzas de la flaqueza. El aislamiento y el sufrimiento ajeno nos entristece y nos hace vulnerables. Pero también tenemos una oportunidad para transformar nuestro dolor en una fuerza que nos lleve a una sociedad mejor, más justa y más solidaria».
El alma española
Una España de cuya reacción el presidente de Castilla-La Mancha se siente especialmente orgulloso porque «hemos demostrado que somos un pueblo, que somos una nación. Y estamos dejando claro que algunos debates y algunas mentiras que se alientan desde la política sobre lo que somos como sociedad, poniendo en duda que exista una realidad, que es España, y una cierta alma española, son muy poquita cosa».
Idea de unidad con la que coincide Íñigo Errejón, líder de Más País cuando dice que «nos hemos replegado a nuestras casas y todos los días a las ocho de la tarde salimos a los balcones a aplaudir a los y las profesionales de la sanidad y a todos los trabajadores que cuidan de nosotros. Salimos también a recordarnos que no estamos solos». Tras demasiados años de “sálvese quien pueda» hoy está claro: vienen semanas duras y por eso, precisamente cuando estamos solos vamos a tener que estar más unidos. Porque solo así saldremos de esta».
Un momento, como recuerda Teodoro García Egea, secretario general del PP, «de la valentía y el coraje. Solo en las trincheras de nuestras casas venceremos a este enemigo. Estamos llamados en esta hora a dar todo y lo mejor de cada uno. Juntos ganaremos esta batalla». Sin colores políticos, todos a una. Así se expresa Rocío Monasterio: «España ha pasado por momentos muy difíciles pero con coraje, fuerza y determinación siempre los hemos superado. Esta vez no va ser distinto. Ahora quedaos en casa, luego ya llegará el momento de que salgamos todos a recuperar España».
Días duros en los que se trabaja en una misma dirección, como señala Inés Arrimadas, presidenta de Cs: «Esta crisis nos está exigiendo sacrificios enormes, empezando por la libertad y el contacto con los nuestros. Pero también está sirviendo para que aflore lo mejor de nuestra sociedad. Toda esta solidaridad, generosidad y entereza de tantos españoles no la vamos a olvidar nunca. Cuando todo pase, porque pasará, recordemos cómo logramos vencer: juntos. Somos un gran país. Estemos orgullosos».
Cada uno lleva este confinamiento como puede. Manuel Borja Villel, director del Museo Reina Sofía, por ejemplo, ha estructurado una rutina que cumple en la medida de los posible con un horario. Empieza a las 8, para para comer y a las diez de la noche toca película. «El reto es cómo mantener la cultura, que es el elemento de mediación entre la sociedad y el mundo. Ahora el museo va a casa. Y para ello es necesario entender qué está pasando: más allá de la pandemia esto implica un cambio y un final de ciclo», explica. «Hay que hacer un replanteamiento. No hay más remedio que cambiar porque nuestra relación con el mundo ha cambiado», señala. Procura comprar poco para poder salir y confiesa que ir a tirar la basura casi se echa a suertes: «Ese es el momento de pisar la calle».
Al director de orquesta Pablo Heras Casado una sospecha lejana de que pudiera estar enfermo le ha dejado aislado en Granada, su tierra. En su carmen, una casa preciosa a la que ahora se dedica en cuerpo y alma. El resto de la familia está en Madrid. Habla cada día con ellos, con su pequeño de tres años y medio. Y dice que está aprendiendo a valorar las cosas que cada día, por rutinarias, pasamos por alto, «como prepararme un buen desayuno en condiciones, que es una bendición. O cuidar de las plantas».
Y repasa, estudia, se dedica a su colección de arqueología. Y ve películas, de todo tipo, de todo género».Es optimista y dice que «cuando salgamos volquémonos en la cultura, que es una herramienta de comunicación necesaria. Es absolutamente necesaria, pero en el futuro lo será más”» ¿Cómo ve Borja Cobega este confinamiento? «Supuestamente para un guionista como yo esta situación de encierro es buenísima para poder escribir porque en teoría tienes un montón de tiempo para desarrollar tu creatividad. Pero resulta que tengo un hijo de tres años. Simpatiquísimo, pero súper demandante y que hace que sea un poco más complicado sacar el trabajo adelante», dice el director y guionista de cine que, aunque pueda parecer mentira no está enganchado permanentemete a las series: «Veo menos que nunca y trabajo lo que puedo haciendo turnos con mi mujer. Porque claro, tampoco queremos que el niño se vuelva adicto a la patrulla canina, así que procuramos estar con él, buscarle actividades alternativas…», confiesa, y desvela el lado bueno de quedarse en casa: «Que estamos los tres juntos con nuestra gata y eso resulta bastante gozoso. Procuramos reírnos y estamos bien. Aunque gestionar la incertidumbre del tema del trabajo y lo que pueda pasar cuando esto acabe sea complicado, de momento parece que nos vamos apañando». Cuestión de tiempo.
Quizá lo mismo que le sucede a Chimo Bayo, Productor y DJ: «Una de las cosas que he decidido hacer es procastrinar. O sea, ya lo haré al día siguiente, que me parece un tema de fondo más que hacer muchas cosas los primeros días. Creo que se trata de asimilar bien la situación ahora, porque parece que fuera un sueño después de aplazar actuaciones. Yo soy hipocondríaco, además». Es la reflexión ahora de este artista que rozó el cielo de Valencia en los 80 del Bakalao. Aislado, como todos, en su día a día «veo series, leo novelas, como ‘‘La Gallera’’ de Ramón Palomar, y recomiendo la que escribí junto a Emma Zafón, ‘‘Iba a salir y me lié”. Pero ahora, de salir, nada. Eso, para después. Ya nos liaremos más adelante, porque el que no se lía no es de fiar», dice, y deja un consejo para la despedida: «Pasadlo bien en casa y no os enfadéis. Ya queda menos, pero recordad siempre: ¡Hu-Ha!»
Para Ramón J. Márquez «Ramoncín», sin embargo, el aislamiento no provoca mayores problemas: Siempre elegí el aislamiento para escribir, componer, grabar. Echaba pocas cosas de menos. Sabía que en el momento de tener la más mínima angustia, solo tenía que salir, moverme, ir a algún lugar en los que habitualmente me junto con mi gente. Yo era mi propio carcelero y tenía la llave de la cancela. Ahora no estoy en ese encierro voluntario, como tantos, ahora el celador es un invisible despiadado que no da una sola oportunidad de equivocarse. Pero como todo tiene un lado, si no bueno, aceptable, quiero pensar que todos sentimos lo mismo: no hay nada que eche de menos, nada, absolutamente nada, salvo un abrazo. Quiero volver a abrazarte...»
Manuel Vilas, escritor, reflexiona corto pero hondo y se refiere a lo esencial, de lo que esta pandemia nos está enseñando: «Ahora ya sabemos que la vida es comer con un amigo en una terraza, ir de librerías, tomar el sol, ver una película en un cine, perderte por una calle desconocida, coger un tren. Por eso, cuando la vida regrese, le pediremos menos cosas. Y tendrá sentido esto». ¿Cómo lo vive Javier Cercas, ganador del Planeta por «Terra Alta?» y uno de los nombres imprescindibles de nuestras letras: «Como todo el mundo; es decir, como puedo.
Por suerte, la declaración del estado de alarma me pilló en Verges, un pueblo del Ampurdán donde vivo la mitad del año, y donde ahora estoy con mi mujer y mi hijo, haciendo más o menos lo que hago siempre: leer, escribir, ver películas y pensar en las musarañas. Lo anterior significa que, para un escritor, es menos molesto que para el común de los mortales un período de confinamiento; o eso me imagino: al fin y al cabo, nuestra vida cotidiana consiste en un voluntario y feliz confinamiento (aunque ahora ni siquiera puedo salir por las mañanas a correr, que es mi droga diaria). ¿Que qué leo? De todo, desde libros que acaban de publicarse, como ”Los desnudos”, de Antonio Lucas, un magnífico poemario que, con las librerías cerradas, corre el riesgo de pasar inadvertido, hasta “En la frontera”, de Don Winslow, tercera parte de la trilogía que empezó con “El poder del perro” y continuó con “El cártel” (de esta última dijo James Ellroy que es el “Guerra y paz” de las guerras contra el narcotráfico; no me parece ninguna exageración).
En cuanto al cine, aprovecho estos días de clausura para programarme un festival Federico Fellini, con el fin de celebrar de la mejor manera posible el centenario del nacimiento del enorme director italiano. Cela decía que, en España, resistir es vencer. No estoy de acuerdo: yo creo que resistir es vencer en todas partes, y mucho más en circunstancias como la nuestra. Así que me parece natural que la sabiduría popular haya elegido como himno de estos días “Resistiré”, la canción del Dúo Dinámico con que, si no recuerdo mal, terminaba “Átame”, una de las películas que más me gusta nde Almodóvar. A resistir, pues». Santiago Posteguillo, compañero de profesión, define su confinamiento como hiperactivo.
Y es que, «por un lado, sigo, de algún modo, acercando «Y Julia retó a los dioses», la novela con el desenlace de la historia de Julia, a los lectores de España y de todo el mundo: escribo artículos para revistas de divulgación histórica sobre ella o redacto textos para la Prensa. Y sigo con entrevistas por teléfono. Un día de confinamiento hice hasta 14. Y también contacto con los lectores de España y América Latina a través de Instagram. Hicimos un directo de una hora el otro día y preveo que, por el interés que despertó, haré más. Pero claro, además soy profesor de literatura en la Universidad Jaume I de Castellón, y ya estoy preparando las lecturas que quiero que mis estudiantes hagan en casa. Y -añade-, por si me queda algo de tiempo, he decidido hacer algo que quizá agrade a mis lectores: escribir. He iniciado una nueva novela que puede que sea la primera de mi saga más ambiciosa. ¿Sobre qué irá? Sobre Roma. Ah, y están esos detalles de ser padre y hasta cuidar de Nika, nuestra perra».
Nostalgia por los paseos
La escritora María Dueñas dice por su parte que lleva bien eso de estar encerrada «porque estoy acostumbrada a aislarme durante temporadas; no extraño el bullicio, los bares y restaurantes, los cines o las tiendas. Sí añoro en cambio mis solitarios paseos tempraneros, esos que me servían para oxigenar la mente antes de sentarme frente al ordenador cada mañana. Ahora los he sustituido por una rutina de estiramientos que realizo cumplidora tras el desayuno encima de mi alfombra tangerina. El resto del día me dedico a leer, a escribir y a avanzar en mi nueva novela. Reconozco, no obstante, que mi grado de concentración anda algo flojo: estoy muy pendiente de los mensajes y las llamadas, de la tele, la radio y la Prensa. No uso las redes sociales ni las echo de menos. Hablo mucho con mi familia, eso sí. Mis hijos -continúa- están en casa y con su juventud y su vitalidad nos ofrecen una perspectiva relativamente optimista del momento. Contacto también por vídeo de wasap con mis hermanos, algunos viven en España y otros fuera. Nos hemos habituado al sistema de videollamada a cuatro bandas, y rara es la tarde que no enlazamos dos o tres países con un rato de charla».
Dueñas asegura que «doy además muchas vueltas al después: a la resaca del espanto, sus consecuencias. Me preocupa enormemente hasta qué punto quedará marcado el mundo, cómo lograremos echar a andar de nuevo. Recuerdo también mucho a mis padres. Si siguieran con nosotros y la salud se los hubiese permitido, habrían aguantado el tirón con magnífica entereza. Por todos los que nos dejaron y por los que desgraciadamente se van yendo ahora; por los que pelean como jabatos y por los que de una forma u otra sufren en primera persona esta tragedia, brindo todas las noches con una copa de vino en mi cocina».
Y, por mucho encierro que haya, Edu Soto no pierde la sonrisa. Eso sí, advierte, “concienciado y comprometido”. El actor reconoce que en estas ocasiones hay que arrimar el hombro cómo se pueda y su manera no es otra que haciendo lo suyo: “Entretener”, apunta. “Es muy bonito cuando la gente te dice que le has ayudado a olvidar por un rato la situación. A mí también me distrae distraer”. Y cuando “la función acaba” Soto se pone con sus cosas: pintar, ordenar, tocar el ukelele, cocinar, ver series con su muer... “Al final, me falta tiempo”, ríe. En esa misma línea de hacer de todo un poco se muestra la cantautora Ede, aunque centrada en su parcela. “Intento aferrarme a lo que siempre me construye y me salva: la música. Intento descubrir nuevos artistas, bailar, componer, explorar... y, lo más difícil y bello de todo, enfrentarme sin distracciones a mi yo creador. Está siendo muy emocionante ver todas las iniciativas que se están llevando a cabo para que la música no pare”. Incluida ella misma, que el 17 de marzo dio un directo dentro del festival “on-line” All you need is home.
De directos va la cosa, pues Alice Wonder también se ha apuntado a “amenizar el aburrimiento colectivo”, dice, y, de paso, saciar el impulso de la propia cantante. “No voy a mentir, este parón universal me está sentando genial -comenta-. No cambia mucho a cómo pasaba mis días antes, quemo las horas encerrada en mi estudio casero y componiendo. Ahora más que nunca estoy dejándome llevar por ideas locas y tengo tiempo de preparar mis conciertos con exactitud”. El próximo, Dios sabe cuándo, será en Madrid, en la Sala But.
Por su parte, Álex O’Dogherty tiene la agenda más cerrada, cada noche, después de los aplausos (20:05), el “showman” comienza su directo en las redes, donde charla con sus seguidores e improvisa durante una hora. “Así yo no me oxido, ni ellos se aburren”, reconoce un hombre que, además, está empezando a conectar la cámara hasta cuando cocina “Ya hice arroz con pollo y croquetas”.
A Miguel Ángel Perera, el torero extremeño, el confinamiento le ha pillado en «Los Cansaos», la finca donde en Olivenza. «Aquí la sensación de encierro es mucho más liviana, solo con las tareas que hay en el campo se pasa el día volando, pero soy consciente de que esto es una burbuja irreal y la situación es muy preocupante. Aunque uno quiera ser optimista, está claro que la situación asusta y me parece aventurado poner fecha a una vuelta a la normalidad con todo lo que tenemos encima. Primero habrá que ver cuándo llegamos a controlar esta pandemia. Habrá que saber cómo nos afecta en cuanto a la salud, respecto a lo demás los daños son incalculables. De momento, la familia está bien, repartida, pero todo en orden y sin vernos, es lo que tenemos que hacer, nuestra responsabilidad máxima en estos tiempos».
Tertulias familiares
Unos tiempos que Vicente del Bosque, el que fuera seleccionador nacional, vive junto a su familia «con recogimiento y esperanza de que todo pase pronto. Acabo de ser abuelo y tampoco puedo ver a mi nieto. Lo vimos ayer un poco a distancia cuando llegó de la clínica porque ellos viven en el mismo bloque que nosotros. Los niños nacen sin ningún problema, el problema es para los mayores».
Perico Delgado, otro grande del deporte, se alegra ahora de vivir en una casa amplia donde cada uno tiene su espacio: «Hago rodillo un día sí, uno no, en torno a 45 minutos o una hora, veo la televisión un poco, estoy actualizando mi página web... Al estar los niños también, lo más agradable de todo es el almuerzo y la cena, como no hay prisa para nadie hacemos un poco de tertulia en familia. De momento lo llevo bastante bien. Lo peor yo creo que va a ser a partir de la semana que viene, la segunda». Por su parte, el presidente de Foment del Treball, Josep Sánchez Llibre, trabaja desde casa y se conecta muy temprano: «A las 8:30 de la mañana, reviso todo el correo y mantengo telemáticamente reuniones diarias con el equipo de Foment, también con los vicepresidentes de CEOE y con representantes del gobierno y los sindicatos catalanes. El contacto diario con los sectores nos permite tramitar con los gobiernos los problemas para buscar la supervivencia de los sectores más débiles, las empresas y las familia».
Ignacio Galán, presidente de Iberdrola, asegura que «en momentos así es cuando las personas y las organizaciones muestran su capacidad para aplicar sus habilidades y conocimientos en beneficio de la sociedad. Me llena de orgullo que los miles de mujeres y hombres que forman parte de Iberdrola sigan haciendo todo lo necesario para garantizar el suministro eléctrico. Saldremos de esta y para ello trabajamos cada día, acelerando inversiones que mantengan la actividad y el empleo de las empresas que colaboran con nosotros mientras aseguramos la salud de todos. Somos un gran país y una vez más vamos a demostrarlo».
Una pensamiento que comparte el consejero delegado de Endesa, José Bogas: «Estoy convencido de que esta situación excepcional nos va a enseñar muchas cosas que nos ayudarán a ser mejores con los nuestros y en nuestro trabajo. Incluso hará que las empresas y las instituciones lo sean también. Saldremos reforzados. No quiero dejar de enviar todo mi cariño a las familias que han sufrido la pérdida de un ser querido. Para ellos un mensaje de ánimo y optimismo para el futuro. También quiero hacer un reconocimiento a médicos, personal sanitario, a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y a todos que trabajan en primera línea. Gracias a ellos y a la responsabilidad de todos saldremos adelante». Con esto nos quedamos.
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