Yihadismo

Cinco años de cárcel por intentar adoctrinar a “una joven” que era en realidad un agente encubierto

Persuadió a la mujer a través de las redes sociales para que se formara en marketing digital y que pudiera así difundir el yihadismo en beneficio del Estado Islámico

Propaganda yihadista de Daesh a través de internet
Propaganda yihadista de Daesh a través de internetLa Razón

La Audiencia Nacional ha condenado a cinco años de prisión por un delito de adoctrinamiento terrorista a un hombre de nacionalidad argelina por instruir a través de las redes sociales a una joven, que en realidad era un agente encubierto, a formarse en marketing digital para difundir el yihadismo en beneficio del Estado Islámico en este campo. Según se establece en la sentencia de la sección cuarta de lo Penal, una vez cumplidas las tres cuartas partes de la condena, la pena se sustituirá por la expulsión del territorio nacional con la expresa prohibición de regresar a España durante ocho años.

Los hechos probados relatan que con motivo de la labor desarrollada en redes sociales, en otra investigación por terrorismo yihadista, por un agente encubierto especializado en informática, identificado con el perfil "Amira Chafchaf", el condenado, Izzaddine Boutiba, de 37 años (en prisión provisional desde diciembre de 2018) se puso en contacto con "Amira" en abril de 2018 a través de las redes sociales, interesándose posteriormente por su edad, lugar de residencia o por si era una buena musulmana.

Boutiba era un viejo conocido de la Audiencia Nacional, pues el titular del Juzgado de Instrucción número dos ya había abierto diligencias previas en septiembre de 2017 para investigarle después de que mostrata una "actitud violenta" frente a los agentes que acudieron a su domicilio, para identificarle dada su estancia irregular en España, y a quienes "amenazó con un cuchillo".

Entablado el primer contacto, explica la Sala, "Amira" le manifestó estar preocupada porque una amiga suya se había ido a Siria (Sham) y le confesó que ella misma estaba pensando en ir allí o enviarle dinero. El acusado, dice el tribunal, le disuadió y le conminó a "enfocar su ayuda en favor de los hermanos (alusión con la que hacía referencia a los musulmanes que residen en el denominado Estado Islámico, integrantes de Daesh o ISIS) de otra manera más sutil, por ejemplo, estudiando, siendo una profesional del marketing digital", lo que consideraba una "ayuda verdadera" a la causa yihadista.

El acusado insistió en formarla para que aprendiera "a moverse, manejar internet, idiomas, programación, ser "camello" (llevar cosas de un punto a otro) o hacer cursos de informática". De esta forma, le explicó, "cuando Sham cayera sería una bomba que causaría sufrimiento a los infieles (kofar), hablándole con este objeto y para su formación de la web de difusión para Europa de contenidos yihadistas Ansar Alkhelafa Europe".

El tribunal mantiene que el acusado entendía que "era necesario preparar a otros y ella sería uno de ellos, con un puesto en el sector de prensa, informática y programación porque su objetivo era ayudar a volver a construir un estado islámico como era en la época del profeta".

Al propio tiempo que Izzeddine le persuadía de que la mejor forma de ayudar a combatir a los infieles era profundizando en la religión y adquiriendo conocimientos de marketing digital e idiomas, le insistía en borrar el contenido de las conversaciones que ambos mantenían a través de las redes sociales por estar muy controladas, aconsejándole pasar a otros sistemas de comunicación más seguros, por lo que continuaron comunicándose a través de WhatsApp y Viber.

En la resolución -de la que ha sido ponente la magistrada Carmen Paloma González Pastor- también se alude a que Boutiba insistía a "Amira" en que dejara a su madre y se fuera a Vitoria -donde él residía y ejercía como presidente de la Asociación Argelina del País vasco- con la intención de casarse, con lo que "recibirían una pensión del Gobierno vasco de 1.100 euros mensuales con la que podrían vivir". Una vez allí, le enseñaría religión, idioma y marketing digital, "y entonces empezaría su verdadera ayuda, porque había muchas formas de ayudar y cada uno sirve de su forma". Hasta que eso ocurriera, recoge la sentencia, le mandó una lista de lecturas de algunos sabios religiosos con objeto de que se fuera formando en la doctrina salafista.

Entre los mensajes que intercambió con "Amira" figura uno en el que el acusado le asegura: "Como yo y mis hermanos estamos todos luchando y estamos en diferentes estados... Ellos saben que estamos preparando Estado... Tienes que aprender árabe, pero con castellan necesitamos a alguien como tú después que aprendes marketing... Te he dicho y puesto plan... frío (formación) y caliente (lucha armada)... Quiero venganza y tienes que ayudarme... España tierra de guerra... vas a coger con tu mano la venganza".

El tribunal "no tiene duda" de que que la intención del acusado era "captar a su interlocutor para la causa yihadista a través de su formación en profundidad de contenido religioso violento y extremista tras una formación profesional útil y diversa en campos del mundo digital coherente con una de las vías de implantación del yihad violento contra los que no participan de tales ideas".

La Audiencia también hacer referencia a las amenazas que sufrió un testigo protegido de un hermano del acusado, quien a través de WhatsApp le escribió el pasado junio: Eres un chivato...Eres culpable de que mi hermano esté en la cárcel... conozco gente en Vitoria y que van a ir a por él... Me estás causando problemas".

Boutiba declaró en el juicio que su intención fue disuadirla de viajar a Siria y conseguir que se desplazara a Vitoria para, una vez allí, decírselo a la embajada de Argelia y denunciarla a la Ertzaintza, aunque sospechó que el perfil de “Amira” era un “cebo policial” tras sus problemas con Extranjería en 2017.